Cuando volvemos la vista atrás, no tenemos que ir muy lejos para ver la gran frontera. Aquello que realmente supuso, más allá de los gráficos, de los juegos que se pudiesen disfrutar en 3D, del fotorrealismo o sensores de movimiento en el mando, lo que hizo que mucha gente supiese que realmente estábamos en una nueva generación. Ese gran paso que supuso que los jugadores de consola cogiesen el mando de otra forma, fue la irrupción de las funciones online en las máquinas de sobremesa.
El juego a través de la red abrió todo un mercado de posibilidades, que algunas compañías aprovecharon para arrasar con la competencia. Pocos podían pensar que una saga bélica que hasta el momento se había centrado sobre todo en la segunda guerra mundial podría convertirse en el precursor de lo que a día de hoy sirve como base para la inmensa cantidad de juegos en primera persona, pero el hecho es que, para bien o para mal, Call of Duty: Modern Warfare supuso un antes y un después en el mundo de los videojuegos.
Con una proyección tan espectacular como lo fue el juego online casi desde que se generalizó su aparición en juegos que nadie habría imaginado, era cuestión de tiempo que su camino se cruzase con el de esa otra novedad, que realmente llegó algo después: los trofeos.
Éste nuevo tipo de trofeo, el trofeo online, se introdujo de forma bastante tímida al principio, en algunos casos, como por ejemplo, sin ir más lejos, Modern Warfare 2, no existían de forma explícita, pero sí ayudaba contar con otra persona al otro lado del cable para echarnos una mano con ciertas misiones. Sin embargo, a medida que los juegos han ido creciendo, algunos títulos han incluido trofeos que nos exigían jugar online y que eran realmente difíciles, pesados, en algunos casos ridículamente complicados de conseguir.
En algunos casos, por llevar un tiempo excesivamente largo. En otros, por suponer un desafío que escapaba a la amplia mayoría de jugadores, mientras que en otros, sencillamente el juego estaba tan mal pensado que resultaba insufrible. Hoy sigue siendo el día que los trofeos online cuentan tanto con aficionados que lo consideran un aliciente que alarga la vida de los juegos y hace que jueguen con sus amigos, como con detractores, que consideran que un Platino debería depender de tu propia habilidad y no de los demás, además del hecho de estropear nuestra búsqueda del galardón máximo al cerrar servidores.
En cualquier caso, hoy vamos a centrarnos en algunos de los juegos que han sido artífices de que los cazadores de trofeos organizasen quedadas, preparasen partidas de boosteo (en algunos casos, con la amenaza de la sanción si se les pillaba en plena faena), buscasen pareja para afrontar algunos de los retos más demenciales o, simplemente, alguien que les ayudase a conseguir ese preciado objeto que buscaban con el fin de conseguir el ansiado trofeo online que los separaba del Platino.
Realmente en lugar de nombrar varios por separado, creemos que es más sencillo hacer referencia a un buen puñado de juegos que realmente tienden a suponer el mismo desafío: ganar y ganar partidas.
Existen algunas excepciones, como Borderlands, Dead Island o Portal 2, en los que la diversión prima por encima de ganar una y otra vez partida tras partida, pero en general, solemos encontrarnos con desafíos genéricos, modos de juego clónicos… no obstante, los resultados de ventas demuestran que esto es algo que realmente los jugadores demandan.
Tras el impresionante éxito entre los jugadores que supuso Assassin’s Creed II, su continuación nos presentaba un modo online. Para muchos era complicado imaginarse cómo se podía plantear un modo multijugador en el que no destacásemos demasiado, para evitar ser aniquilados. Pese a ser una primera toma de contacto, con las limitaciones que ello suponía, el sistema resultó ser realmente divertido.
