Rainbow Six Siege: El shooter que querrás para jugar con amigos
Volvemos de Londres con unas impresiones finales cargadas de emoción, diversión y muchas victorias
Tanto Rainbow Six Siege como la inmensa mayoría de shooters que campan por el mercado de videojuegos (o tienen vistas a hacerlo próximamente) sufren la terrible y pesada losa de la sospecha dirigida hacia la falta de innovación. Desde que juegos como BioShock más recientemente o sagas como Half Life apostaran por cosas diferentes, pocos han sido los títulos que se han atrevido a dar un paso más allá de lo esperado. ¿Agotada la fórmula? ¿Exceso de competencia? Ambas razones o ninguna de ellas, lo cierto es que cuando nos topamos con un juego que apuesta por disparar en primera persona necesitamos que nos ofrezca algo diferente; algo que de ninguna otra manera podamos encontrar en otra propuesta. En Rainbow Six Siege hemos descubierto esa particular piedra filosofal, y a continuación os contamos en qué consiste.
Con el rescate in extremis del desaparecido ya Rainbow Six Patriots, la entrega que tuvimos entre manos y de la que ya hemos hablado en anterioridad en LaPS4 busca volver a los orígenes de la saga con un multijugador competitivo que suponga el eje principal de la propuesta. Cinco jugadores contra otros cinco, diferentes objetivos que guardar o abordar y un escenario que se convierte en el onceavo protagonista de un juego hecho por y para jugar en equipo. Justo esta afirmación última es la que hará a Rainbow Six Siege diferente y único delante de otras propuestas que aparecerán este final de año como Call of Duty: Black Ops III o Star Wars Battlefront.
Y lo comprobamos, por supuesto. Después de varias sesiones de entrenamiento (que detallaremos más adelante) y de familiarizarnos con todas las herramientas que tenemos a nuestra disposición, quedamos muy sorprendidos con la diversión que nos ofrecía el juego al ponernos en sintonía con el resto de nuestros compañeros. Rainbow Six Siege promete no ser un shooter más, y rápidamente nos dimos cuenta de ello cuando hacer la guerra por nuestra cuenta no llevaba a ninguna parte, cuando no veíamos a nuestros compañeros dar brincos como canguros o cuando las cosas se desarrollaban con cierto sentido.
La comunicación fue esencial durante todas las partidas que jugamos junto a otros colegas de la prensa española, y la camaradería se hizo notar desde el primer momento hasta el último (transformándose luego en aplastantes victorias contra nuestros homónimos holandeses, todo sea dicho de paso). Estas sensaciones son imposibles de sentir hoy en día incluso con sagas como Battlefield, que enarbolan la táctica como bandera pero que luego abren la puerta al individualismo mediante las amplias opciones que ofrecen a todos los soldados. Eso no ocurre en Rainbow Six Siege, donde debemos elegir a uno de entre diez soldados perfectamente diferenciados para asumir un rol totalmente único que aportará un valor añadido y en ocasiones fundamental para conseguir la tan anhelada victoria.
Desde un martillo enorme con los que demoler puertas, hasta un escudo cegador, pasando por un detector de campos electromagnéticos y cargas de bombas de racimo (entre muchos otros artilugios) los atacantes tratarán de reventar una defensa que cuenta, por ejemplo, con blindaje extra en paneles y chalecos antibalas, sensores de latidos para captar al enemigo detrás de las paredes, un arma montada y hasta una alambrada electrificada; todo lo necesario para parar la ofensiva rival usando la protección que da el entorno y reforzando aquellas zonas que puedan suponer el punto débil por el que pueda aparecer el equipo contrario de forma inesperada.
Y es que en Rainbow Six Siege casi todo lo que vemos puede destruirse, y por dicho motivo los diez mapas que estarán disponibles en la versión final son casi, casi los protagonistas de cada partida. Y si había alguna duda de esto, el ambicioso plan de contenidos adicionales gratuitos que irá añadiendo escenarios sin pagar ni un solo euro así lo confirma. No queremos ensañarnos demasiado con la saga Battlefield (fan absoluto el que suscribe estas líneas, por cierto), pero el nivel de destrucción del nuevo shooter de Ubisoft sí que aglutina una buena dosis de importancia en todo el desarrollo del juego, y sí que cambia radicalmente la forma de afrontar la situación cuando sabes que puedes volar las paredes y hasta casi cualquier trozo de suelo.
Con todo esto en mente, y ya sea con el objetivo de defender o desarmar una bomba, o de salvar o guardar un rehén, cada equipo deberá coordinarse debidamente para cumplir su misión. En el bando de los atacantes, el uso de unos pequeños drones terrestres al inicio de la partida favorece la localización de los enemigos y de los objetivos, mientras que los defensores se encargan de proteger, reforzar y colocar trampas en la zona susceptible de ser asaltada por el conjunto rival. Un preámbulo táctico necesario que nos introdujo durante cada ronda en la calma previa a la tempestad desde las dos perspectivas, y que no hizo más que aumentar la tensión ante el momento decisivo.
