Muchos eran ya los años que los fans de Star Wars esperaban un nuevo Battlefront cuando en el año 2015 se materializaba en la tiendas el reinicio de la saga. Coincidiendo con el estreno de El Despertar de la Fuerza (2015), Electronic Arts y DICE lo tenían todo a su favor para provocar una explosión de emociones en todas aquellas personas que buscaban cualquier cosa que tuviera que ver con el universo de George Lucas. Y sí, tras un acercamiento fervoroso a batallas como las de Hoth, lo que quedaba detrás de todo era un vacío infinito causado por los débiles cimientos de aquel decepcionante proyecto.
Y todo esto ocurrió por dos causas, principalmente. Por un lado, la gran polémica acerca del contenido. DICE decidió de forma incomprensible que Star Wars Battlefront no tuviera un modo campaña que aprovechara el magnífico universo que le otorgaba la licencia. Tras años y años en los que muchos usuarios reclamaban la supresión de este apartado en su icónica saga Battlefield, resultó que era en el videojuego de La Guerra de Las Galaxias donde se iba a hacer esa prueba para volcarlo todo en el multijugador. Sin embargo, tampoco fue así, porque el juego salió a la venta con pocos mapas y modos de juego que apuntalaran bien esta arriesgada decisión.
Por otro lado, Star Wars Battlefront se enfocó de forma poco acertada a un público potencialmente poco fiel, que dedicara escaso tiempo al juego y que necesitara tener opciones simples que no le exigieran demasiado. El resultado fue un título superficial, que apenas profundizaba en nada de lo que se proponía, provocando insatisfacción a los dos meses de tenerlo en casa. Tal vez, el ejemplo más claro de todo esto fuera el sistema de potenciadores, que no premiaba el desempeño en el campo de batalla, si no más bien la búsqueda por el mapa del artículo, vehículo o héroe más conveniente para cada ocasión.
La campaña
Pero en Star Wars: Battlefront II muchos de estos problemas parece que se van a solucionar. Si bien es cierto que su predecesor logró evolucionar bien con todo el programa de contenidos descargables posteriores, esta nueva entrega parte de cero en muchos aspectos para ofrecer lo que mucha gente realmente esperaba en el año 2015. El primero de ellos es el modo campaña, consiguiendo incluso el logro de hacer que la misma sea canon para toda la saga. Esto, de entrada, le otorga mayor importancia y supone un reclamo fundamental que evite que se vaya de cabeza de forma automática al modo multijugador.
La elección del momento donde situar la historia también es interesante, pues pretender llenar un hueco argumental entre El Retorno del Jedi (1983) y El Despertar de la Fuerza (2015) es una elección acertadísima. Y más aún el poner al jugador al control de Iden Versio defendiendo la posición de un Imperio en desintegración tras la caída de Darth Sidiuos. Un reclamo fantástico que, a título personal, me atrae mucho más que cualquier otra las interesantes novedades.
El multijugador
Y no será esto porque el multijugador no reciba cambios. El más importante es la apertura del juego a todas las entregas de la saga, dibujando un atractivo horizonte crossover de trilogías que llama la atención de cualquiera. Las posibilidades ante esto son mayúsculas, como ya se ha podido ver en la beta que aún continúa activa en estos momentos. En ella se permite incluso combatir en Naboo entre el ejército de la República y la federación de comercio con invitados de todas las épocas.
Y justo en el modo de juego al que me refiero, asalto galáctico, uno descubre el acierto en varios aspectos. Ahora los puntos son importantes, y los objetivos conjuntos son los que más recompensan al jugador. Haz un buen papel de equipo y ahorra para poder optar a conseguir un soldado de élite, un vehículo aéreo o terrestre, o incluso un emblemático héroe. Nada de tropezar con una recompensa, en Star Wars Battlefront II se gana.
En este modo, en Ataque y en Arcade también se identifica un mayor desempeño en el gameplay, algo más único que se aleja de ser un “corta y pega” de otras franquicias de disparos de DICE. De hecho, puedo decir incluso que he tenido reminiscencias de los juegos anteriores al reinicio de 2015, tanto en el tacto como en la forma de apuntar de cada soldado.
La polémica
Aunque, eso sí, no todo es bueno. Hay una cosa que me ha dejado un amargo sabor de boca, y es el sistema de progresión. A simple vista parece que la personalización es más profunda en esta entrega, pero optar para ello por una serie de recompensas por botines se abre la caja de pandora. Estamos ante algo similar a lo que se ha visto ya en juegos como La Tierra Media: Sombras de Mordor, y es el pasarse de frenada con las microtransacciones para meter mano a armas y habilidades que afectan al gameplay. No hablo de skins, hablo de interferencias directas a la jugabilidad. Algo que, además de peligroso, es molesto.
Con todo esto, a poco más de un mes para su lanzamiento, el juego apunta a corregir todo lo malo que se hizo hace dos años, pero puede caer en errores nuevos que no sientan nada bien a la comunidad. Todavía hay tiempo para remediarlo. Mientras tanto, la beta supone una buena muestra para ver todo lo que tiene que ofrecer DICE.