Hay que ver cómo ha cambiado el mundo de los videojuegos en los últimos años. Posiblemente, la sexta generación (PS2, GameCube y Xbox) sea recordada por muchos como la mejor de todas. Se trata indiscutiblemente de una de las épocas doradas de los videojuegos. Una inmensa cantidad de títulos de todos los géneros imaginables, muchos de la mayor calidad. Sin embargo, los avances tecnológicos han permitido que los juegos tengan cada vez más calidad y es inevitable que nos hagamos la gran pregunta. ¿Cómo saber que un juego es realmente bueno?
En busca de un producto superior
Vamos a empezar por lo obvio. Las sagas con más solera son al mismo tiempo las que tienen más potencial para ser de mucha calidad, y ser de la menor. Si buscas un juego bueno, apuesta por una saga con muchas entregas. Resident Evil, Final Fantasy, Metal Gear, Call of Duty… en todas ellas hay juegos de calidad indiscutible, así que ahí estará el juego perfecto para ti, sin duda.
Después, por supuesto, tenemos que irnos a los valores de producción. Quizás te gusten los indies, pero si buscas un gran juego, uno bueno de verdad, tendrás que irte a por un Triple A. Un Furi, Jotun, Steamworld Heist o Journey nunca van a estar a la altura de superproducciones como Assassin’s Creed o The Elder Scrolls. Cuanto más dinero haya en un juego, mejor va a ser, ahí no hay discusión posible. Ninguna compañía dedicaría tantísimos recursos económicos a algo malo, después de todo.
Y ahora vamos a fijarnos en lo evidente, los aspectos técnicos. Treinta imágenes por segundo (los llamados 30 fps) son lo que habitualmente tenemos en consola. Para que un juego sea bueno a día de hoy, no vale nada por debajo de los 60fps. Si jugáis en PC es a lo que estáis más que acostumbrados. Sin esto, ninguna secuencia de acción o con mucho movimiento será de la calidad mínima para considerar que el juego es «realmente bueno».
De la mano de la tasa de imágenes por segundo está el apartado artístico y la iluminación, claro. Hay que ver la de juegos que se han echado a perder por una mala iluminación. O por no escoger a alguien lo suficientemente bueno para dar a los personajes y escenarios la originalidad y personalidad suficientes. Si no hay un Yoji Shinkawa como poco detrás del apartado artístico o del diseño de los personajes, pasad de largo, el juego será malo. Posdata: desde esta humilde cátedra, un saludo al maestro por todas esas impresionantes ilustraciones de Metal Gear o Zone of the Enders.
Obviamente, detrás del juego tiene que haber alguien importante. Los nuevos directores pueden tener ideas originales, pero lo que hace falta ante un gran juego es una persona con experiencia, que ya haya demostrado lo que es capaz de hacer en sobradas ocasiones. Además, pocas empresas iban a dedicar el dinero y personal suficientes a un novato para hacer algo «realmente bueno». Los grandes guiones son cosa de grandes directores.
Que esa es otra. El argumento tiene que ser complejo y estar bien trabajado. Y explicado. Nada de cosas dejadas a la interpretación del jugador, o historias «mudas» como por ejemplo Hyper Light Drifter, o Everybody’s gone to the Rapture. Esas cosas no se hacen en un juego de calidad, la historia tiene que contarse de forma clara. Si hay demasiadas interpretaciones de un argumento, es que la cosa no está bien hecha.
Y por último, la banda sonora. Todo gran juego tiene una gran banda sonora detrás. Cualquiera de los juegos indiscutiblemente «realmente buenos» tiene un One winged angel, un Emil (Sacrifice) o un The best is yet to come. Recordad, los mejores juegos se diferencian del resto porque tienen un tema que no se te va de la cabeza.
La auténtica calidad
Obviamente, todo lo dicho hasta este punto no es más que sarcasmo que espero haya sido lo suficientemente exagerado como para que sea evidente. ¿Realmente necesitas que alguien te diga que un juego es bueno y que te gusta porque es grande? Los periodistas, redactores, analistas y youtubers os podemos dar una opinión sobre lo que nos ha parecido un juego. Pero las opiniones son como los culos: todo el mundo tiene uno y a todo el mundo le gusta el suyo. Objetivamente, se puede hablar de que un juego tenga bugs, de que alguna parte se haga pesada y de algún aspecto técnico… y ya está.
Un juego carente de modo historia puede ser divertido para alguien, por ejemplo, Killing Floor 2 resultó muy entretenido para un servidor. Algo sin un argumento concreto, como Journey, o ambiguo, como Everybody’s gone to the Rapture, es capaz de contar la mejor de las historias.
Lo que realmente hace a un juego bueno o malo, en opinión (recordad, yo también tengo culo) de un servidor, es la diversión personal que te ofrece. Y sobre todo, las horas de entretenimiento que es capaz de darte. El tiempo que será posible que te tenga atrapado en un universo que parecerá creado sólo para ti. Mirad Destiny 2. Ha recibido montones de críticas (la inmensa mayoría desde el cuñadismo y el «me han dicho», «he leído» o «he visto en un vídeo de YouTube»), pero yo, como más de uno de vosotros, llevo ya un par de cientos de horas dedicadas. Y alguna más aún le echaré.
Buscad opiniones. Preguntad a amigos. Si hay demo, jugad. Ved vídeos, ¿por qué no? Pero nunca os quedéis con la duda de si realmente es bueno o malo. Si realmente os llama la atención, si os impulsa a hacer ese gasto de comprar un juego, por algo será. Al final, la única opinión que os va a servir de algo, es la vuestra, que a fin de cuentas sois los que sujetáis el mando.