Si ya de por si las navidades me parecen un rollazo de no te menees. Sumémosle al claustro de "ventajas" el hecho de que mi familia se empeñe en hacerme reventar como a un vulgar masclet cada año.
Llegas al sitio en cuestión y ya te ofrecen bebercio y picoteo. Claro, como has estado tooodo el dia sin comer nada sabiendo lo que te ibas a encontar, te hinchas a comer olivitas y embutiditos y a tragar litros de lo que se te ponga por delante porque tienes un hambre de perro de ciego. Es decir, la cagas bien cagada porque te esperan en fila india, el aperitivo oficial, el primer plato, el segundo plato, el postre, los dulces, el café y la madre que los parió.
Todo ello ingerido en pos de no quedar mal con la cocinera y con la abuela, (si se trata de una fusión de las dos materias, el acabose) que aúnque ya cuentes con treinta años y muestres una severa alopecia, sigues escuchando eso de que "estás creciendo", "come, que se te ve delgado" o "trabajas mucho, come, come". Y si te niegas a tragar, te ponen cara de estocada en el corazón y te preguntan, "¿es que no te han gustado mis croquetas?". Resultado, si no revientas es porque dejarías la alfombra de los chinos hecha un asco. Con lo que manchan las tripas adobadas en jamón de la caja navideña del curro.
- SI ABUELA, TUS CROQUETAS ESTAN DE P... MADRE, PERO SI ME PERMITES ME VOY A POTAR AL BALCON.
Y cuando abandonas la casa de tus familiares, ya a las tantas, puedes escuchar la surrante voz de la anfitriona diciendo, "creo que nos hemos quedado cortos de comida, el año que viene ésto no pasa". De inmediato te preguntas como debe de ser morir de sobredosis de langostinos del Mercadona y muslitos de cangrejo, espero que no duela, porque el año que viene la palmo o me hago mahometano.
Lo peor, mañana la de Navidad y lo que nos espera después. No se si podré sobrevivir. Y lo peor es que hay mucha gente pasando hambre en el mundo, vaya una costumbre de locos.
Llegas al sitio en cuestión y ya te ofrecen bebercio y picoteo. Claro, como has estado tooodo el dia sin comer nada sabiendo lo que te ibas a encontar, te hinchas a comer olivitas y embutiditos y a tragar litros de lo que se te ponga por delante porque tienes un hambre de perro de ciego. Es decir, la cagas bien cagada porque te esperan en fila india, el aperitivo oficial, el primer plato, el segundo plato, el postre, los dulces, el café y la madre que los parió.
Todo ello ingerido en pos de no quedar mal con la cocinera y con la abuela, (si se trata de una fusión de las dos materias, el acabose) que aúnque ya cuentes con treinta años y muestres una severa alopecia, sigues escuchando eso de que "estás creciendo", "come, que se te ve delgado" o "trabajas mucho, come, come". Y si te niegas a tragar, te ponen cara de estocada en el corazón y te preguntan, "¿es que no te han gustado mis croquetas?". Resultado, si no revientas es porque dejarías la alfombra de los chinos hecha un asco. Con lo que manchan las tripas adobadas en jamón de la caja navideña del curro.
- SI ABUELA, TUS CROQUETAS ESTAN DE P... MADRE, PERO SI ME PERMITES ME VOY A POTAR AL BALCON.
Y cuando abandonas la casa de tus familiares, ya a las tantas, puedes escuchar la surrante voz de la anfitriona diciendo, "creo que nos hemos quedado cortos de comida, el año que viene ésto no pasa". De inmediato te preguntas como debe de ser morir de sobredosis de langostinos del Mercadona y muslitos de cangrejo, espero que no duela, porque el año que viene la palmo o me hago mahometano.
Lo peor, mañana la de Navidad y lo que nos espera después. No se si podré sobrevivir. Y lo peor es que hay mucha gente pasando hambre en el mundo, vaya una costumbre de locos.