Tras años de infinito y agotado musou Pirate Warriors a cargo del mismo equipo que hace los Dynasty Warriors, Monkey D. Luffy y el resto de piratas de trazo estridente y sombrero de paja se estrenan en el género de la lucha 1v1, más concreta y justamente en el 3v3. One Piece: Burning Blood es el salto de la marca a las peleas directas, algo que otros animes como Dragon Ball o Naruto Shippuden han hecho muy bien en sus últimos juegos de nueva generación, y que ahora pone al servicio del fan del manganime el que parece que va a ser el mejor trabajo de Spike Chunsoft, responsables de Danganronpa o J-Stars Victory VS +.
Nueva y final prueba de producto en versión prácticamente definitiva, con una Bandai Namco España que se ha traído de Japón al director de este nuevo juego, Hiroyuki Kaneko, y a su productor, Koji Nakajima, cómo no, disfrazado para ocasión. Muy nipón todo. Pero más allá de cosplays, palabras estudiadas y presentaciones de producers traducidas de forma genérica, lo que uno debe comprobar en este tipo de previews son esos elementos del juego que no se conocían y poner al límite sus grandes promesas. Burning Blood es el primer One Piece exclusivamente de nueva generación, así que el aspecto gráfico 1080p es la primera gran prueba de fuego para conseguir que hablemos bien de él. Qué menos.
Y sí, cumple con lo exigible. El trazo de contorno visto de los luchadores, el detalle de los escenarios o los efectos visuales de partículas y destellos con cada torta son lo esperado. Ni más ni menos. Todo se mueve muy fluido y transmite absolutamente las sensaciones y texturas del anime, con, como no iba a ser de otra forma, un completo respeto a aquella galería de sonidos y todos los detalles que el fan podría desear. Hay secuencias y ataques especiales que llegan a hacernos dudar de si motor del juego o fragmento cogido del anime, y eso es buenísimo. Así como otras cinemáticas, especialmente del modo Guerra de Paramount del que hablaremos ahora, que recrean partes de la serie de animación claramente en tres dimensiones y con el motor del juego, dándoles un nuevo enfoque y, seguramente, emocionando al asiduo.
Cuatro historias se entrelazan en la modalidad más clásica a la par que entregada a la narración y al fan, Guerra de Paramount. Poco o nada se sabía de este formato que se añade al Versus en local y al online, pero ahora ya sabemos que Luffy, Ace, Barbablanca y Akainu narrarán sus últimos viajes, desde el principio de la saga Marineford. Los enfrentamientos más memorables con pequeñas introducciones que cuentan cómo se desataron, misiones adicionales en pelea para buscar recrear combos míticos o diálogos grabados a fuego en entornos inconfundibles marcan esta modalidad que promete más de 12 horas de peleas bien distintas y ser la perfecta puerta de entrada al más exigente online.
Plantillas de casi 40 personajes (entre principales y de apoyo) nos dejan confeccionar al equipo ideal con un aliciente tremendo, que todas las combinaciones tienen golpes únicos mezclando la salida de un luchador y entrada de nuevo. Esta ventaja de los ataques combinados en este 3v3 genera un gameplay muy táctico donde, además de machacar el botón cuadrado para encadenar combos o saber usar el L1 para desplegar habilidades Haki, hay que tener en cuenta cuándo defender, cuándo cambiar de personaje y cómo o hasta qué punto mantener las distancias e ir preparando los movimientos más devastadores.
La mayoría de personajes tienen transformaciones o técnicas basadas en la Fruta del Diablo, lo que permite, por ejemplo, a Franky adoptar sin mucho esfuerzo su forma de Shogun o a Crocodile encadenar golpes estándar con su Movimiento Logia para cruzar el escenario con su garfio dorado por delante, en un barrido elemental muy dañino. Al contrario que en clásicos de las peleas como Street Fighter o Tekken, en este Burning Blood, como en Naruto SUNS o en J-Stars, el uso de los especiales importa más que el encadenamiento de combos. Combos que, por cierto, son radicalmente distintos de un personaje a otro. Grandiosa labor de Spike Chunsoft que confirmo ya.
Conseguir desplegar la Cuarta Marcha de Luffy, el Amaru de Ener o el Zoan de X-Drake es un show pirotécnico que incluso deja bastante atrás a lo que vimos en el anime, además de, en la mayoría de ocasiones, darle la vuelta por completo a la pelea. Es una fantástica noticia que finalmente sus creadores hayan optado por unas cámaras tan cercanas a los personajes, lo que permite deleitarse mejor con los detalles, los efectos lumínicos, los gestos y rostros y la sensación de pesos y golpes e impactos. Adicionalmente, es posible configurar las perspectivas e incluso, cuando juguemos en una misma consola con dos mandos, meter pantalla partida o dejarla en una compartida.
En esta demostración concreta, en total contábamos con 21 personajes más los de apoyo, configurables según estrategia de combate, con sanadores, agilizadores, refuerzos para ataques conjuntos, rompedores de guardia, etc. Está claro que Burning Blood va a ser el típico juego de Namco Bandai repleto de coleccionables y desbloqueo, lo que le asegura horas y horas de diversión hasta sacarle todo el partido de lo que propone y contiene. Hablamos, probablemente, del videojuego de One Piece más vasto en contenidos hasta la fecha, también el más vistoso y fan service, lo que son fenomenales cartas de presentación que han sido demostradas en este hands on.
Y otro factor importante: es un juego para aprender y engancharse a medida que se va dominando. No tiene tanta aleatoriedad o victorias injustas de novatos como otros. Saber jugarlo se premia y hay un montón de modos y lecciones para entender sus planteamientos y sinergias. Voces en inglés o japonés con textos en castellano, una presentación nueva como todo acérrimo de la serie desaría y tiempos de carga ágiles para no pausar casi nunca la acción. Sin duda, en el terreno de las peleas de anime al brillante Naruto Shippuden: Ultimate Ninja Storm 4 le acaba de salir nuevo competidor. En abril en Japón, 3 de junio en Europa.