Tríos amorosos de los videojuegos por San Valentín

Redacción LaPS4.com · 29 diciembre, 2018
Porque el Día de los Enamorados no es solo cosa de parejas convencionales... 10 triángulos pasionales

Todo el mundo habla estos días de San Valentín. Es inevitable. Las parejas, los corazones, lo bombones, el rojo chillón, las flores, los viajes por sorpresa, los regalos, los “te quiero”, los sofá y peli, las cartitas… y todos esos inventos del demonio que parece ser que estamos obligados a incentivar. En videojuegos, el 14 de febrero también ha funcionado para muchos personajes. Pero, cansados ya de repasar las parejitas de siempre, los títulos para jugar en pareja o los convencionales iconos de los que enamorarse, esta vez en LaPS4.com queremos mirar San Valentín desde otro ángulo, desde tres lados a la vez, concretamente: desde la perspectiva de los tríos sentimentales. Esto ya no es tan romántico y tierno, ¿verdad? Pero sí muy divertido, y lo cierto es que se da en muchísimos juegos de consolas PlayStation; desde clásicos como Silent Hill 2 o Final Fantasy VIII, hasta los más contemporáneos Uncharted y Mass Effect. Aquí nuestros 10 triángulos amorosos favoritos:

Empezamos fuerte. La saga Uncharted destila carisma y personajes inolvidables, aventuras únicas, tesoros encantados, templos milenarios y… amoríos. Y además, amoríos complejos, a tres bandas, donde hasta que no llegas al final de Uncharted 3: La Traición de Drake no sabes con qué vas a encontrarte. El guapetón de Nathan tiene dos compañeras principales con las que acaba intimando a lo largo de su aventura: la valiente reportera pero algo ingenua Elena Fisher, que se presentó al jugador a Nate y a Sully en los primeros minutos del primer Uncharted; y Chloe Frazer, una cazatesoros australiana que sabe recargar las armas de Drake con su previsible y algo estereotipada seducción. Rubia contra morena, inocencia contra picardía, formalidad contra chulería, humildad contra rabia. Estas dos fieras pistoleras acabaron peleando por su intrépido arqueólogo como si fuera el más valioso tótem, y solo una consiguió quedárselo, seguro que ya sabéis quién…

Este triángulo amoroso viene de lejos. La historia de coqueteos y flirteos amorosos entre Geralt de Rivia con Triss Merigold y Yennefer de Vengerberg estaba muy presente en la saga de libros escrita por Andrzej Sapkowski y en los juegos adquiere un protagonismo destacado. El brujo no se corta un pelo a la hora de pasar su tiempo libre con mujeres de toda clase y condición, pero siente un especial cariño por Triss y un amor profundo hacia Yennefer, aunque las cosas pocas veces salen como al díscolo brujo le gustarían. En The Witcher III: Wild Hunt es donde mejor podemos entender y descubrir este triángulo amoroso. De hecho, CD Projekt RED permite que el usuario consume su relación con estas dos mujeres fuertes y decididas, de una personalidad aplastante, aunque hacia el final del título descubriremos que el juego a tres bandas no es lo mejor para que una relación afectiva llegue a buen puerto. Aunque en el mundo de fantasía y libertinaje por el que se mueve el Lobo Blanco casi todo está permitido, en ocasiones conviene seguir al corazón. Y el amor platónico y ardiente entre Geralt y Yennefer bien merece un desenlace a la altura de las circunstancias. Con unicornio incluido, si es necesario.

Si algo simboliza a la saga Kingdom Hearts, eso es, cómo no, los corazones. La esperanza, la lealtad, la amistad y todas esas palabras bonitas estaban en el juego de Squaresoft y Disney Interactive, pero de lo que también había mucho era de amor. Y amor a tres bandas, del que nos gusta en este reportaje recopilatorio. Sora, Riku y Kairi, tres amigos que parten de las Islas Destino en busca de algo tan grande que ni se imaginan, y el típico trío de amigos que todos conocemos donde dos de ellos quieren con ella y se crean las envidias, los celos más chungos y la pérdida de la inocencia infantil. Kairi, además, no parece tener claro con cuál quedarse. Y eso es lo genial del triángulo amoroso de Kingdom Hearts, que lo sabemos reconocer en nuestra adolescencia o las de algún allegado, y que enzarza un lío de telenovela que al final engancha más que la historia principal de los Sincorazón, el Rey Mickey, la Organización XIII, Maléfica y toda la parafernalia.

Suponiendo que el jugador o jugadora opte por la versión masculina del Comandante Shepard en el primer Mass Effect, descubrimos un triángulo amoroso complejo y rompedor, con relaciones interespecies incluídas. BioWare siempre se ha caracterizado por llevar las situaciones íntimas de sus personajes hasta cotas insospechadas, y puede que la relación entre Shepard, Ashley y Liara sea de las más recordadas. El usuario o usuaria debe decantarse por una de ellas, por lo que afianzar la relación afectiva entre los personajes resulta primordial para que de todo este embrollo surja una pareja hacia el final de la aventura. La cosa se pone incluso más interesante si el jugador o jugadora opta por la versión femenina de Shepard. En ese caso, Ashely es sustituida por Kaidan, aunque Liara se mantiene dentro del triángulo afectivo, por lo que además de la relación interespecies se trata la homosexualidad con toda la naturalidad del mundo. Bravo por Bioware, que incluso introduce elementos propios del humor en determinadas situaciones, demostrando que los videojuegos pueden hablar sobre cuestiones trascendentales como el amor y sus complejas emociones.

