Villa, dispuesto a plantarse
El encuentro entre el futbolista y los dirigentes del Valencia acabó sin acuerdo y después de unas arduas discusiones, con insultos, amenazas...
La gran cumbre prevista en el Hotel Pozuelo (Pozuelo de Alarcón) entre David Villa y la cúpula del Valencia acabó en fiasco para los intereses del jugador y del Barça. El presidente del Consejo de Administración ché, Manuel Llorente, sigue inalterable en su postura de no vender al delantero asturiano y todos los intentos de presionar por parte del jugador acabaron en saco roto. No hay salida amistosa posible y sólo la famosa oferta “escandalosamente escandalosa” haría que el club de Mestalla permitiese al Guaje vestir de azulgrana la próxima temporada. La cumbre ni tan siquiera fue completa ya que una delegación azulgrana, encabezada por Txiki Begiristain, permaneció agazapada en un reservado esperando que la primera reunión fuera positiva, se abriera una luz negociadora y el Barça rematara la operación acto seguido con una oferta real y automática. Nada más lejos de la realidad.
La reunión estuvo marcada por la tensión que se respiró durante todo el encuentro. Llorente, acompañado por el vicepresidente, Jesús Gómez, tuvo que soportar un aluvión de críticas a cargo del asesor del jugador, José Luis Tamargo, mientras que el propio Villa, que estuvo en todo momento arropado por su padre, fue más allá y además de mostrar su profundo malestar advirtió que adoptará otro tipo de medidas si el club no flexibiliza su postura y cumpliendo con su vieja promesa empieza a negociar un posible traspaso.
Las descalificaciones estuvieron a la orden del día, al igual que los puñetazos en la mesa e, incluso, en varios momentos puntuales alguno de los presentes prefirió abandonar la sala para evitar que la discusión fuera a mayores. Unos y otros entraron en una serie de recriminaciones personales recordando viejos compromisos que no se han respetado. En momentos puntuales, incluso el presidente de la entidad valencianista habría admitido comprender y compartir la postura del jugador, aunque su situación le impidiera facilitar la marcha al Barça.
Llorente se defendió como pudo con argumentos de índole personal. El presidente recordó que atraviesa por una situación delicada, que se encuentra atado de pies y manos por Bancaja y la presión del máximo accionista, Vicente Soriano, y apuntó que mientras no se aclare el futuro del Valencia no está en condiciones de asumir operaciones de alto riesgo, como la del traspaso del goleador. Pese a estar acorralados en todo momento, ni Llorente ni Gómez quisieron tasar el traspaso, ni tan siquiera poner precio a la oferta “escandalosamente escandalosa”. Eso llegó más tarde, cuando ya fuera del encuentro y ante la llamada de los medios de comunicación surgieron cifras estimativas alrededor de los 50 millones de euros. Unas cantidades que jamás salieron en la reunión.
TXIKI, A LA ESPERA
La cumbre estaba perfectamente diseñada para dejar encarrilada la operación, aunque fue un rotundo fracaso. Txiki, incluso, vio cómo Llorente y Gómez abandonaban la sala de la reunión sin ni tan siquiera atender a la posibilidad de seguir negociando con la comitiva culé. Salieron visiblemente desbordados por la situación y sin ánimo de seguir valorando el futuro de David Villa. Poco más o menos el mismo panorama que respiraba el futbolista y su entorno.
El fracaso de la cita no parece que haya causado mella en el ánimo del jugador. Txiki y Pep ya tienen constancia que el internacional asturiano persistirá hasta donde haga falta para que el Valencia le ponga precio y el Barça como mínimo pueda entrar en juego. Villa lo tiene muy claro: Barça o Barça.
Ambas partes se han marcado un primer compás de espera para valorar lo sucedido en el hotel madrileño. En principio, las próximas 48 horas deben contribuir a dibujar un nuevo campo de batalla. Tamargo y Txiki así lo han decidido. Hoy habrá nuevas reuniones en el despacho profesional del asesor y en las oficinas de Can Barça. La dirección deportiva azulgrana ha actuado con celeridad y ha acordado in situ una primera medida: el esfuerzo de Villa bien se merece una recompensa y el jugador tendrá un mayor margen de tiempo para intentar convencer al Valencia que lo mejor para todas las partes es que el Guaje juegue de azulgrana y el club de Mestalla ingrese un cuantioso traspaso.
El gran problema es saber hasta dónde puede llegar el futbolista en esta nueva fase. El asturiano ha asegurado, en primera instancia y saliendo muy ‘quemado de la reunión’, que no tiene intención de participar en el proyecto de futuro del Valencia. Está agradecido al club y a su afición, pero en su día le facilitaron una promesa y entiende que es el momento de cumplirla. Sin más. Quiere jugar en el Barça y está dispuesto a lo que haga falta con tal de ver cumplido su sueño. O juega en Can Barça o... Hoy será el momento de valorar el siguiente paso.
El Barça, en cierta manera, sólo puede arropar a su objeto de deseo y esperar. El tiempo apremia y tanto Txiki Begiristain como Pep Guardiola entienden que existe un margen razonable de espera hasta el próximo lunes. Eso sí, quieren tener constancia de que el proceso no está en punto y aunque la empresa se presuma harto difícil existen opciones de que el goleador de la próxima temporada sea David Villa.