Camuflados entre multitudes de personajes iguales, evitar al enemigo, que muchas veces veíamos pasar a nuestro lado, corriendo a toda velocidad mientras nosotros esperábamos, sentados tranquilamente en un banco junto a otros NPC iguales que nosotros, riendo maliciosamente mientras observábamos a nuestro enemigo decidir cual de los tres objetivos que tenía delante era aquel al que tenía que eliminar…
No obstante, hoy es el día en que es complicado no ver activa una quedada para conseguir los trofeos online de éste juego y seguramente las sigamos viendo hasta que los servidores cierren, algo que no parece tan próximo como se podría suponer de un juego con ya unos cuantos años. El infame y larguísimo trofeo por llegar al nivel máximo, así como los que nos obligaban a conseguir todos los bonus o las quince bonificaciones distintas en una sola partida han llevado a muchos a buscar grupos con los que facilitar estos desafíos.
Con la amenaza del cierre de servidores sobre sus cabezas (algo a lo que Rockstar ha asegurado ofrecerá soluciones) resulta imposible no hablar de dos de los títulos que han marcado a montones de jugadores de esta generación. Solamente diremos cinco palabras para hacer que muchos revivan algunos de los peores momentos en su viaje online por Liberty City: Auf Wiedersehen Petrovic y Se Busca.
En cuanto a Red Dead Redemption, lo único que podemos decir es que basta ver que, pese a todos los errores reportados por los usuarios durante los últimos meses, que aseguran haber visto mil y un hacks y docenas de bugs en las partidas, siguen buscando organizar quedadas con las que conseguir trofeos, subir niveles…
Si hay juegos que ponen a prueba los reflejos, la velocidad de respuesta, el instinto asesino y sobre todo, la paciencia y capacidad de aprendizaje de los jugadores, son los que Ryu Hayabusa protagonizó en PS3, Ninja Gaiden Sigma 2 y su sucesor, Ninja Gaiden 3/Ninja Gaiden 3 Razor’s Edge.
La modalidad online de ambos juegos nos exigía superar nivel tras nivel de auténticas carnicerías entre hordas de enemigos, mano a mano con un compañero. Catalogados como juegos de una dificultad extrema, de estos juegos han surgido parejas de jugadores que una vez superado el desafío (o no) han sabido que podían contar con su compañero en más juegos. Si dos personas pueden hacer frente a un ejército de ninjas y demonios, pueden hacer frente a cualquier cosa.
¿No pensaríais que íbamos a decir “juego online” sin decir “Demon’s/Dark Souls”, verdad? Pese a lo atípico y original de su online, aún se han podido organizar pequeñas reuniones de jugadores que buscaban hacer frente a todos los desafíos del juego… o disfrutar de el asaltarnos para frenar nuestro avance.
Pese a que no incluían trofeos que de forma obligatoria hubiese que hacer online (en el caso de Dark Souls, ciertos objetos para los Pactos podían conseguirse de enemigos del propio juego), jugar a Demon’s Souls o a su sucesor espiritual de forma offline es motivo suficiente como para ser quemado en la hoguera por hereje.
Una de las cosas que realmente más interesaban de las posibilidades que se ofrecían era el hecho de poder conseguir ciertos objetos y armas. Sin ser trofeos online, los jugadores los convirtieron en ello, ya que más allá de buscar gente que te ayude con enemigos, que podía llegar a ser contraproducente, lo que se pretendía era encontrar a alguien que tuviese lo que necesitábamos para poder mejorar nuestro equipo y facilitar nuestro viaje… o conseguir el arma que nos faltaba para un determinado trofeo.
Nos dejamos muchos juegos por el camino, como siempre. Warhawk o White Knight Chronicles, que pueden tenernos varios cientos de horas al online. Juegos en los que el online no fue… tan bien recibido como se esperaba, como en el caso de la última entrega de Tomb Raider. Atípicos, como el de Hitman: Absolution. Simples pero siempre con gente, encarnados en los juegos deportivos.
Pero realmente y por encima de todo, las quedadas, bien sea en busca de trofeos o sólo para tener gente con la que jugar, han llevado en muchos casos a la creación de grupos, clanes, a conocer gente con la que mantener una amistad a la hora de jugar.
Porque ese fue el auténtico gran éxito de obligarnos, incluso a los que no estamos interesados en el juego online, a jugar en red: la interacción con otros jugadores.