Meryl Silverburgh no fue la mujer con más suerte del mundo, aunque supo jugar bien sus cartas para seducir a dos hombres. En el primer Metal Gear Solid, Snake empezaba descubiréndola de lejos desde los conductos de ventilación, rescatándola, viéndola dominada por Psychomantis y hasta interesándose por su atractiva inocencia y carisma instantáneo. Sin embargo, el amor de ambos acabó siendo imposible, no viéndose más hasta pasados muchísimos años, cuando ella ya tenía otro planes y relaciones, concretamente con uno de los jóvenes -e indigestos- soldados que formaban parte de la unidad Rat Patrol 01 que lidera la pelirroja. El ya conocido Johnny Sasaki estaba a punto de declararse y pedirle matrimonio, aunque ella daría la sorpresa con la respuesta. Y Old Snake, sin soltar sus cigarrillos, presencia todo este pasteleo.

Aunque seguramente este triángulo amoroso no del todo consumado caiga en el típico cliché morboso de una relación entre profesora y alumno que va más allá de los estrictamente académico, Squall y Quistis llevan su relación desde la posición clara de quienes saben no pueden sobrepasar cierta línea preestablecida. Ella, alegre, positiva y extremadamente sobreprotectora, no puede ocultar sus sentimientos más ardientes hacia un Squall auto-encarcelado en una soledad de la que solo una persona le podría sacar. Rinoa, con su fiel amigo Angelo, cautivaría finalmente al taciturno protagonista a base de sonrisas constantes y positividad contagiosa. El antídoto perfecto que sacaría a Squall de su constante sombra y que ayudaría a sellar su amor finalmente en un baile final tan poderoso como la implacable y vacía anomalía espacio-temporal de la que habían logrado escapar.

Trío del subsconsciente o del más allá el que tratamos a continuación. Y que no es un triángulo amoroso ni muchos menos normal o natural. James Sunderland, el enigmático protagonista de SIlent Hill 2, perdió de vista a su esposa Mary por circunstancias que no vamos a destripar en este reportaje por si queda alguien en este mundo que no haya jugado a este juegazo. Y en su búsqueda incansable entre la niebla, descubre a María, una mujer de físico muy parecido pero personalidad mucho más extrovertida e imprevisible, otra rubia que le atrae y le recuerda en demasiadas cosas a su desaparecida mujer real. ¿Es un fantasma? ¿Es un recuerdo? ¿Es una confusión? Solo la obra de Konami tiene las respuestas, pero el lío sentimental en el que se ve enredado el protagonista con este enredo de Mary y María no tiene desperdicio y nos obligaba a incluirlo en este recopilatorio.

Se conocieron en Besaid, viajaron y lucharon juntos, lloraron juntos y se enrollaron en un lago precioso cubierto de luciérnagas. La invocadora y el jugador de Blitzball parecían estar hechos el uno para la otra. Pero había un problema, ella iba a casarse por obligación con el malo malísimo de la historia, además de el mejor peinado de todo Final Fantasy X, Seymour Guado. El general montó un bodorrio por todo lo alto en Luca y arrebató a Tidus sus ilusiones. Dos hombres enfrentados por el amor de esa mujer, entre otras diferencias políticas… Así acabaron, a tortas, eones oscuros y espadazos.

La zoofilia no es algo habitual en el mundo de los videojuegos, y en Jak & Daxter tampoco, a pesar de este particular trío de amor. Que Daxter se cayera en una marmita (como Obelix, pero con peores resultados) y se acabara convirtiendo en una mezcla entre nutria y comadreja no fue impedimento para que se apagara su excitación juvenil y su gusto por las chicas de orejas puntiagudas. Como era normal, el rechazo y las calabazas marcan el camino de las peludas patas del particular marsupial, sobre todo si en frente se encuentra una tía de armas tomar como Keira, que en cambio no pone malos ojos a la silenciosa actitud del despistado Jak. “No salgo con animales”, fue una de las perlitas que tuvo que soportar el pobre Daxter mientras Jak y ella mantenían una confidente y embriagada mirada.

¿Viaje de trabajo o algo más? La reciente asociación de Hideo Kojima y PlayStation ha dejado inmortalizadas escenas de lo más cómplices entre el creativo japonés y Mark Cerny, el mismísimo arquitecto de PlayStation 4. Miradas, sonrisas, muchas horas de avión y más de una cena que a lo mejor no le han sentado demasiado bien a Guillermo del Toro, el tercero en discordia, perdido seguramente en un mundo en el que peligra la segunda parte de Pacific Rim y en el que Silent Hills destaca como su tercer intento fracasado de llevar a cabo una obra en el mundo de los videojuegos. Pero estamos seguros que ni Mark ni Hideo se han olvidado del entrañable mexicano, y que fruto de ese amor entre los tres es posible que nazca dentro de no mucho tiempo un retoño terrorífico que nos engullirá de nuevo en las más salvajes ansias del hype.

¿Qué otro triángulo sentimental te marcó y debería estar en esta lista?

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