Estamos, sin duda, ante uno de los juegos más especiales de los últimos años. Es de esos juegos que ves en su anuncio y sabes que, sea bueno o no, no va a dejar indiferente a nadie. Dontnod -el estudio desarrollador- demostró en su debut que tenía cosas buenas que aportar a la industria. Su primer juego, Remember Me, carecía de ambición y pasó sin pena ni gloria, pero demostraron que un estudio nuevo puede aportar cosas positivas. Life is Strange era su examen más costoso, arriesgándose con algo diferente, y consiguieron aprobar. ¡Y vaya sí lo han hecho!
Seremos Max Caulfield, una chica de 18 años que vuelve a su pueblo natal para estudiar en una de las academias de fotografía más prestigiosas del estado. La trama se basa en volver al pasado, a reencontrarse con viejas amistades que le llevarán, sin duda, a nuevas situaciones, gracias a un misterioso poder que ha desarrollado y a un extraño caso de desaparición que ha ocurrido en su academia. Todo gira en torno a esta extraña desaparición, pues Max se ve involucrada en el caso y decidirá ponerse a investigar sobre ello.
Aunque lo que guiará a la trama permanentemente son las relaciones personales de Max, así como hemos visto en juegos como The Last of Us, donde la relación entre Joel y Ellie guía y desenvuelve en todo lo demás. Estas relaciones ocasionarán momentos de emotividad extrema, pocas veces vividas antes por mí en un videojuego, y donde no sería raro soltar una lágrima o ponerse a llorar como un descosido - a mí no me miréis…-
Las referencias culturales del juego son inmensas. Se nota que los guionistas han hecho un gran trabajo en este sentido, y podremos ver un montón de referencias al cine -gracias mayormente a nuestro amigo cinéfilo Warren- o a la música. Ayudan a la inmersión de una forma crucial, haciéndote partícipe de la historia, pues lo que te gusta a ti también les gusta a Max y a sus amigos.
Life is Strange toma como referencia la jugabilidad de los juegos de Telltale Games, como The Walking Dead o Wolf Among us, pero los lleva en mi opinión un poco más allá. He sentido que las decisiones tomadas importan más y que pueden tener bastante más peso en la trama, sobre todo en el último capítulo de la historia. El sistema de decisiones se basa, al igual que Until Dawn, en el sistema de la mariposa, donde un hecho insignificante lo puede condicionar todo.
Visualmente se ve bastante bien. Tiene un estilo plástico novedoso y bonito al mismo tiempo, aunque en espacios abiertos pierde un poco de espectacularidad. Los espacios cerrados están muy bien, repletos de pequeños detalles.
Este juego puede enorgullecerse -aparte de muchas otras cosas- de tener una de las mejores bandas sonoras de los videojuegos de los últimos años. Compuesta en su mayoría por temas de guitarra acústica, que pegan de maravilla con la naturaleza de la historia.
Dontnod generó muchísimas dudas con Remember Me y no se puede decir que fuera un juego de sobresaliente, pero demostraba, como dije en su momento, buenas maneras y tablas para ser un estudio a tener en cuenta. Hoy, con la experiencia que da un lanzamiento, se han consolidado con Life is Strange como uno de los estudios jóvenes más prometedores de la escena del videojuego, presentando un juego maduro, ambicioso y con una de las historias más emotivas de los últimos años.