Quizás el joven hubiera preferido que nadie se diera cuenta del error.
Un niño de once años de edad fue a comprar un título baloncestístico para PlayStation Portable.
Hasta aquí todo parece normal, lo extraño surge cuando el joven desprecinta su flamante adquisición e introduce el juego en su consola portátil, momento en el que descubre que no es realmente un juego lo que tiene ante sus ojos, sino ni más ni menos que una película porno. El padre, anonadado ante el caso, acudió raudo a devolver la compra al centro comercial (Wal-Mart), donde los responsables estudiarán el por qué del asunto y prometieron al inocente chaval una copia auténtica de lo que quería disfrutar en un principio.
Un niño de once años de edad fue a comprar un título baloncestístico para PlayStation Portable.
Hasta aquí todo parece normal, lo extraño surge cuando el joven desprecinta su flamante adquisición e introduce el juego en su consola portátil, momento en el que descubre que no es realmente un juego lo que tiene ante sus ojos, sino ni más ni menos que una película porno. El padre, anonadado ante el caso, acudió raudo a devolver la compra al centro comercial (Wal-Mart), donde los responsables estudiarán el por qué del asunto y prometieron al inocente chaval una copia auténtica de lo que quería disfrutar en un principio.