Una vez superados estos primeros compases, empieza la fiesta: “Dividámonos: tres que entren desde el tejado, dos por el garaje; Abre un agujero en el suelo con el martillo, y a la de tres lanzamos las granadas; Refuerza esa pared para que no puedan pasar; Detecto movimiento al otro lado de la pared, ¡disparad!”. Las órdenes y sugerencias se iban sucediendo con una intensidad que denota lo crucial de cada momento durante la partida; lo caro que puede costar para el equipo dar un paso en falso y hacer que todo el plan previo se vaya al garete por una mala decisión puntual. No hay respawn, claro, y una bala certera puede marcar la diferencia entre la victoria y el fracaso. Uno siente la necesidad de buscar apoyo constante en los compañeros, y la fragilidad de campar libremente y solo por el escenario se hace más patente que nunca con Rainbow Six Siege.
Si a eso le unimos que visualmente encontramos todo el entorno y el modelado de los personajes extremadamente sólidos, y que el sonido aumenta la inmersión una barbaridad, tenemos el cóctel perfecto preparado. Nos gustaría hablar de robustez a nivel gráfico, pero como la sesión se llevó a cabo en potentes ordenadores de sobremesa nos esperaremos al análisis para profundizar debidamente en este aspecto. Lo que sí podemos avanzar es que justo los efectos sonoros, todo aquello relacionado con los ruidos que puedan hacer las armas, los pasos de los soldados, la destrucción de los entornos… todo está tan bien llevado a cabo que nos da un nivel de información altísimo y valioso para poder completar cada partida de la mejor forma posible.
Pero claro, ante tantos detalles, tantos artilugios que saber manejar, mapas complejos y tanta táctica, Ubisoft no podía dejar al usuario sin algún modo de juego que supusiera el tutorial para introducirlo al online. Rainbow Six Siege no tira por una campaña cuya historia que pueda hacer perder el tiempo a los que ya están acostumbrados en demasía a aventuras entre fuerzas especiales y delincuentes, pero que podría asumir dicha función. En cambio, y como novedad más importante que traemos desde Londres, Rainbow Six Siege quiere que el usuario llegue al multijugador competitivo con las lecciones bien aprendidas, y apuesta por el denominado modo Escenarios de entrenamiento para ofrecer al jugador hasta seis situaciones diferentes que servirán como divertido tutorial para familiarizarse con las muchas opciones de juego que tendremos para asaltar cualquier defensa enemiga.
Y justo en este modo y en el ya conocido Caza del terrorista, pasamos las primeras horas antes de abordar las partidas antes comentadas. En estas seis misiones se nos obligaba de alguna manera a manejar artilugios como el detector de electrónica, o a identificar trampas y explosivos enemigos; pero también a saber manejar las armas, descubrir su personalización, y también a saber movernos por el mapa, haciendo rápel por los muros o distinguiendo aquellas paredes que necesitan una carga explosiva más fuerte que otras.
Lo mejor es que fue divertido en muchos compases. No confiamos demasiado en el uso de este modo durante mucho tiempo, sobre todo cuando estemos familiarizados con todo en Rainbow Six Siege; pero su función la cumple plenamente, y hará que no nos encontremos en el modo online a demasiada gente que carezca de la idea necesaria como para que no sea útil al equipo.
Por otro lado, Caza del terrorista, que fue anunciado en el pasado E3, nos dispuso junto a nuestros compañeros ante una enorme cantidad de enemigos con el objetivo de abordar cada desactivación de la bomba o cada rescate de rehén desde la perspectiva atacante. La inteligencia artificial nos puso en más de un aprieto en difícil, pero más aún la realista, que nos disuadió de intentar abordar así las partidas en demasiadas ocasiones. Mucho más divertido que la anterior modalidad en solitario, claro; pero sobre todo puede cobrar importancia como entrenamiento conjunto para los verdaderos retos que plantea el juego.
Aunque para prueba de fuego la que pasará Rainbow Six Siege cuando salga a la venta. No nos vamos a andar con medias tintas: pocas veces lo hemos pasado tan bien en un evento previo de estas características como con Rainbow Six Siege, pero somos conscientes de que esto se debe a poder jugar en equipo con compañeros a los que ya conocíamos y que perseguían el mismo objetivo que nosotros. Sí, Rainbow Six Siege será el juego que querrás jugar con tus amigos, porque exprime al máximo conceptos tan importantes como la coordinación, colaboración, el compañerismo, la táctica y la estrategia. Pero, ¿qué pasará si no conocemos a nuestros compañeros, si ni tan siquiera hablamos su idioma?
Tenemos nuestras dudas. No ocurrirá como Evolve, ni mucho menos. El juego de Turtle Rock Studios tenía y tiene problemas diferentes, como la exigencia de coordinación en un bando pero no en el otro. Rainbow Six Siege lo hemos visto equilibrado en todo momento, y eso juega también a su favor. Pero nos inquieta pensar en aquel jugador que adquiera el juego sin nadie más a quien conozca y se aventure a tratar de jugar sin más. ¿Creará Ubisoft salas de juego o una búsqueda de partidas que agrupe a gente del mismo país en un mismo equipo para que al menos compartan idioma? Desde luego, sería la mejor solución para hacer que el juego llegue a la máxima gente posible.
Pero incluso aunque no sea así, Rainbow Six Siege se desmarca claramente de la tendencia y tratará de ofrecer en PS4, Xbox One y PC algo diferente a lo que estamos acostumbrados a ver en los juegos de disparos en primera persona. Estaremos atentos en la versión final para ver en qué queda todo esto, pero de momento las sensaciones son francamente buenas.