Artículos y reportajes Por Manuel Gimeno 14 diciembre, 2012

Nuevas Impresiones DmC Devil May Cry

Antes de su lanzamiento, le echamos un vistazo a un juego sobre un Dante que no dejará a nadie indiferente.

Controversia, duda y desconcierto. Tres reacciones que invadieron la más ferviente actualidad en el mundo del videojuego cuando apareció aquel Dante escuálido, de pelo corto y oscuro, y con andares desgarbados, que anunciaba el irreversible reinicio de la saga Devil may Cry. Y es que después del nacimiento de la historia a la sombra de la exitosa PlayStation 2 y de un breve paso por los primeros compases de la generación, el hijo de Sparda parecía que empezaba a tener ciertos achaques de cansancio a los ojos de más de uno.

Pero más allá de entrar a valorar la fortaleza de los motivos que llevaron a Capcom a plantearse un giro de ciento ochenta grados, lo que sin duda se antoja inequívoca es la manera de abordar el asunto. Para ellos no era suficiente rediseñar una historia nueva en la que insertar a nuestro protagonista. No complacía el hecho de cambiar la estética. No bastaba con modificar un sistema de batalla ya arraigado en la saga. El cambio debía ser total y absoluto, con lo que la única salida era apretar el botón, desandar todo el camino andado y reiniciar el sistema.

Con esta premisa en mente, Ninja Theory entró en escena como primer símbolo de cambio, pues acudir a demandar su trabajo significaba reclamar la idiosincrasia de occidente y una forma de hacer las cosas que rompía definitivamente con todo lo anterior. Sin embargo, pese a la magnitud de los cambios los cimientos más básicos iban a ser respetados, aunque estos sólo fueran relativos a un puñado de nombres y personajes que iban a seguir apareciendo para salvar cierta esencia fundamental que no debía perderse bajo ningún concepto.

En base a ella y al reconocido trabajo del estudio inglés, se alza ante nosotros el forzado resurgir de una saga de acción que nos encandiló en la anterior generación, y que en estos momentos nos mira con ojos sugestivos a la par que desconocidos, intentando reclamar la atención y el respeto que le pertenecen por derecho. Así pues, en LaPS3.com hemos podido echar un vistazo a las primeras diez misiones de DmC y devolver esa mirada lanzada, sacando unas conclusiones que en las siguientes líneas se disponen a ser mostradas.

El duro despertar de la resaca

Después de lo que ha debido ser una noche de alcohol y lujuria desenfrenada, el nuevo Dante se presenta ante nosotros con la fanfarronería desenfadada de aquel cuya personalidad domina todos los aspectos de su vida. Bueno, o casi todos. Pues poco tardaremos en sufrir el ataque de un demonio Cazador, pese a ser prevenidos por una misteriosa muchacha que aporrea la puerta de nuestra caravana advirtiéndonos del grave peligro que corremos.

Demasiado tarde. Dicho demonio nos traslada al limbo, una realidad alternativa a la alegre feria portuaria en la que habíamos aparcado tranquilamente nuestra casa transportable, y que queda irremediablemente reducida a escombros tras el primer ataque enemigo. Este mundo paralelo será recurrente en todo momento, pues las luchas contra estos seres infernales se realizarán en ese plano espaciotemporal donde liberan todo su poderío y naturaleza a la hora de intentar borrarnos de la faz de la tierra.

Con este cambio de escenario recibimos los primeros demonios que se prestan a ser pasados por el filo de nuestra querida Rebellion a través de un pequeño tutorial que nos servirá de aperitivo para saborear los incipientes matices de un sistema de batalla que se antoja extremadamente ágil en los primeros compases de esta toma de contacto. Así que tras un poco de esgrima agresiva por aquí, y unos cuantos tajos aéreos por allá, nos rencontraremos con las inseparables Ebony e Ivory curiosamente colgadas tras el accidentado final de nuestra caravana, reuniendo por fin el equipo necesario para plantar cara al responsable de nuestro brusco despertar.

Siguiendo un poco la instrucción a la que hacíamos referencia y sorteando algunas zonas con ciertos toques de plataformas, haremos frente al llamado Cazador, poniendo fin tanto a su existencia como al limbo en el que habíamos sido atrapados. De esta manera y al finalizar el conflicto, la misteriosa chica de nombre Kat se revela como miembro de La Orden, organización que resiste ante el control al que los demonios intentan someter a la humanidad y para los que Dante supone una seria amenaza.

Planteando así la historia, y sin entrar en detalles concretos que puedan desvelar personajes conocidos en papeles determinados, DmC intenta atraer hacia sí al usuario con una familiaridad de contenido argumental a la que no está dispuesto a renunciar, pero que cubre tras un envoltorio totalmente diferente y que abarca absolutamente todas las facetas del juego. Entre ellas –y seguramente la más controvertida- la personalidad del nuevo Dante.

