Estamos acostumbrados a que, en un género de masas como el shotter o el sandbox, veamos un aspirante a obra maestra cada año por lo menos. No todos consiguen serlo, es más, la mayoría se quedan a las puertas del olimpo. Sin embargo, en otros géneros, como en el de la conducción, el aspirante a obra maestra es mucho más esporádico. Y si nos metemos en el mundo de los rallyes, la situación es aún más turbulenta. El deporte del rally no tiene -o tenía- los embajadores que se merece. Con Milestone aparcado en la mediocridad -aunque Sebastien Loeb Rally Evo se sale un poco de esto- y Codemasters en una larga hibernación de la que parecía que ya no iba a despertar, la situación del rally virtual vivía tiempos turbulentos. ¿Hasta ahora?
Lo primero que llama la atención de DiRT Rally son sus pocos miramientos a la hora de presentar lo que ofrece: aquí tienes unos modos, unas etapas, elige coche y mete primera de una vez. No queremos entretenerte con menús rebuscados, ni con presentaciones llamativas. Ponte a conducir, intenta llegar de una pieza y haz buenos tiempos, lo demás poco me importa. Este hecho, que puede ahuyentar a los seguidores de los anteriores juegos de la saga, supone una muestra de declaraciones: hemos venido a conducir.
Su jugabilidad es muy buena. Hacía mucho tiempo que la conducción y la exigencia no se veían las caras, pero finalmente se han encontrado, tras muchos años sin contacto, en DiRT Rally. La conducción es complicada, cuesta de manejar en las primeras horas y requiere práctica para dominar. No obstante, en unos coches más que otros... sino que me lo digan a mí la primera vez que intenté conducir con un tracción trasera de los años 70... Cada coche responde de una manera, y esto es algo que, aunque parezca básico, no siempre pasa dentro del género.
Hablando de coches, el número de éstos es más que aceptable. Puede que en comparación con un Forza o un Gran Turismo se quede corto en cantidad, pero esto es otro mundo. Aquí cada coche se exprime al máximo, pues hasta que lo domines, echarás unas cuantas horas en cada uno.
En cambio, a pesar de que con los coches no pasa, uno de los principales y casi únicos inconvenientes del juego es su contenido. Los modos de Hillclimb y Rallycross son solo complementos para adornar, pero en el modo Rally, que es a lo que hemos venido, las localizaciones de los rallys se me hacen insuficientes (tenemos 6 zonas en los que correr). Las etapas son variadas, pero en cuanto juegas unas horas, acabas conociendo todas sus variantes, haciendo que cuando llevas unas cuantas horas eches de menos nuevos trazados.
Para paliar esto, el juego te ofrece varios tipos de desafíos on-line (diarios, semanales y mensuales) y pruebas JCJ (jugador vs. jugador). Sin embargo, la falta de contenido en etapas y localizaciones sigue estando presente.
En definitiva, estamos ante un juego que redefine las bases del juego de rally moderno, donde la exigencia, el realismo y la conducción forman un producto indisoluble. La falta de contenidos y de profundidad en éstos lastran parcialmente el producto final. Pero, al menos, tenemos lo más importante hecho, y Codemasters puede estar orgullosa de esta nueva obra. Ha dado con la tecla.
bj: Normal que esta saga haya calado tanto... Muy TOP. :sisi:
