Allá por el pasado mes de mayo se presentaba en Cannes "Drive" un film de Nicolas Winding Refn que causó gran revuelo entre la crítica especializada, que acabó entusiasmada con ella. Triunfaba, a su vez, entre el público asistente. Irremediablemente pasó a tener bastantes opciones de conseguir la preciada Palma de Oro, entre otras candidaturas, a pesar de no ser el arquetipo de película que suele triunfar en dicho festival. Hoy, al visionarla, he comprendido el por qué de tal revuelo.
Drive nos cuenta la historia de un excelente conductor de coches. Desempeña un trabajo como especialista de cine mientras que, esporádicamente, aprovecha su habilidad al volante para ser conductor de fugas en robos, atracos o cualquier situación cuyas condiciones le convenzan. Su "estable" situación cambia al conocer a Irene, una vecina que tiene un hijo y cuyo novio está en la cárcel, la parca (en palabras) pero intensa relación que surge entre ellos será cortada por la liberación de la pareja de Irene. El ex-presidiario, que inicialmente choca con Driver, acaba entablando amistad con él, que termina siendo partícipe de sus problemas...
Ryan Gosling interpreta a Driver de una manera magnifica. Driver es una persona sin nombre, de la que no sabemos nada de su pasado, despersonalizado totalmente. Escaso en palabras, antihéroe por antonomasia. Trae a la mente recuerdos de personajes del cine de Leone, esos personajes solitarios, duros e insolentes con la misma facilidad para desagradar como para involucrarse en los problemas de los demás, mostrando una bondad innata. La película bebe mucho del cine de los 60's y 70's. Tiene un aire añejo muy atrayente.
Es increíble como, contrario a los que muchos podrían pensar, asume su rol secundario una vez que llega la pareja de Irene a casa. Se torna en algo así como un protector de la familia.
La relación con Irene es digna de estudio, de verdadero cine. Una relación de miradas, de gestos, de sonrisas, de actos, de intensiones...hace falta muchísimo talento para plasmarlo en pantalla. Entre ellos hay sentimientos; sentimientos que se demuestra no con palabras, sino con preocupación y cariño. No hay vehículo conductor para exteriorizarlos, no pueden, no saben. Ella por llevar atrapada en su relación desde que era una cría y él porque las circunstancias no se lo habrán permitido.
Destacar el buen papel de los secundarios, entre ellos a Carey Mulligan y Bryan Cranston, sin desmerecer al camaleónico Ron Perlman.
Pero hay mucho más en los 100 minutos de metraje, no se reduce todo a la relación entre ambos, aunque es cierto que es el desencadenante de todo lo demás. Persecuciones frenéticas, ultra-violencia moderna, perfecta y adecuada bso... muchos ingredientes que hacen de esta película, destinada a convertirse en objeto de culto, una de las mejores experiencias de 2011.