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Presentando al hijo de Sparda

Y es que tal vez el rencuentro con nuestro endemoniado héroe deba ser merecedor de una presentación en toda regla. El Dante que tenemos ante nosotros no sólo cambia estéticamente, sino que su personalidad varía notablemente con respecto a su antecesor, pese a que evidentemente mantienen ciertos atributos en común relativos sobre todo a aquellos relacionados con el ego y la autoestima. Aunque posiblemente la diferencia principal radique en la manera y la frecuencia en que uno y otro la muestran en público.

Porque el actual protagonista también posee esa chulería tan característica de las anteriores entregas. Poco tardaremos en darnos cuenta de este hecho, pese a que seguramente ésta no desprenda la seguridad y el dominio que desplegaba el anterior Dante, y eso es debido en gran medida a que el actual saca a relucir más a menudo otra clase de sentimientos y actitudes que lo hacen ser más humano que el anterior.

Sin embargo, y en opinión de un servidor, esta variante en la personalidad no llega a aumentar sobremanera la complejidad del personaje. En todo caso lo transforma en algo mucho más ordinario y habitual en multitud de obras cinematográficas o en los propios videojuegos. Un compendio de clichés que salen a la luz al reducir la destacada personalidad de la que anteriormente hacía gala nuestro protagonista, y que en esta ocasión se ve reducida de una manera un tanto notable.

De lo que no hay duda es que se ha intentado, a través de las dudas y ciertas debilidades, hacer más cercano para el usuario al nuevo Dante. Propósito más o menos cumplido, siempre y cuando no entren en conflicto las añoranzas por una forma de actuar que no volverá, pero cuyos últimos retazos aún son capaces de verse a través de nuestro protagonista, y sobre todo, su forma de luchar.

Agilidad y variedad en la lucha

Si algo hay que destacar principalmente de las primeras horas que nos ha ocupado esta toma de contacto, es sin duda alguna un sistema de batalla extremadamente dinámico capaz de encadenar de una manera bastante sencilla todo el repertorio de golpes que se pone a nuestra disposición y que podremos ir ampliando mediante los desbloqueos pertinentes a través de la tradicional recolección de orbes rojos usados como moneda de cambio.

Durante estas iniciales sesiones de juego con DmC, hemos podido comprobar como a los estilosos espadazos de Rebellion machacando a ritmo variante el botón triángulo o el esgrima aéreo precedido por la elevación del enemigo con el botón círculo, muy pronto se le unían una serie de armas de corte demoníaco o angelical que complementaban la ejecución de cada golpe de la espada heredada de Sparda. Pues en todo momento podremos llevar equipadas hasta dos armas más que acudirán a nosotros al contacto mantenido con el botón R2 y L2, asumiendo luego una mecánica muy similar a la de Rebellion.

Esta disposición de botones supone pues una fácil transición entre golpe y golpe de las diferentes armas con las que contará Dante conforme avance la historia. Será muy cómodo entonces estar ejecutando un combo terrestre o aéreo cualquiera, para luego encadenarlo con una serie de tajos múltiples (pero de escasa potencia) de la guadaña angelical Osiris, terminando el combo seguidamente con mazazos únicos y contundentes pertenecientes al hacha demoníaca Arbiter.

Además, estas armas alternativas que transforman la capacidad de Rebellion, podrán ser usadas para atraer a los diferentes enemigos hacia nosotros al contacto de nuevo del botón R2 o L2 con cuadrado, añadiendo aún más longitud a una cadena de combos que, como ha sido habitual en esta saga, cuenta con un medidor de estilo en cada brega que conformará una parte importante de la puntuación total que se obtenga en cada misión.

Así pues, si sumamos los enlaces relativos a los golpes terrestres y aéreos, más los diferentes combos pertenecientes a cada arma, con el siempre útil enlace que suponen Ebony e Ivory entre golpe y golpe, y la atracción de enemigos con los distintos utensilios angelicales y demoníacos, obtenemos una variedad exponencial de cadenas de golpes que se pueden alargar extremadamente si ejecutamos cada movimiento en el momento correcto.

Pero no todo es sencillez, aunque sea la base principal de este sistema de batalla. Los enemigos serán muchos y variados, con lo que para cada uno de ellos será necesario el uso de determinados golpes o incluso de armas específicas a las que sean realmente sensibles. Además, la guardia y el escudo con el que contarán alguno de ellos o los ataques más poderosos que realicen necesitarán de la respuesta adecuada, ya sea para romper la defensa o esquivar los golpes que puedan interrumpir nuestra cadena de combos.

