No fue hace tanto tiempo: hasta esta década, contar con la presencia de una superestrella de Hollywood casi aseguraba el éxito. En 1984, Eddie Murphy dominaba la taquilla con Superdetective en Hollywood. Dos años después, Top Gun sumaba más de 234 millones de euros en todo el mundo gracias a Tom Cruise. Gere, Schwarzenegger o Stallone, sinónimos de venta masiva de entradas, daban paso a Tom Hanks o Leonardo diCaprio.
¿Quiénes son sus herederos? La actual reina de la taquilla mundial, 2012, no recurre a John Cusack o Woody Harrelson como arma publicitaria. Algo parecido les pasa a Transformers 2, Harry Potter y el príncipe mestizo, Up, Resacón en Las Vegas o Star Trek, los éxitos de la temporada en EE UU. Aunque tengan actores reconocibles, no buscan en ellos el éxito.
¿Venidos a menos?
El actor más taquillero de los últimos tiempos, Tom Hanks (sus películas han recaudado, sólo en EE UU, 2. 359 millones de euros), ha visto como las recientes La guerra de Charlie Wilson (79 millones) o Lady-killers (50) obtenían resultados mediocres. Hanks, que en 1994 arrasaba con Forrest Gump (452 millones de euros en todo el mundo) y en 1998 lo hacía con Salvar al soldado Ryan (321), ahora sólo obtiene cifras parejas con Ángeles y Demonios (324) o El Código Da Vinci (506). Pero este éxito, ¿es por el actor o por las novelas de Dan Brown?
Si el caso de Hanks es llamativo, aún lo es más el de Eddie Murphy. Su sonrisa era una mina de oro: Superdetective en Hollywood sumó 211 millones de euros. El profesor chiflado (1996) 182 millones y Dr. Dolittle (1998), 196. Pero si Atrapado en un pirado ya fue un fiasco (33 millones), Imagine, de 2009, es un desastre: apenas ha sumado 12 millones de euros en todo el mundo. Aún fue peor lo ocurrido en 2002: Las aventuras de Pluto Nash, por la que Murphy cobró 20 millones de dólares, sólo recaudó siete. Sus últimos éxitos son gracias a una saga, Shrek.
Tom Cruise, otro de los reyes de Hollywood, tampoco debe de estar satisfecho. Cobró dos millones de dólares por Top Gun: la película sumó 353. Su rentabilidad continuó con Cocktail, Rain Man, Algunos hombres buenos o, sobre todo, Misión: Imposible (sus dos primeras entregas hicieron ganar al actor 150 millones de dólares). Pero, tras la triunfal La guerra de los mundos (casi 400 millones de euros en el mundo), vino la cuesta abajo. Misión Imposible III no igualó a sus predecesoras. Leones por corderos fue un fracaso (a pesar de sumar también los nombres de Robert Redford y Meryl Streep). Y Valkiria, pese a no estrellarse como algunos preveían, quedó lejos de Iron Man, El Caballero oscuro o Hancock.
Precisamente, el protagonista de esta última, Will Smith, parece ser el último rostro capaz de, por sí solo, arrastrar a la gente a las salas. Antes de Siete almas (2008), que logró cifras discretas (111 millones de euros), Smith llevaba una racha triunfal. Hancock (415) o Soy leyenda (389) arrasaban, pero es que también títulos donde el único gancho comercial era el actor, como En busca de la felicidad o Hitch, superaron los 240 millones de euros.
Otros caminos
Inmersos en una crisis económica y con unas descargas en Internet que tampoco parecen ayudar a sufragar grandes sueldos, ¿qué pueden hacer los estudios? Apostar por sagas o adaptaciones, prescindir de grandes estrellas o, en todo caso, pagarlas en función de su rendimiento en taquilla.
El que la estrella se haga cargo de la respuesta que obtenga la película puede beneficiar a ambas partes: a sus 67 años, Harrison Ford se convirtió el pasado año en el actor mejor pagado de Hollywood. Aunque sus últimas películas habían sido un desastre (Firewall sumó 54 millones, Hollywood: Departamento de homicidios, 33, y K-19: The widowmaker, 43), la cuarta entrega de Indiana Jones (cómo no, otra saga), le sirvió para respirar tranquilo: de los 523 millones de euros ingresados por Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal, 43 terminaron en su bolsillo. Colgados hasta nueva orden sombrero y látigo, el actor ha visto como Crossing Over, su última cinta, ni ha llegado a los tres millones de dólares en EE UU.
