Pep Guardiola tiene muchas máximas futbolísticas. Y una de ellas le aconseja que no debe cambiarse aquello que funciona muy bien, aunque también es cierto, como sostenía Albert Einstein, que si buscas resultados diferentes no debes hacer siempre lo mismo.
Lo cierto es que la temporada pasada el FC Barcelona cosechó un éxito histórico, sin precedentes. Fue la suma de muchos factores, de muchos esfuerzos, de grandes y pequeños detalles, de la aportación de las principales figuras del equipo, de las menos reconocidas, incluso de personajes que nunca salen en la foto y trabajan en silencio. Y una de las claves, quizás de las más importantes de todas, fue que Leo Messi, el buque insignia del FC Barcelona, estuvo en todos los partidos importantes de la temporada. En una palabra, no se lesionó. Y eso, conociéndose su pasado, fue todo un éxito. Una realidad que habla muy bien del propio jugador, de lo que se cuida y de su profesionalidad, y del intenso trabajo que hacen todas las personas que están pendientes de él.
Por eso, porque la temporada pasada Leo Messi fue convenientemente dosificado por Pep Guardiola, porque en cuanto notó la más leve fatiga muscular pasó directamente a la nevera, el Barça no va a correr el más mínimo riesgo con el argentino de cara al partido de ida de la Supercopa que mañana domingo se disputará en San Mamés. Si se tratara de la final de la Copa del Rey, o de la Champions League, el club y el cuerpo técnico, junto al futbolista, asumirían el riesgo de lesión que existe. Es decir, se repetiría el caso Iniesta.
En esta ocasión se trata de una final donde hay partido de vuelta y en el horizonte está el Trofeo Joan Gamper, el segundo duelo de la Supercopa de España ante el Athletic y la Supercopa de Europa de Mónaco ante el Shakhtar Donetsk. No hay, por lo tanto, ninguna razón para correr mañana el riesgo de que se lesione Messi y el Barça le pierda para mucho más tiempo. Por lo tanto, lo que se impone para Leo, desde el club, es mucha prudencia.
De hecho, el Barça no ha perdido ni un solo segundo con Leo. En el día de ayer toda la plantilla del primer equipo gozó de un día de fiesta (no han de regresar hasta esta tarde a las 19,00 horas para ponerse a las órdenes de Guardiola), pero Messi estuvo trabajando de lo lindo por espacio de dos horas.
Juanjo Brau, el fisioterapeuta recuperador, convertido en todo un ángel de la guardia para Leo, estuvo con él prácticamente una hora en el gimnasio de la Ciutat Esportiva Joan Gamper.
Musculación, fortalecimiento de la zona afectada, estiramientos... Un trabajo muy específico para ayudar a que mitiguen las molestias musculares que arrastra desde el primer entrenamiento que hizo con la selección argentina el pasado martes.
Además de gimnasio, Leo pasó por las manos de los médicos y masajistas del primer equipo quienes, por cierto, prácticamente no tienen días de fiesta. Hizo lo que en el argot de estos profesionales se llama ‘camilla’. El objetivo es que el argentino se recupere con plenas garantías y pueda estar la próxima semana a las órdenes de Guardiola.
Los viajes, causa de fatiga muscular
Una de las razones por las que Leo sufre fatiga muscular radica en la gran cantidad de horas que ha pasado dentro de un avión en los últimos tiempos. No es la única causa, pero incide negativamente. Son horas en las que el cuerpo no puede ejercitarse convenientemente y sufre una serie de descompensaciones importantes. Leo viajó a Moscú (cuatro horas de vuelo), después de llegar a Barcelona desde San Francisco (once horas). Mientras menos aviones tenga que tomar, mucho mejor para que Messi se recupere antes.