Está a punto de cumplirse una semana desde que el pasado miércoles la plataforma de juego online de Sony fuese desconectada para protesta de millones de usuarios, que no han podido acceder a sus cuentas, jugar online o realizar compras en Playstation Store desde entonces. Lo que en un principio pareciese una incidencia menor, pronto se ratificó como un grave fallo que ha dejado en agua de borrajas al sonado error 8001050F.
Todas las miradas se posaron entonces sobre Anonymous, el grupo activista que semanas atrás declarase la guerra a Sony por su enconado ataque al hacker que consiguió corromper PS3, GeoHot. Tras no pocas horas de continuados ataques DDoS a Playstation Network, los enmascarados constataron que su ofensiva estaba haciéndoles perder el apoyo popular con que contaban hasta entonces. Cesaron su actividad, pero prometieron encontrar otra manera de dañar a Sony que “no perjudicase a sus consumidores”. En efecto, este apagón de PSN les afecta directamente, por lo que pronto salieron al paso para negar cualquier implicación.
¿Qué está pasando entonces? se preguntó la comunidad de jugadores en cuanto se constató que lo que había noqueado PSN no era sino un ataque externo. Así lo confirmaba Sony en la tarde del miércoles 20 de abril:
Debido a una intrusión externa y para poder llevar a cabo una investigación completa y verificar la estabilidad y seguridad de nuestros servicios de red, hemos apagado Playstation Network y Qriocity en la tarde del miércoles 20 de abril. La provisión a los usuarios de nuestros servicios de entretenimiento son ante todo nuestra mayor prioridad. Estamos haciendo todo lo posible por solventar la situación lo antes posible, y una vez más os agradecemos vuestra paciencia. Os mantendremos informados de la situación según vaya llegando más información.
El 24 de abril Sony dejaba a las claras la gravedad de la intrusión al anunciar la necesidad imperiosa de reforzar su infraestructura de red, imprescindible para garantizar la seguridad de Playstation Network. Saltaron entonces las alarmas ¿seguridad? ¿hablamos de piratería o tal vez de algo incluso más serie en lo que concierne a la privacidad del usuario?
Kotaku ofreció la espeluznante respuesta: Sony no era capaz de asegurar que los datos bancarios anexos a las cuentas de PSN no hubiesen sido robados. Satoshi Fukuoka y Patrick Seybold, protavoces de Sony en Tokyo y América respectivamente, lo confirmaban prometiendo una exhaustiva investigación y actualizaciones constantes. La realidad es que el gabinete de comunicación de Sony no está cumpliendo tal promesa, demostrando su ineptitud ante tan crítica situación.
Y mientras algunos medios aseguran el robo de datos bancarios, otros matizan que un hackeo del firmware de PS3 ha permitido hacer pasar la consola por sistema debug, de tal manera que cualquiera pueda engordar su monedero de PSN a través de falsas tarjetas de crédito. Los desarrolladores también están siendo avisados de que les será imposible la conexión, lo que podría confirmar esta última teoría, referida en círculos entendidos como Codename: Rebug.
Estén en peligro nuestros datos o se trate todo de una estratagema hacker para obtener contenidos de forma gratuita, lo cierto es que la transparencia de Sony es nula. La consternación de los jugadores puede acabar costando cara a una compañía que nunca se ha caracterizado precisamente por un servicio al cliente demasiado comprensivo.
-Trabajamos lo más rápido que podemos pero éste es un proceso arduo -nos dice Sony mientras agradece paciencia. La tendremos, pero más les vale hablar claro y no retrasar lo inevitable: si se han sustraído datos es hora de asumir responsabilidades, hacer rodar cabezas y estudiar algún tipo de compensación.