Mujeres y niños, primero
El panorama no es diferente para las actrices. Hace veinte años una desconocida Julia Roberts era, junto a Richard Gere, la principal razón de los 300 millones de euros ganados por Pretty Woman. Hasta 2001, Roberts triunfó con Durmiendo con su enemigo, La boda de mi mejor amigo, Novia a la fuga o Erin Brockovich. Pero en el nuevo milenio sólo la saga de Ocean’s Eleven (que la reúne con Clooney, Pitt o Matt Damon) ha supuesto un éxito. Los 50 millones recaudados por Duplicity, su última película estrenada en España, no llega ni a la sexta parte de lo que sumó Pretty Woman.
Por supuesto, nuevos nombres han entrado en el Olimpo de los actores ricos. Daniel Radcliffe gana diez millones de euros por vestirse de Harry Potter. Johnny Depp aún más por cada Piratas del Caribe. Ben Stiller apenas conoce el fracaso y Jim Carrey se mantiene con altibajos.
Pero el hecho está ahí: las cintas de animación cada vez recaudan más. Muchos espectadores sólo compran una entrada para contemplar grandiosos efectos especiales, no una interpretación. Y Miley Cyrus (Hannah Montana), Zac Efron (17 otra vez) o los Jonas Brothers no dejan claro si el interés está en la película, sus actores o, simplemente, la infantil inercia de un exitoso programa de televisión.
Una lista de inesperados triunfos
Hasta la fecha, las cifras de la taquilla estadounidense no hacen más que confirmar la tendencia: si esta semana 2012 arrasaba sin grandes nombres, la semana anterior Cuento de Navidad (de dibujos animados aunque, eso sí, con la voz y expresiones faciales de Jim Carrey) era la más popular.
En semanas anteriores, las mieles del éxito fueron degustadas por Paranormal Activity, Donde viven los monstruos, Zombieland, Lluvia de albóndigas o Destino final 4. Además de This Is It, el documental póstumo sobre la malograda gira de Michael Jackson, que reinó durante una semana, la única película durante los últimos meses que ha liderado la taquilla estadounidense que contara con alguna estrella, en este caso Brad Pitt, fue Malditos bastardos. Y la cuestión no es sencilla: ¿no era su director, Tarantino, el principal argumento para contemplarla?
Fuente:20 minutos
¿Quiénes son sus herederos? La actual reina de la taquilla mundial, 2012, no recurre a John Cusack o Woody Harrelson como arma publicitaria. Algo parecido les pasa a Transformers 2, Harry Potter y el príncipe mestizo, Up, Resacón en Las Vegas o Star Trek, los éxitos de la temporada en EE UU. Aunque tengan actores reconocibles, no buscan en ellos el éxito.
¿Venidos a menos?
El actor más taquillero de los últimos tiempos, Tom Hanks (sus películas han recaudado, sólo en EE UU, 2. 359 millones de euros), ha visto como las recientes La guerra de Charlie Wilson (79 millones) o Lady-killers (50) obtenían resultados mediocres. Hanks, que en 1994 arrasaba con Forrest Gump (452 millones de euros en todo el mundo) y en 1998 lo hacía con Salvar al soldado Ryan (321), ahora sólo obtiene cifras parejas con Ángeles y Demonios (324) o El Código Da Vinci (506). Pero este éxito, ¿es por el actor o por las novelas de Dan Brown?
Si el caso de Hanks es llamativo, aún lo es más el de Eddie Murphy. Su sonrisa era una mina de oro: Superdetective en Hollywood sumó 211 millones de euros. El profesor chiflado (1996) 182 millones y Dr. Dolittle (1998), 196. Pero si Atrapado en un pirado ya fue un fiasco (33 millones), Imagine, de 2009, es un desastre: apenas ha sumado 12 millones de euros en todo el mundo. Aún fue peor lo ocurrido en 2002: Las aventuras de Pluto Nash, por la que Murphy cobró 20 millones de dólares, sólo recaudó siete. Sus últimos éxitos son gracias a una saga, Shrek.
