Uno de los apartados más queridos por todos los aficionados de Pro Evolution Soccer, franquicia recientemente extinguida por Konami con el anuncio de eFootball, era su espectacular Liga Máster, un modo de juego que nos permitía construir nuestro propio equipo y llevarlo desde la segunda división a la máxima gloria europea.
Más allá de que podíamos elegir a uno de los equipos ‘tradicionales’ que traía el juego, como los siempre confiables Man Red, Isar o Merseyside Red, existía una opción para iniciar esta Liga Máster con un equipo de jugadores por defecto, que si bien no eran los más dúctiles con el balón, se ganaron el corazón de los aficionados de la saga del primero al último día.
Por eso, en aras de honrar la larga trayectoria de la franquicia en este día triste para todos los fans, repasaremos el legendario once ideal de jugadores por defecto de la Liga Máster de Pro Evolution Soccer, tomando como base principal a uno de sus títulos más legendarios: PES 5.
Por supuesto, nuestra formación seleccionada será la 3-5-2, así podremos darle cabida a los que consideramos a los jugadores más representativos de la saga.
Portero.
Ivarov.
El guardameta no puede ser otro que Ivarov, todo un bastión y referente de la Liga Máster que contaba con los recursos apenas necesarios para defender nuestra valla de los ataques rivales, teniendo al juego aéreo como su principal virtud.
Defensores.
Valeny.
Valeny es otro de los bastiones defensivos de este once, con el juego físico con su mayor virtud; Valeny era capaz de correr todo el partido y, a pesar de su poca habilidad con el balón en los pies, era de esos jugadores casi insustituibles en el once.
Stremer.
De líbero no podemos elegir a uno que no sea Stremer, uno de los defensores con mejor pie de este equipo y que, por suerte, no era tan carente de velocidad como Libermann, otro que a pesar de su gran altura, preferíamos dejar en el banco.
Jaric.
El central por la izquierda tenía que ser el zurdo Jaric, otro defensor de buen pie a la hora de pasar el balón y que contaba con una virtud inesperada: Su pegada. Jaric era el elegido para cobrar los tiros libres lejanos, siempre cobrados a dos toques para que se adelantara el arquero rival.
Mediocampistas.
Espimas.
La banda derecha tiene que ser de Espimas, carrilero francés que con su larga cabellera rubia cabalgaba por la banda del primer al último minuto. Sus mejores virtudes eran su velocidad, sus centros y remates a media distancia.
Macco.
El galés era ese típico mediocampista de corte que le daba equilibrio al equipo. A pesar de no ser muy alto, Macco era fuerte físicamente y ganaba en los duelos cuerpo a cuerpo de la época.
Iouga.
El 5 de toda la vida y capitán. Iouga era un mediocampista rumano que, si bien no era demasiado veloz en sus traslados, tenía la altura para ganar duelos aéreos en el medio sector. Su remate de media distancia también era bastante decente.
Ximelez.
El carrilero zurdo era Ximelez, un experimentado jugador español que no tenía muchas virtudes, a decir verdad, pero que al ser de los pocos zurdos del equipo se ganaba un puesto. Ruskin competía por este lugar y solía ser una opción cuando queríamos plantear un equipo más defensivo.
Minanda.
Hablar de Minanda ya es meterse en territorio sagrado. El ’10’ del equipo, el distinto, ese portugués que era capaz de regatearse a los defensas rivales para luego filtrar ese pase de la muerte. El factor diferencial que el equipo necesitaba en los grandes partidos.
Delanteros.
Ordaz.
El típico 9 de área. El español Ordaz era una auténtica amenaza aérea y la punta de lanza del ataque, convirtiéndose en el jugador ideal para acompañar a la estrella del equipo, que ya todos sabemos quién es.
Castolo.
El genio brasileño, el Ronaldo de nuestro barrio. Castolo era ese héroe que aparecía en los momentos importantes para hacer magia con su rapidez y conducción de balón.
Castolo era tan hábil que era capaz de hacer rabonas para evitar utilizar la pierna izquierda, algo inusitado viendo el nivel de sus otros compañeros. Y cómo olvidar su baile al celebrar, todo un personaje que era imposible de odiar.
Banquillo.
El arquero suplente no podía ser otro que Lothar, a veces hasta más fiable que Ivarov, pero su altura le jugaba en contra. Los revulsivos del equipo eran Fouque y Burchet, el primero era el sustituto de Minanda, mientras que el segundo era el jugador más rápido del equipo, ideal para aprovechar el cansancio de los defensas en el segundo tiempo.
Huylens y Hamsun eran las otras dos opciones de la delantera, aunque relegados por ser inferiores a Castolo y Ordaz y tener similares características. En defensa contábamos con Ruskin y Libermann, y se cerraba la plantilla con los mediocampistas Dodo y Stein.
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