- Unido
- septiembre 22, 2007
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he encontrado este articulo y me parece interesante, ¿es verdad que wii se esta desinflado? ¿al final sus juegos son aburridos? bueno os dejo este articulo y despues podeis opinar
Mucho se ha hablado sobre la calidad del actual catálogo de Wii. El brutal giro de Nintendo y su acercamiento a otro tipo de público ha abierto la caja de los truenos con las compañías que programan para la apuesta de Nintendo de cara a esta generación. La supuesta revolución que se vendió desde su anuncio ha quedado más cerca de una revolución de mercado que el verdadero cambio y giro jugable que debía impactar la industria y la manera de concebir los videojuegos. Nintendo ha cogido el éxito conseguido en su portátil DS y lo ha extrapolado a la consola de sobremesa, donde vuelve a mandar en ventas dos generaciones y más de una década después. Pero lo ha hecho a costa de una brutal campaña de marketing y no a través del nuevo control, que sigue latente, con mucho potencial teórico pero poco aprovechado hasta el momento.
Las características de Wii y su campaña de publicidad la han alzado como la consola de moda. Esto le ha dado por un lado el éxito deseado, pero también inconvenientes. Como el trato de las third parties (compañías ajenas a Nintendo que desarrollan para Wii). El hardware que presenta la consola y, seguramente, el dinero fácil que supone tener millones de nuevos jugadores en liza, ha propiciado que el catálogo de la consola se haya llenado de juegos con una calidad muy por debajo de la media, ports de otras consolas técnicamente inferiores y una implementación del control forzada y poco trabajada. Y Wii se encuentra, un año y medio después de su lanzamiento, con un catálogo tan grande como mediocre. Y peligroso. Mediocre porque salvo Nintendo, y algunas excepciones como Capcom, nadie ha sido capaz de exprimir aunque sea un poco las posibilidades jugables que se le presuponen al wiimote. Con un mayor mercado en sus manos, la consola de la Gran N vuelve a pecar de los errores del pasado: Nintendo y poco más. Porque el apoyo de las thirds, viendo el nivel ofrecido, es peor incluso que el no apoyo presente en pasadas generaciones. Y peligroso porque puede llevar a la consola a una situación de no retorno a pesar de tener algunos de los mejores juegos de esta generación.
El poco interés a la hora de producir grandes juegos por parte de terceras compañías está llenando un catálogo de juegos totalmente prescindibles y nada interesantes que hacen un flaco favor a la imagen de la consola. Los malos juegos no interesan ni a los jugadores nuevos ni a los de toda la vida. Y el peligro radica en que Nintendo puede acabar sufriendo una situación que ya sufrió el mercado de las consolas a mediados de los ochenta. Una crisis fruto de la poca calidad de los productos. Pero en este caso, sería un problema solo de Wii, ya que la apuesta de Sony y Microsoft, en este sentido, era mucho más segura al ser claramente continuista respecto la pasada generación. Si el nivel de las producciones del resto de compañías no mejora y Wii sigue siendo el segundo plato a la hora de desarrollar, la consola puede perder interés incluso de cara al nuevo público, y esto repercute inevitablemente en las ventas. Tal vez no sería letal en esta generación, pero podría pasar factura en la siguiente.
Nintendo, por si sola, no pudo dominar el mercado con Nintendo 64, y sus problemas se acentuaron con Gamecube. Ahora está a la cabeza, pero sin el apoyo real de las thirds parties, el liderazgo no deja de ser tan solo pan para hoy. Y esta es la asignatura pendiente de la compañía nipona, tener una consola con la industria de su lado. Conseguir un apoyo como el que tuvo antaño, como el que tiene Sony o como el que ha conseguido Microsoft. Los beneficios irían en todas las direcciones. Hacia Nintendo, hacia las thirds y hacia los consumidores, que podrían explotar al máximo las opciones jugables de nuevo control. Si el rumbo no cambia (algunos como Miyamoto han pedido más esmero de las desarrolladoras) los poseedores de Wii acabarán esperando la obra maestra de turno de la Gran N y poco más. Y esta fórmula, a pesar de contar con la posibilidad de gestionar correctamente el éxito cosechado y tener un control novedoso, ya se ha demostrado tiene fecha de caducidad. Y más si, como todo apunta, la baza del wiimote se adapta en futuras consolas de la competencia.
