Recuerdo ahora con cierta sonrisa irónica aquella conversación -en aquel entonces algo surrealista- de la que participé no hace demasiado tiempo. Se había acabado de anunciar la última remasterización del momento en PlayStation 3, la nueva generación de consolas aún no era una realidad y entre jocosos comentarios mi buen amigo y compañero Pedro (al que habréis podido leer en alguna ocasión en LaPS3 impartiendo ciertas lecciones sobre el universo Kojima y la saga Metal Gear Solid) comentaba que en la next-gen seguro que nos encontraríamos con lo que él bautizó como True HD Collection, las remasterizaciones definitivas a 1080p y 60fps.
Las carcajadas acompañaron su comentario entre los que nos encontrábamos allí reunidos, no sin que el sonido se apagara de forma algo lastimosa. Y es que en el fondo no nos extrañaba a ninguno de nosotros que eso llegara a ocurrir. La última generación se vio plagada de títulos de su predecesora cuya necesidad de volver a reeditarlos era relativa en cada caso, descubriendo además trabajos de una calidad muy dispar que, en ciertas ediciones, más hubiera valido la pena conservar en la memoria el recuerdo original que sustituirlo por el nuevo, como ocurría con Dragon Ball Budokai HD Collection o la versión para PS Vita de Jak & Daxter Collection.
Con PlayStation 4 y Xbox One en el mercado, poco tiempo tuvo que pasar para que las primeras compañías se apuntaran al carro de una nueva línea de negocio que había dado buenos resultados en las anteriores plataformas. Fue Square Enix con su flamante reboot de la saga Tomb Raider quien se lanzó a la piscina para sacar a la venta Tomb Raider Definitive Edition. El True HD Collection se convertía en realidad, pero a medias, pues sólo PS4 llegaría finalmente a exhibir esos ansiados por algunos 1080p y 60fps. Además, la intención de convencer al futuro comprador venía acompañada de terminología compleja y rimbombante, como la Tecnología Tress FX para decir, en definitiva, que Lara Croft ahora tenía pelazo en la nueva generación.
Pero no fue un hecho aislado este proyecto, y poco tuvimos que esperar para ver cómo Naughty Dog anunciaba la remasterización de The Last of Us para la nueva PlayStation 4. Poco más de un año iba a separar en el tiempo a la versión de PS3 de la de la nueva consola de Sony, sin más motivo aparente que llevar -de nuevo- a la resolución de 1080p y a la tasa de imágenes de 60fps un trabajo que ya en la anterior generación era totalmente espectacular. Aquí las diferencias se acortan aún más, y no porque la remasterización no sea buena, que lo es y mucho, sino porque el nivel del que se venía era ya tan elevado que tan solo la fluidez gracias a la frecuencia de imágenes supone una mejora digna de ser reseñada.
Pero los proyectos en este sentido no se van a detener ahí. Microsoft, por su parte, ha querido unirse también a la fiesta con Halo: The Master Chief Collection, mientras Rockstar busca seguir batiendo récords de ventas llevando ahora a Grand Theft Auto V a la nueva generación de consolas. Además, mientras escribo estas líneas, Capcom anuncia la remasterización del remake del primer Resident Evil aparecido en GameCube para consolas PS3, Xbox 360, PS4, Xbox One y PC.
La fiesta no parece tener intención de parar, sino que, después de los primeros globos sonda lanzados y aprovechando un inicio de generación algo escaso de nuevas propiedades intelectuales y de títulos que realmente expriman el potencial tecnológico de las nuevas máquinas, las compañías quieren exprimir el filón de ventas de software que están teniendo estas consolas para maximizar aún más si cabe una inversión tiempo ha hecha. Para volver a vender lo que ya se hizo, para pulir lo que era necesario mejorar o para conseguir ingresos sin arriesgarse con un nuevo proyecto creativo de resultados imprevisibles.
Porque cada remasterización debe enfocarse de manera diferente, observando un montón de variables que afectan directamente a la necesidad que pueda haber o no de volver a sacar un mismo juego con, simplemente y a grandes rasgos, mejor resolución y/o frecuencia de imágenes. ¿Era necesario volver a revivir una historia como la de Tomb Raider y The Last of Us que hacía poco tiempo habían aparecido en la anterior generación? ¿Cuántos están dispuestos a volver a pasarse toda la saga Halo entera en Xbox One? ¿Es honesto realizar una remasterización de un remake de hace dos generaciones, aunque ésta sea para el primer Resident Evil? ¿Aportará Rockstar las suficientes novedades como para que mucha de la ingente cantidad de personas que adquirieron Grand Theft Auto V lo vuelvan a hacer de nuevo?
Como todo en esta vida, la respuesta a cada pregunta dependerá de los gustos y las ganas que cada usuario tenga por volver a pasarse -o hacerlo por primera vez, evidentemente- cada uno de esos juegos. En mi caso, no consideraba necesaria la llegada de Tomb Raider Definitive Edition, me hubiera dado igual pasarme The Last of Us en PS3 que hacerlo en PS4 como lo estoy haciendo ahora, con Resident Evil dudo de la calidad de la remasterización en PS4, Xbox One y PC (mientras me pregunto si Capcom algún día recobrará un rumbo lógico), con Grand Theft Auto V me mantengo expectante dado el buen hacer habitual de Rockstar y de Halo: The Master Chief Collection pienso que sería una buena ocasión para acercarme totalmente a la saga de tener una Xbox One.
Cómo véis, y aunque me duela terriblemente en el alma parafrasear a Pau Donés, todo depende. Sin embargo, de lo que no se puede dudar es de un miedo evidente a la creación de nuevos juegos, a arriesgarse en ofrecer mecánicas novedosas o a innovar en géneros que puedan ofrecer mucho más de lo que dan en estos momentos. Es extremadamente preocupante que pocas compañías se hayan aventurado a crear nuevas propiedades intelectuales, cuando el inicio de cada nueva generación de consolas siempre supone el momento ideal para ofrecer al usuario, ávido de títulos, otras formas de jugar e historias diferentes que contar.
Mientras tanto, más vale ir concienciándose de la llegada de más anuncios en este sentido. Como comentaba más arriba, estarán aquellos que nos brindarán la oportunidad de volver a jugar a un gran título por primera vez, los que no encontraremos una necesidad imperiosa de volver a tocar después de haberlos ya disfrutado en su momento y los que, tanto en uno o en otro sentido, nos puedan sorprender o decepcionar por el trabajo hecho en estas ya conocidas para mi como ediciones True HD Collection. ¿La crisis de creatividad? Ese ya es otro tema…