Nos encanta hacer recopilatorios aleatorios en LaPS4. Durante todo este tiempo hemos hecho algunos de los más inesperados, pero nos hemos dado cuenta de que no teníamos uno imprescindible con los jefes finales (de juego o de sección) más difíciles de los videojuegos. Más concretamente, de los juegos que se han podido disfrutar a través de las consolas PlayStation durante todos estos años. Jefes difíciles por su resistencia, movimientos veloces o por ser capaces de destrozarnos de un único golpe.
Sabemos que esta lista podría ser muy extensa, así como también somos conscientes de que el nivel de dificultad de los videojuegos ha cambiado con el paso del tiempo, pero aún quedan buenos exponentes para ser recordados como grandes y peligrosos jefes finales. Con varias generaciones PlayStation en mente, nuestro siempre adorable Sergi González realiza un gran repaso a estos malos que nos han hecho sudar la gota gorda y que recordaremos siempre como desafíos memorables y muy satisfactorios al ser completados.
Como podéis ver sobre estas líneas, no nos hemos olvidado de algunos enemigos míticos de juegos como Dark Souls o Final Fantasy XII. También hemos querido acordarnos de algunos enfrentamientos casi imposibles de Ninja Gaiden Sigma, así como también hemos querido destacar algunos jefes finales difíciles de otras plataformas, como Gears of War o Mortal Kombat.
Claro está, en la lista no faltan monstruos de la saga Resident Evil, o de franquicias tan queridas por sus aficionados como Kingdom Hearts o Metal Gear Solid. La historia de los videojuegos nos ha dejado un buen montón de villanos memorables y lo difícil de algunos de estos enfrentamientos no hace más que ampliar su épica.
Como es habitual, esta lista no estaría completa sin vuestras aportaciones en la sección de comentarios. Sabemos que hay muchos más enemigos difíciles en estos de los videojuegos. Podéis dejarnos vuestros recuerdos al respecto bajo estas líneas, para que juntemos nuestras manos y lloremos juntos al rememorar esa pelea que nos costó días de sufrimiento. Aunque al final, seguro que mereció la pena.