Tom Cruise, otro de los reyes de Hollywood, tampoco debe de estar satisfecho. Cobró dos millones de dólares por Top Gun: la película sumó 353. Su rentabilidad continuó con Cocktail, Rain Man, Algunos hombres buenos o, sobre todo, Misión: Imposible (sus dos primeras entregas hicieron ganar al actor 150 millones de dólares). Pero, tras la triunfal La guerra de los mundos (casi 400 millones de euros en el mundo), vino la cuesta abajo. Misión Imposible III no igualó a sus predecesoras. Leones por corderos fue un fracaso (a pesar de sumar también los nombres de Robert Redford y Meryl Streep). Y Valkiria, pese a no estrellarse como algunos preveían, quedó lejos de Iron Man, El Caballero oscuro o Hancock.
Precisamente, el protagonista de esta última, Will Smith, parece ser el último rostro capaz de, por sí solo, arrastrar a la gente a las salas. Antes de Siete almas (2008), que logró cifras discretas (111 millones de euros), Smith llevaba una racha triunfal. Hancock (415) o Soy leyenda (389) arrasaban, pero es que también títulos donde el único gancho comercial era el actor, como En busca de la felicidad o Hitch, superaron los 240 millones de euros.
Otros caminos
Inmersos en una crisis económica y con unas descargas en Internet que tampoco parecen ayudar a sufragar grandes sueldos, ¿qué pueden hacer los estudios? Apostar por sagas o adaptaciones, prescindir de grandes estrellas o, en todo caso, pagarlas en función de su rendimiento en taquilla.
El que la estrella se haga cargo de la respuesta que obtenga la película puede beneficiar a ambas partes: a sus 67 años, Harrison Ford se convirtió el pasado año en el actor mejor pagado de Hollywood. Aunque sus últimas películas habían sido un desastre (Firewall sumó 54 millones, Hollywood: Departamento de homicidios, 33, y K-19: The widowmaker, 43), la cuarta entrega de Indiana Jones (cómo no, otra saga), le sirvió para respirar tranquilo: de los 523 millones de euros ingresados por Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal, 43 terminaron en su bolsillo. Colgados hasta nueva orden sombrero y látigo, el actor ha visto como Crossing Over, su última cinta, ni ha llegado a los tres millones de dólares en EE UU.
Mujeres y niños, primero
El panorama no es diferente para las actrices. Hace veinte años una desconocida Julia Roberts era, junto a Richard Gere, la principal razón de los 300 millones de euros ganados por Pretty Woman. Hasta 2001, Roberts triunfó con Durmiendo con su enemigo, La boda de mi mejor amigo, Novia a la fuga o Erin Brockovich. Pero en el nuevo milenio sólo la saga de Ocean’s Eleven (que la reúne con Clooney, Pitt o Matt Damon) ha supuesto un éxito. Los 50 millones recaudados por Duplicity, su última película estrenada en España, no llega ni a la sexta parte de lo que sumó Pretty Woman.
Por supuesto, nuevos nombres han entrado en el Olimpo de los actores ricos. Daniel Radcliffe gana diez millones de euros por vestirse de Harry Potter. Johnny Depp aún más por cada Piratas del Caribe. Ben Stiller apenas conoce el fracaso y Jim Carrey se mantiene con altibajos.
Pero el hecho está ahí: las cintas de animación cada vez recaudan más. Muchos espectadores sólo compran una entrada para contemplar grandiosos efectos especiales, no una interpretación. Y Miley Cyrus (Hannah Montana), Zac Efron (17 otra vez) o los Jonas Brothers no dejan claro si el interés está en la película, sus actores o, simplemente, la infantil inercia de un exitoso programa de televisión.
Una lista de inesperados triunfos
Hasta la fecha, las cifras de la taquilla estadounidense no hacen más que confirmar la tendencia: si esta semana 2012 arrasaba sin grandes nombres, la semana anterior Cuento de Navidad (de dibujos animados aunque, eso sí, con la voz y expresiones faciales de Jim Carrey) era la más popular.
En semanas anteriores, las mieles del éxito fueron degustadas por Paranormal Activity, Donde viven los monstruos, Zombieland, Lluvia de albóndigas o Destino final 4. Además de This Is It, el documental póstumo sobre la malograda gira de Michael Jackson, que reinó durante una semana, la única película durante los últimos meses que ha liderado la taquilla estadounidense que contara con alguna estrella, en este caso Brad Pitt, fue Malditos bastardos. Y la cuestión no es sencilla: ¿no era su director, Tarantino, el principal argumento para contemplarla?
Fuente:20 minutos