http://www.meristation.com/v3/des_articulo.php?pic=GEN&id=cw4845c332a8048&idj=
Mucho se ha hablado sobre la calidad del actual catálogo de Wii. El brutal giro de Nintendo y su acercamiento a otro tipo de público ha abierto la caja de los truenos con las compañías que programan para la apuesta de Nintendo de cara a esta generación. La supuesta revolución que se vendió desde su anuncio ha quedado más cerca de una revolución de mercado que el verdadero cambio y giro jugable que debía impactar la industria y la manera de concebir los videojuegos. Nintendo ha cogido el éxito conseguido en su portátil DS y lo ha extrapolado a la consola de sobremesa, donde vuelve a mandar en ventas dos generaciones y más de una década después. Pero lo ha hecho a costa de una brutal campaña de marketing y no a través del nuevo control, que sigue latente, con mucho potencial teórico pero poco aprovechado hasta el momento.
Las características de Wii y su campaña de publicidad la han alzado como la consola de moda. Esto le ha dado por un lado el éxito deseado, pero también inconvenientes. Como el trato de las third parties (compañías ajenas a Nintendo que desarrollan para Wii). El hardware que presenta la consola y, seguramente, el dinero fácil que supone tener millones de nuevos jugadores en liza, ha propiciado que el catálogo de la consola se haya llenado de juegos con una calidad muy por debajo de la media, ports de otras consolas técnicamente inferiores y una implementación del control forzada y poco trabajada. Y Wii se encuentra, un año y medio después de su lanzamiento, con un catálogo tan grande como mediocre. Y peligroso. Mediocre porque salvo Nintendo, y algunas excepciones como Capcom, nadie ha sido capaz de exprimir aunque sea un poco las posibilidades jugables que se le presuponen al wiimote. Con un mayor mercado en sus manos, la consola de la Gran N vuelve a pecar de los errores del pasado: Nintendo y poco más. Porque el apoyo de las thirds, viendo el nivel ofrecido, es peor incluso que el no apoyo presente en pasadas generaciones. Y peligroso porque puede llevar a la consola a una situación de no retorno a pesar de tener algunos de los mejores juegos de esta generación.
El poco interés a la hora de producir grandes juegos por parte de terceras compañías está llenando un catálogo de juegos totalmente prescindibles y nada interesantes que hacen un flaco favor a la imagen de la consola. Los malos juegos no interesan ni a los jugadores nuevos ni a los de toda la vida. Y el peligro radica en que Nintendo puede acabar sufriendo una situación que ya sufrió el mercado de las consolas a mediados de los ochenta. Una crisis fruto de la poca calidad de los productos. Pero en este caso, sería un problema solo de Wii, ya que la apuesta de Sony y Microsoft, en este sentido, era mucho más segura al ser claramente continuista respecto la pasada generación. Si el nivel de las producciones del resto de compañías no mejora y Wii sigue siendo el segundo plato a la hora de desarrollar, la consola puede perder interés incluso de cara al nuevo público, y esto repercute inevitablemente en las ventas. Tal vez no sería letal en esta generación, pero podría pasar factura en la siguiente.
Nintendo, por si sola, no pudo dominar el mercado con Nintendo 64, y sus problemas se acentuaron con Gamecube. Ahora está a la cabeza, pero sin el apoyo real de las thirds parties, el liderazgo no deja de ser tan solo pan para hoy. Y esta es la asignatura pendiente de la compañía nipona, tener una consola con la industria de su lado. Conseguir un apoyo como el que tuvo antaño, como el que tiene Sony o como el que ha conseguido Microsoft. Los beneficios irían en todas las direcciones. Hacia Nintendo, hacia las thirds y hacia los consumidores, que podrían explotar al máximo las opciones jugables de nuevo control. Si el rumbo no cambia (algunos como Miyamoto han pedido más esmero de las desarrolladoras) los poseedores de Wii acabarán esperando la obra maestra de turno de la Gran N y poco más. Y esta fórmula, a pesar de contar con la posibilidad de gestionar correctamente el éxito cosechado y tener un control novedoso, ya se ha demostrado tiene fecha de caducidad. Y más si, como todo apunta, la baza del wiimote se adapta en futuras consolas de la competencia.
http://www.meristation.com/v3/des_articulo.php?pic=GEN&id=cw4845c332a8048&idj=