La muerte de los toys-to-life

Disney Infinity cancelado y poca vida para un género agotado joven. ¿Qué va a pasar?

Nació hace menos de cinco años y hoy ya se siente agotado. El género de las figuras que cobran vida (toys-to-life) denota desgaste, probablemente por mera explotación forzadísima. Ayer supimos que Disney Infinity cancelaba para siempre, cerrando con ello el estudio Avalanche que había creado Disney Interactive para esta gama de juegos bastante exitosos en ventas. Aunque existían ejemplos anteriores de muñecos reales, figuras, que cobraban vida en la pantalla, no fue hasta 2011 con Skylanders: Spyro’s Adventure cuando de verdad explotó este nuevo tipo de títulos a los que no tardaron en apuntarse jugueteras como Disney y LEGO, además de Nintendo con sus Amiibo, de una manera distinta en este caso puesto que sus estatuillas guardan más bien DLCs. El fin de Disney Infinity, la llegada tardía de LEGO Dimensions y la caída de ventas general de Skylanders nos hace valorar si ha llegado la muerte para un joven estilo de ocio interactivo, mezcla de juguetes clásicos con juego virtual. Y todo apunta a que sí…

En el mundo del videojuego, toda cancelación o cierre de serie se produce por dos motivos esenciales: porque no rentabiliza como debe o porque no se van a cumplir las cotas de calidad exigibles. En este género de videojuegos tan comercial, pensado para público infantil esencialmente y con una fuerte importancia de las licencias, la recaudación estimada y el volumen de previsión de ventas lo son todo. Disney lo explicaba en su comunicado, los toys-to-life no están creciendo al ritmo que se esperaba. Y es normal, en cinco años hay más de diez videojuegos que explotan esta fórmula y no son precisamente baratos si se quieren disfrutar al 100%. Quizá éste ha sido el gran handicap de los muñecos que cobran vida, los precios que se han manejado y más aún para un consumidor, los niños, que no tiene poder adquisitivo y que solo depende de lo que le compren sus tutores y allegados. Empecemos desde el principio.


Skylanders llegó con nada menos que 8 tipos de muñecos, ocho razas o especies, y una colección inicial que rozaba las 30 figuritas distintas, a unos 13 euros cada una. El pack inicial, Starter Pack de precio completo de 69,90 euros y con tres muñecos, ofrecía al jugador llegar al final del juego, a los títulos de crédito, pero no completar todos los caminos y cabos de la aventura. Sus desarrolladores y Activision acordaron un ingenioso plan donde el porcentaje de juego completado se quedaba en torno al 60% si el usuario se conformaba con el pack básico. Para lograr el 100%, el desembolso se iba a los más de 120 euros aproximadamente. La buena noticia es que todos esos muñecos servirían para el futuro y juegos posteriores, pues su desarrolladora, Toys for Bob, no inventaría más clases y especies de Skylanders.

Sin embargo, sí inventaría otras formas de jugar, como con los Gigantes en el segundo juego, las Trampas luego o los Vehículos, el año pasado. ¿Qué supone esto? Más dinero en figuritas y accesorios, y además una apetencia instantánea de los niños de querer lo nuevo. La suma definitiva la tenéis en la imagen de abajo, demasiado elevada. El plan con Skylanders ha sido audaz empresarialmente, pero también bastante asfixiante para el consumidor. La gran destreza de sus responsables ha sido equilibrar buenos juegos de acción con constantes e ineludibles invitaciones a las nuevas adquisiciones. Todo esto reforzado de diseños interesantes y mecánicas de gameplay que funcionan a la perfección.


Disney Infinity salió después, con un enfoque bastante diferentes en términos de jugabilidad. Aquí en vez de especies de criaturas distintas que se enfrentan a mosntruitos y vienen marcadas por sus capacidades naturales lo que teníamos era un patio de recreo donde inventar nuestras aventuras partiendo del siempre impepinable sello Disney. ¿Aladdin en una carrera contra Simba en el mundo de Toy Story? Sin problemas. ¿Mickey y Donald a patadas? Se puede. Disney Infinity hacía infinitas las formas de jugar y crear, coqueteando con conceptos de Minecraft o de Little Big Planet por el camino en una mezcla constante de acción y plataformas. Pronto la compañía vio todavía más filón introduciendo figuras de Star Wars o de Marvel, licencias ya absorbidas, y los juegos y expansiones empezaron a sucederse. ¿El problema? Que no terminaron de ajustar precio. Disney Infinity subía un poco el listón de precios respecto a su competidor.

Las ventas nunca han ido mal a Infinity, especialmente buenas con el tercer gran juego y sus Play Sets. Pero no al nivel que buscaba Walt Disney Company, no era su línea de negocio más rentable, y tras el fin de la corta serie probablemente haya implícitos otros motivos de ésos que solo saben ellos pero que sospechamos, como la incomodidad extraña que supone para esta gigantesca multinacional sacar a los personajes de sus mundos y franquicias. Ya ha habido alguna declaración en esta línea en torno al trabajo de Square Enix con Kingdom Hearts. No es su forma de hacer las cosas y tratar sus marcas, y Disney Infinity llevaba todo eso mucho más lejos. Pero esto es una minucia, el principal motivo es claramente económico, de rentabilidad que no alcanza los beneficios que se estimaron y acertada percepción de desgaste de los toys-to-life. Al menos en el comunicado de cancelación de la serie han sido honestos y transparentes, además de que Disney Interactive puede vivir de muchas otras cosas que de Disney Infinity. A partir de ahora no harán más desarrollos propios y se centrarán en vender licencias a estudios consagrados, como EA DICE o Visceral Games con sus juegos de Star Wars.


Aunque llegará a España el próximo septiembre, LEGO Dimensions ha sido el tercero en discordia en esto de los muñequitos que se colocan en portales/peanas y cobran vida en pantalla. Se estrenó hace casi dos años en Estados Unidos, justo en el mejor momento de los toys-to-life, y en ningún momento la juguetera danesa ha dicho que vaya a haber más entregas de lo que puede acabar quedándose como una anécdota o experimento pero con muchas expansiones. Junto a Warner Bros Games, LEGO Dimensions se beneficia de la posibilidad de construir en el juego con los bloques o ladrillos característicos además de tener muñecos de licencias Warner como Batman, Los Simpsons, o ahora las Cazafantasmas.

Todo algo rudimentario, ciertamente, pero que le ha conseguido ser un superventas en todos los países donde se ha estrenado, además de manejar precios bien competitivos. LEGO, al contrario que Disney, vive de los juguetes, y puede permitirse llegar tarde a determinados mercados, como el español, o no funcionar del todo bien en su toys-to-life. Sin embargo, parece ser que la desarrolladora de este producto también está sabiendo notar el agotamiento prematuro del género y no queda nada claro que vaya a seguirse trabajando en esta línea, pese al buen hacer del primer capítulo en ideas y ejecución de éstas.

Todo apunta a que Nintendo es la única que va a seguir adelante con sus figuritas en el largo plazo. La nueva consola, llamada de momento NX y que tiene previsto su lanzamiento en marzo de 2017, probablemente tenga compatibilidad con Amiibo y es que la estrategia de la compañía de Super Mario ha sido la más astuta de todas: colar el toys-to-life en todos sus juegos, de una manera u otra y aportando leve contenido adicional. