Noviembre de 2013 quedará marcado para siempre como el momento en que arrancó la cuarta generación de consolas PlayStation, y octava en el terreno de las consolas en general, con una tercera Xbox que llegaba casi simultáneamente a PS4, unos días antes, para hacerle frente directo y con una Nintendo Wii U que, tecnológicamente, se quedaba un poco atrás buscando otras ideas y no queriendo -ni necesitando- entrar en la competición de los dos sistemas domésticos de vanguardia. 24 meses hace ya de que juegos como Killzone Shadow Fall y Knack en una, o Dead Rising 3 y Forza Motorsport 5 en otra llenaban las estanterías de las tiendas. Y, en este momento y con muchos millones de ambas consolas ya colocadas en los hogares de todo el mundo, es hora de ponerlas cara a cara y ver aciertos y errores de cada una, también por si algún futuro comprador tiene dudas de cara a esta Navidad.
Empezamos por un dato que siempre es significativo, las cifras de venta y la imagen general de PlayStation 4 como marca y Xbox One como marca. En la industria del videojuego es muy importante saber contentar e ilusionar al jugador, éste es un mercado de expectativas y compras por impulso, por lo que las buenas noticias y el saber conectar con la audiencia determinan mucho más las ventas que en otros sectores, también los precios que se consiguen bajar o los juegos exclusivos, con especial peso para los llamados first party o sagas que siempre son muy asociadas a una de las dos competidoras, Sony y Microsoft.
PS4 lo está partiendo en ventas, con más de 31 millones de consolas ya colocadas y una expectativa de distribución enorme de aquí a que cierre el año fiscal, el próximo 31 de marzo. Su imagen, absolutamente buena cuando se anunció la máquina y muy cómplice del jugador habitual, últimamente se está viendo algo mermada con noticias negativas como la no retrocompatibilidad plena de los juegos de PS2, sino que se queda en emulación, o los juegos que se están regalando con el servicio de pago y suscripción PlayStation Plus. Se percibe cierta relajación. No está en su mejor momento de cara a contentar al usuario y enorgullecer al fan acérrimo, pero grandes exclusivos venideros como Uncharted 4: El Desenlace del Ladrón, Horizon: Zero Dawn, The Last Guardian o todo lo relacionado con PlayStation VR le auguran un futuro imbatible que está haciendo de motor principal de sus ventas hoy.
Xbox One, por su parte, no termina de dejar claros sus millones de ventas, que se estiman en unos 14. La consola está remontando en las tiendas, con un Black Friday en Estados Unidos que la ha vendido más que PS4, especialmente allí, en territorio norteamericano. Pero su desastroso arranque en cuanto a imagen y desaciertos le está pasando una factura que algunos analistas aseguran que no podrá recuperar. La obligatoriedad inicial del malogrado Kinect, su precio al principio de 100 euros/dólares más cara que PS4 o los escándalos con resoluciones siempre inferiores que su competidora son ya una mancha en la historia de la compañía, que por suerte se están limpiando con iniciativas tremendamente bien acogidas por los jugadores como una fuerte retrocompatibilidad con el 80% de los juegos de Xbox 360 tanto digitales como físicos, así como exclusivas de peso como la temporal del sobresaliente Rise of the Tomb Raider.
