De nuevo declaraciones muy sonadas tachando a los videojuegos de fomentar actitudes psicópatas, y de nuevo a raíz de un trágico suceso. El reciente atentado de Munich donde un joven mató a 10 personas ha reabierto el debate, esta vez a colación de las palabras del ministro de interior alemán, Thomas de Maizière, que no ha tardado en señalar a este entretenimiento como una de las causas del asesinato múltiple de la semana pasada:
«El grado de violencia en los videojuegos actuales es inadmisible. El asesino primero se movió por la escena del crimen y luego mató, como en un videojuego», añadía además el jefe de la policía criminal del país. Sin duda, declaraciones nada favorables y que han vuelto a dividir a la opinión pública, entre los que ven estas sentencias como exageradas y los que creen que en todo eso puede haber algo de verdad debido a las escenas violentas frecuentes y situaciones de adrenalina sangrienta que vive el jugador en su pantalla.
Estos cortes, sacados de la rueda de prensa al respecto de la tragedia, se infundan a raíz de que el asesino jugaba con mucha frecuencia a títulos violentos y online. Además, según la investigación, este chico ya tenía varios antecedentes muy peligrosos e incluso se negó en el pasado a entrar en un centro psiquiátrico por recomendación médica severa.
El matrimonio violencia real-videojuegos viene de largo. No son pocos los robos, asesinatos o actitudes simplemente antisociales que se han relacionado con esta industria y caen en un estereotipo, no con conexiones al mismo nivel con el cine gore, la literatura o la música de mensajes agresivos. Como jugadores, no podemos más que entristecernos porque en la política de un país desarrollado y líder como es Alemania, en pleno 2016 sigan oyéndose estas acusaciones que, al final, van hacia todos los jugadores y fans de este entretenimiento electrónico. El debate ya se ha trasladado a Twitter, a través de la revista Spielge que recogía las declaraciones.