Finalmente, y casi llegando a la conclusión del avance al que tuvimos acceso, no podía faltar la transformación típica de todo Devil may Cry que haga de Dante un ser todavía más poderoso, y que en esta ocasión corre a cargo de la suspensión demoníaca. Esta habilidad, que se verá limitada por una barra de poder que se irá consumiendo con el transcurso del tiempo en el que empleemos la transformación, dejará indefensos a los enemigos flotando a merced de todos nuestros combos sin ningún tipo de oposición. Como curiosidad, Dante recuperará para estos breves instantes aquel color blanco en el cabello tan característico de su anterior fachada.

Con todo esto, el sistema de combate posee una solidez realmente destacable que no dejará en ningún momento dudas sobre las capacidades del renovado protagonista para afrontar cada una de las numeras batallas que se nos planteen. Toda lucha nos obligará a desplegar un repertorio distinto en orden y elección de los movimientos que nos acostumbremos a usar, y esa riqueza en la variedad será nuestra gran aliada en los momentos en los que la situación requiera de la sutileza adecuada para vencer a cada enemigo.

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Estilo occidental ante todo

No sólo Dante se presta a la transformación visual tan comentada desde el anuncio de DmC, sino que tanto el resto de los personajes, como la ambientación de los escenarios donde se desarrolla la acción, dispondrán de un acabado que se aleja del estilo barroco y gótico que tan arraigado estaba en las anteriores entregas. El estilismo nipón deja paso claramente a un diseño occidental que no pasa desapercibido desde el primer momento en el que entramos en contacto con el juego.

Cabe destacar especialmente las numerosas fases en las que nuestro personaje se ve engullido por el limbo, esa realidad alternativa a la que antes hacíamos referencia y que será el medio que los demonios convoquen para tender una trampa mortal al renovado Dante. Estos escenarios cambiarán radicalmente con respecto a su reflejo en el plano real, pues lo distorsionan con un compendio de efectos agresivos y tonalidades vivas que conformarán un apartado artístico muy característico y reconocible para dichas zonas.

Pero además de la estética, el limbo transformará nuestro recorrido en un camino inestable que nos sugerirá el uso de plataformas para nuestro avance, cobrando importancia las armas angelicales y demoníacas con su capacidad de extenderse para alcanzar ciertos objetivos o para crear suelo firme con el que pisar y seguir avanzando. De esta manera, la funcionalidad que anteriormente señalábamos que servía para acercarnos y agarrar los enemigos rápidamente, será una herramienta para sortear las plataformas que nos vayan obstaculizando nuestras andanzas.

Mención especial reciben los diferentes textos que aparecerán impresos en dichos escenarios cuando la necesidad reclame algún tipo de acción determinada. Este hecho, junto a la música rock y de heavy metal que acompañarán dichos momentos, crearán un ambiente de dinamismo puro que nos empujará a ejecutar con presteza la tarea que nos surja en cada momento, formando un equilibrio absoluto entre acción, apartado visual y sonoro realmente impactante.

Así pues la renovación estética en conjunto podrá gustar más o menos, pero es innegable el trabajo tan concienzudo que Ninja Theory ha llevado a cabo en este aspecto. El resultado puede sorprender gratamente una vez se asimile el cambio de rumbo, pues la riqueza artística queda patente tras observar toda la serie de recursos empleados para tal fin.

Conclusiones

DmC se atisba como un juego que seguirá sin dejar indiferente a nadie tras su salida al mercado. No puede ser de otra manera, pues remodelar completamente un personaje y un mundo tan consolidado como Devil may Cry desata fácilmente detractores allá donde la noticia genere eco. No es de extrañar pues que el desconcierto que al principio señalábamos invadiera a todos aquellos fans que veían desaparecer todo un conjunto argumental y visual al que habían dedicado horas y horas de diversión.

Sin embargo, y pese a todo esto, si se consiguen salvar los prejuicios que pueda generar toda la polémica y la decisión más o menos acertada de reiniciar dicha saga, nos encontramos con un juego que goza de una calidad más que notable, que se mantiene extremadamente sólido en la propuesta jugable y que ofrece otra variedad estética que no escatima recurso alguno en generar una inmersión acorde al universo que han decidido crear.

Tal vez este Dante no tenga una personalidad tan fuerte como el anterior. Tal vez su estética no guste demasiado. Pero de lo que no hay duda es de que Ninja Theory ha trabajado duramente para ofrecer, en base a este cambio, un producto que satisfaga las necesidades jugables de todos aquellos fans de Dante, conquistando su confianza a través de un sistema de combate que mantendrá la esencia y constituirá los cimientos sobre los que desplegar una controvertida transformación que deseamos disfrutar, apreciar y observar en su magnitud cuando dispongamos de la versión completa de DmC.