Otro punto que determina qué máquina se lleva el gato al agua además de su imagen y supremacía en ventas es el catálogo de exclusivos, para los que somos jugadores asiduos el punto más importante de todos, quizá. Las IPs o sagas first party dicen mucho, pero también las adquisiciones de third party que se disfrutan en exclusiva, como Street Fighter V en PS4 o Dead Rising 3 en Xbox One, a lo que se suman las temporales o las de contenido inédito para una sola consola, como ocurre con Destiny en la de Sony. Vamos a ver lo que ha salido y lo que saldrá en materia de exclusivas:
PlayStation 4 ha tirado de casi todas sus marcas potentes esta nueva generación. Ya hemos tenido Killzone, ya hemos tenido inFamous, ya hemos tenido Little Big Planet, y vamos a tener Uncharted, Ratchet and Clank o Gran Turismo, pero, de momento, nada de God of War, Wipeout o Medievil. También de mucho más peso del esperado son Until Dawn o el poderoso y decisivo Bloodborne. Todos los estudios subordinados de Sony Computer Entertainment están con trabajos interesantes, desde Japan Studio junto a Team ICO al fin con The Last Guardian, hasta Guerrilla Games con el prometedor Horizon Zero Dawn, Sony Santa Monica supervisando buenas promesas como Bound y tras el exitazo comercial y gráfico de The Order: 1886, Media Molecule con Dreams o London Studio con gran parte de los proyectos para PlayStation VR. Street Fighter V y Ni No Kuni II son los mayores exclusivo third party para PS4, también con versión en PC, aunque son buenas noticias que Call of Duty: Black Ops III y Star Wars Battlefront se mantengan con PS4 para anticipación de los DLCs, que Assassin’s Creed Syndicate tenga contenido inédito o que títulos de muchísimo éxito como Rocket League o Final Fantasy VII Remake salgan primero en esta plataforma.
Xbox One también juega bien sus cartas, quizá de momento mejor, incluso con un catálogo de exclusivos más grueso. Halo 5 Guardians, Forza Motorsport 6 o la potentísima exclusiva temporal de Rise of the Tomb Raider son nombres que van a marcar esta Navidad para la máquina. Y lo que está por venir, con el impresionante Quantum Break, con Gears of War 4, Crackdown 3 o el desde el principio llamativo Scalebound. Está en un buen momento y los meses que le esperan lo van a mantener igual de bien. Las adquisiciones de acuerdos con third party a golpe de talonario nunca han sido un problema para Microsoft, por lo que queda clara que la agresiva estrategia seguida con Rise of the Tomb Raider va a repetirse en el futuro. Estudios como Rare, que ha maravillado a los jugadores con el mega pack de remasterizaciones Rare Replay, o Playground Games siguen trabajando para la consola en exclusiva.
Llegamos a otro punto crucial en la vida de una consola, sus capacidades como hardware y las herramientas o ayudas que pone al alcance de los desarrolladores para que programar para ella sea fácil y apetecible, quedándose con todos los proyectos originales y no recibiendo ports. La generación pasada, Xbox 360 marcaba el estándar, y PS3 recibía los ports, por lo que muchas veces algunos títulos se veían peor en la consola de Sony ¿Sigue ocurriendo en esta generación?
Pues no, resulta que ahora PlayStation 4 es para muchos estudios externos la que marca el canon, aunque también hay un buen número de desarrolladoras que trabajan en paralelo ambas máquinas, pues las facilidades para programar en una y otra se asemejan mucho y son bastante masivas esta vez, también para dar cabida a los creadores indies y pequeños estudios. Pero lo cierto es que la máquina de Sony es ligeramente más potente que Xbox One en su GPU, lo que ha conseguido que muchos juegos que en la plataforma de Microsoft se mueven a resolución de 900p, en PS4 puedan alcanzar los 1080p, además de pequeñas correcciones en texturas o tiempos de carga.
Xbox One, por su lado, va a recibir todos los juegos multiplataforma que PS4, pero algunos de éstos se quedan muy, muy poco por detrás en lo que decíamos, temas como la resolución máxima. Sin embargo y pese a ese titular rápido que la calificaría de menos potente, la plataforma ha demostrado también que verdaderas piezas de vanguardia técnica como Rise of the Tomb Raider o Star Wars Battlefront se mueven con total estabilidad, sin sacrificar ningún elemento notable, ni framerate ni distancias de dibujado, por ejemplo, lo que hace que cataloguemos, honradamente, su inferior potencia como algo irrisorio y sin importancia. Ambas consolas son potentes sistemas de nueva generación junto a los ordenadores a la última, siempre que se les saque buen partido. De hecho, algunos títulos multi como The Witcher 3: Wild Hunt o Assassin’s Creed Unity han conseguido un mejor rendimiento general en Xbox One que en PS4.
