Seguimos con los gustos raros y los juegos aleatorios, aunque no todos y no tantos. Juegos clásicos, juegos de ahora y juegos de siempre. Parece que la aparente calma antes del E3 deja a nuestros redactores algo perdidos en sus ya de por sí raras elecciones.
Alex Mercer ya casi es historia, lo que me queda de Prototype es hacer el modo Difícil, que dejaré para finales de éste mes. Así que éste fin de semana, salvo que me decida a empezar esta modalidad por ir adelantando, seguramente vuelva a abrir la carpeta con juegos de la primera generación de Playstation.
Parasite Eve 2 es posiblemente uno de los juegos a los que más horas haya dedicado , junto con Vagrant Story. Si veinte partidas terminadas para conseguir todo el equipo de bonificación no hubiesen sido suficientes, el juego también lo tengo completado un número de veces parecido en PS3. Sencillamente, nunca me canso. Lo que aún tengo pendiente es terminar una vez más el Modo Pesadilla, que aún no me animo a repetir la experiencia…
La otra opción es Wild Arms. Éste en concreto tengo una partida a medias aún, no se por qué aún no me podido terminar. El mundo de Filgaia es simplemente magnífico y guardo buenos recuerdos de éste juego, que fue uno de los primeros que pude probar hace ya muchos años en la primera Playstation. Lo que es un fin de semana de viaje al pasado, vamos.
No es que necesite la ayuda del padre Karras por una posesión infernal algo problemática, no. Satanás es lo bastante inteligente como para no invadir mi cuerpo en pleno mes de preparación para el E3, a sabiendas de que podría acabar al borde del suicidio o rogándole a San Pedro de rodillas la entrada en un paraíso aburrido y alejado de la lujuria y la maldad.
Es otro tipo de posesión la que os vengo a presentar, y no es otra que la que sufre nuestro protagonista en Bound by Flame. Entre una relativa calma que invade ahora el catálogo de PS4, nos encontramos de repente con un juego que aparece discretamente para ofrecer a los usuarios de la nueva consola de Sony una excusa para encender la máquina y explorar las posibilidades de uno de los primeros RPG de esta generación.
Sin duda, y pese a ser parte de mi trabajo, una de las cosas que más me atrae de Bound by Flame es la poca información que ha llegado sobre el mismo. Puede sorprender tanto para bien o para mal, pero ese halo misterioso que lo envuelve -al menos si lo comparamos con el torrente de información que solemos recibir de los títulos triple A- hace aún mayor el deseo de entrar en contacto con él.
Así que, rodeado de llamas y dispuesto a combatir a los Señores del Hielo, me espera un fin de semana de agradable trabajo (o no) analizando un juego cuyas conclusiones podréis en los próximos días.
Adoro las historias de venganza. Produce una profunda satisfacción ver como el malo de la función resulta cruelmente derrotado en la mayoría de los casos tras haber causado un terrible pesar y dolor en el/la protagonista de la historia. Lo hemos visto docenas de veces en el cine y también en el mundo de los videojuegos.
Y si una saga ha destacado especialmente en esto del ocio interactivo por sus cruentas escenas, esa no ha sido otra más que God of War. Ahora, gracias al lanzamiento de God of War: Collection en PlayStation Vita, los amantes de las historias de venganza podemos regocijarnos con las violentas embestidas, decapitaciones y demás barbaries de Kratos.
El espartano más duro del mundo, con permiso de Leónidas y sus 300 valientes, llega a Vita con sus dos primeras entregas remasterizadas y cargadas de la misma acción de siempre. No es la historia más profunda del mundo, pero la fuerza de las imágenes de la franquicia bien merecen que el tiempo libre no dedicado a los amigos y la parranda se vaya a saciar la sed de venganza del hombre pintado y cubierto de cenizas. El fantasma de Esparta.
Hace algún tiempo me recomendaron que probara el título To the Moon de Freebrid Games, y finalmente he decidido ponerlo todo a punto para jugarlo este fin de semana. Hasta donde sé, ya que no he querido indagar más para no fastidiarme el juego, el título cuenta una historia llena de sentimientos cientos de sentimientos diferentes; y dicen aquellos privilegiados que lo han jugado que es impresionante y muy emocionante.
Además, To the Moon cuenta con unos fantásticos escenarios en Pixelart llenos de detalles en los que es importante que el jugador se fije para disfrutar la historia en su plenitud. Además y si tenéis oportunidad, podéis escuchar su fantástica banda sonora en Youtube con canciones como Between A Squirrel and a Tree, Spiral of Secrets o Once Upon a Memory. A pesar de ello, a aquellos a los que no les convenza jugar a una historia interactiva, no le aconsejo que lo prueben ya que no les gustaría.
Cuando compré mi primera PlayStation 3 el 26 de marzo de 2007 (3 días después de su lanzamiento) me estrené en la “nueva generación” con dos videojuegos de conducción. El primero de ellos fue Motorstorm el cual a día de hoy sigue encantándome. El segundo y como fanático de la saga, Ridge Racer 7. Muchas fueron las horas que le dediqué al título de Namco, casi tantas como las que se llevó Ridge Racer de PSP.
Hace dos semanas volví a comprar Ridge Racer 7 para PlayStation 3 con tal de aprovechar las tres dimensiones del título en mi televisor y la experiencia no pudo ser más satisfactoria. Las 3D (aun sin opción a configurarlas a nuestro gusto) son inmejorables y muestra imágenes muy nítidas y sin apenas duplicarse estas. Tanto el framerate como la calidad visual siguen rayando la habitual perfección en esta saga así que el espectáculo está garantizado.
Sin duda no se me ocurre ningún otro título mejor para empezar mis vacaciones que Ridge Racer 7, el que para mí es uno de los mejores juegos de PlayStation 3. Si a eso le sumamos que en su día descargué música adicional para el título del genial Ridge Racer Type 4 como Movin’n Circles… ¡mejor que mejor! Espero que tarde o temprano Namco desarrolle una nueva entrega de la franquicia para PlayStation 4, pero respetando el mismo estilo de juego que siempre le ha caracterizado y sin ningún experimento extraño de por medio.