Acostumbrados estamos a vivir en carne propia esa corriente del llamado «hype» que nos invade cada vez que se acerca una cita importante, bien sea la Gamescom, el Tokyo Game Show o, sobre todo, el E3. Muchas veces -la mayoría de ellas- las expectativas acaban superando a la realidad, con lo que la sensación al terminar viene siendo entre decepción, escepticismo e incluso un poco de enfado para aquellos que logran quedarse hasta altas horas de la madrugada siguiendo las conferencias.
No ocurrió así en el año 1995 cuando, en opinión de un servidor, se produjo uno de los anuncios más impactantes de la historia del E3. En el contexto prácticamente único que enmarca siempre la primera edición de cualquier evento y con la mayor cantidad de hardware de consolas visto seguramente en la feria (dado el periodo transgeneracional y el mayor número de competidores en estas lides), Sony y Sega sobresalían por encima de Atari y Nintendo (ésta última al no proponer aún una sucesora para la Super Nintendo) con sus nuevas máquinas.
Sega Saturn y PlayStation se establecían como las dos joyas más deseadas de la feria, estando en el centro de atención de todos los visitantes para conocer, principalmente, la fecha de salida y el precio al que se comercializarían, además de ser testigos de todas las capacidades que ambas máquinas iban a ser capaces de mostrar. Con todas las cábalas que se suelen hacer y revisando todas las grandes sorpresas del E3, nadie esperaría el anuncio de que Sega Saturn ya estaba disponible para adquirirse en las tiendas.
Anuncio irrepetible seguramente y que buscaba dejar sin reacción a la competencia, aunque visto con la perspectiva que da el paso del tiempo, no sabemos hasta qué punto benefició a Sega aquel movimiento. Más si cabe cuando PlayStation, después del affaire con Nintendo y de levantar una gran expectación entre público y desarrolladoras de software, diera un golpe de afecto al impactante anuncio de Sega al anunciar que PlayStation saldría a la venta a un precio de 299$, 100$ dólares menos que la sucesora de Mega Drive.
Pocos E3 han habido más movidos que el del año 95, precursor de las conferencias y, por qué no decirlo, también del «hype».
¿El mejor momento del E3? Sin duda,una de las presentaciones que tuvieron lugar en la feria donde dio comienzo todo, desde luego. 1995, centro de exposiciones de Los Angeles, principios de junio.
Quizás muchos no recuerden esta primera feria, por razones evidentes, ya que en esta época no era tan fácil todavía acceder a retransmisiones de ultramar, pero aquellos que siguieran el evento aunque fuese a través de las revistas especializadas, sabrán por dónde van los tiros.
En esta primera feria tuvo lugar la irrupción de Sony en el mercado de los videojuegos, con el anuncio por sorpresa, a traición y para consternación de la competencia, una consola que ya va por su cuarta generación de sobremesa: Playstation. En un mercado en el que Nintendo y Sega aún estaban en la cumbre, pocos podían imaginar cómo avanzaría el futuro del mundo de los videojuegos.
Los Angeles, 7 de junio de 2011, Nintendo celebra su habitual conferencia E3 donde se esperaba que anunciaran un nuevo hardware, Wii U. Pocos podían vaticinar lo que se avecinaba ese día. Un día que acabó siendo maravilloso, mágico y épico. Las luces se encendieron mostrando a una directora de orquesta dando vida a su batuta para ordenar los primeros compases musicales de lo que sería el inicio a una de las conferencias más espectaculares que he podido presenciar en mi vida de jugador.
The Legend of Zelda era la saga escogida para deleitar a los asistentes con un popurrí de temas conocidos por aquellos fanáticos de las aventuras del héroe del gorro verde. Cuatro minutos de majestuosidad sonora que se intercalaban con imágenes y vídeos de todas las entregas aparecidas en consolas Nintendo para acabar con una estampa de Ocarina of Time 3DS y la celebración del 25 aniversario de la franquicia.
El público gritando, vitoreando, aplaudiendo e incluso llorando tras el impresionante momento audiovisual que nos regaló Nintendo en esos momentos. Emociones a flor de piel que florecían al unísono mientras el speaker recitaba las palabras “ladies and gentleman, please welcome the creator of The Legend of Zelda, Shigeru Miyamoto”. Y ahí estaba él… Momentos como estos son los que emocionan a aquellos que les apasione el mundo de los videojuegos, independientemente de en qué caja de plástico funcionen.
Me vais a perdonar, lectores y lectoras de LaPS3, pero uno de los momentos que más recuerdo de la Electronic Entertainment Expo tiene que ver con Microsoft y su Xbox 360 Slim (el primer modelo “fino” que lanzaron al mercado). Corría el año 2010 y tuve la tremenda suerte de viajar hasta la ciudad de Los Ángeles para cubrir el evento por primera vez en mi carrera. La conferencia de Microsoft de aquel año fue bastante exclusiva, con plazas limitadas por el aforo del teatro.
Tras hacer la cola de entrada al evento me encontré con pocos sitios libres cerca de mis compañeros de prensa, aunque sí había huecos en la zona de los «encorbatados», esos señores que no paran de hablar con el móvil y visten traje como si fuera una segunda piel. La conferencia transcurrió lenta, incluso aburrida por momentos, y la presentación de Kinect dejó algo confusa a la gente. Microsoft se guardó para el final el anuncio de su Xbox 360 Slim. Aplausos generales, miradas de aprobación y entusiasmo moderado.
El gran momento llegó cuando Don Mattrick, vicepresidente de la marca por aquel entonces, confirmó que todos los asistentes se llevarían una consola gratis a casa. Si para un currante como el que aquí suscribe aquello fue un sorpresón y motivo de alegría, para los señores de traje y corbata no lo fue menos. Tras pasarse hora y media machacando sus blackberrys sin parar, una ola de histeria generalizada se apoderó de la platea. Y es que un regalo siempre es un regalo, por mucho ceros que tenga una nómina.