Además del catálogo de exclusivos Triple A, otro factor determinante al ver qué juegos hay para una y otra consolas es su atención a los títulos independientes, esos desarrollos más pequeños pero que albergan verdaderas joyas audiovisuales y jugables como Journey, Ori and the Blind Forest, Limbo, Braid, The Talos Principle, Rocket League, Super Meat Boy, Trine, No Man’s Sky o Fat Princess. Mirando hacia adelante y hacia atrás, comparar a ambos sistemas no es fácil dada la total mano tendida a los desarrollos de este inferior calibre que disponen tanto Sony como Microsoft.
PS4 hace de el “para vosotros, jugadores” también un “para vosotros, desarrolladores”. Es magnífica la atención de PlayStation a que la PSN Store se llene de juegos interesantes, originales y no necesariamente superproducciones de altos presupuestos y grandes equipos de trabajo. Ha contado con exclusivas fuertes, algunas compartidas con PC, como Rocket League, The Talos Principle, Helldivers, OlliOlli 2, Broken Age, Everybody’s Gone to the Rapture… Y las que vienen, como Rime, No Man’s Sky (en consola), Alienation, Bound, The Witness… Además, en España se ha lanzado el programa PlayStation Talents, para recopilar y promocionar trabajos potentes salidos del desarrollo humilde de nuestro país y facilitar un escaparate vistoso e internacional a los juegos nacionales
Por su parte, Xbox One tiene el programa ID@Xbox, su plan de ayuda y respaldo a todos los juegos que quieran ir directos al Bazar de Xbox Live, cantera de juegazos de pequeño y mediano desarrollo como el precioso Ori and the Blind Forest o el todavía más mejorado Castle Crashers Remastered. Si bien es cierto que no hay tanto y tan bueno de momento en One en el terreno indie como en PS4, sí que hay que tener en cuenta que lo que vendrá puede hacer temblar a Sony en ese segmento, al menos igualando su oferta de futuro. Inside, lo nuevo de los creadores de Limbo, tiene una pinta asombrosa. También Cuphead, con su estilo nostálgico de animación de los años 30. Muy bien funcionan aquí, también, descargables multijugador de éxito como World of Tanks, Smite o Elite Dangerous.
Un gran paso de la nueva generación es incorporar cascos y visores al juego tradicional. PlayStation 4 prepara el lanzamiento de lo que conocíamos como Project Morpheus hasta el pasado septiembre, ahora PlayStation VR, mientras que Xbox One hará de las gafas HoloLens una nueva forma de entender los hologramas y la interacción con ellos. ¿Qué herramienta es más prometedora y con más títulos en desarrollo para amortizarla?
PlayStation VR de PS4 cuenta con la ventaja de usar la realidad virtual como el dispositivo más extendido, Oculus Rift, por lo que no serán pocos los títulos que salgan en la consola de Sony aprovechando el periférico pero también en ordenador con el casco de Oculus VR. Funciona de maravilla, es ergonómico, y no se sabe aún su precio, aunque los expertos aseguran que superará los 300 euros. Además, necesita PlayStation Camera y dos mandos PS Move para conseguir la experiencia totalmente inmersiva que determinados juegos exigen. Muchísimos estudios third party, independientes y de primera línea de Sony como Santa Monica (God of War) o Guerrilla (Killzone) ya trabajan para PlayStation VR.
HoloLens, por su parte, basa su atractivo en la realidad aumentada y los hologramas. Con este espectacular visor colocado en la cabeza podemos crear una pantalla virtual donde jugar nuestros videojuegos de Xbox One, hacer una cosntrucción de Minecraft sobre la mesa del salón o ver información de allá donde miremos con un formato parecido al de las Google Glasses. La adquisición de Microsoft de todos los derechos de Minecraft y su desarrolladora Mojang no ha sido en vano, y se esperan grandes productos para sacar partido a esta espectacular tecnología, que pretende otras cosas distintas a PlayStation VR y que llegará, también, bastante más tarde. No se sabe tanto de HoloLens como del ya próximo casco de PS4.