Año 1997. La por aquel entonces Squaresoft lanza al mercado Final Fantasy VII que, como suele pasar en estos casos, sin ninguna explicación ni auténticas previsiones se convierte en referente del género a nivel internacional, facilitó que Occidente aceptara el juego de rol como un buen género y alcanzó el estatus de leyenda de una generación. Una tecnología revolucionaria por aquel entonces y la integración de secuencias FMV en la acción, lo que daba a la narrativa un nivel inusitado, fueron culpables de su éxito. Especialmente memorable, por supuesto, es aquel momento del final del primer CD, en el que la muerte de… ¿qué? ¿Cómo que es spoiler? ¡Que han pasado ya 20 años!
Pues sí. Es spoiler, o destripe que sería el término patrio a aplicar en este caso, aunque hayan pasado dos largas décadas desde que sucediera aquella muerte. ¿Pero lo es realmente? ¿Tiene el spoiler fecha de caducidad, es todo realmente spoiler? ¿No sería este hecho de Final Fantasy VII del que hablamos más parte de la cultura popular del videojuego que un destripe de la historia en sí mismo?
Antes de la generalización global de Internet, el acceso a información actualizada constante era mucho más complicado (más bien, imposible), por lo que en aquellos casos era más fácil estar «aislado» de un juego, de un libro o de una película. Llegar sin contaminación mediática de ningún tipo, por así decirlo, con todo lo que ello conlleva, lo bueno y lo malo. Sin embargo, ahora estamos en una situación en la que absolutamente cualquier cosa llega a considerarse spoiler, lo que a veces lleva a situaciones un tanto extrañas.
Tenemos también el falso spoiler, que suele usarse mucho en tráilers de videojuegos. Tengo en mente uno relativamente reciente, en el que en su secuencia de introducción vemos al malo que conocemos desde el principio. En un momento dado de la cinemática, el malo se convierte en otro personaje, «destripándonos» que en realidad quien creemos que es el malo no lo es y, al final del juego, descubres que realmente no era lo que pensabas. Es decir, ponerte en una premisa desvelándote de forma aparentemente casual un detalle argumental, para en el último momento darle la vuelta a lo que dabas por hecho y cuando se utiliza adecuadamente, la verdad es que tiene un efecto bastante positivo.
Por supuesto, hay situaciones en las que el spoiler es total y absolutamente inevitable. Hace poco sin ir más lejos fui al cine, estando en cartelera una película que tenía muchas ganas de ver. No mencionaré cuál porque es relativamente reciente y, aunque como veréis es irrelevante, puede ser spoiler. El tráiler de la película te muestra claramente cómo dos de los actores serán los protagonistas principales de la cinta. Así que cuando llega el momento en el que se plantea la posibilidad de que no puedan llegar a encontrarse nunca, obviamente, tú ya sabes que van a encontrarse y quita toda la tensión del asunto. Eso, eso sí que es un spoiler. Pero obviamente inevitable como decimos.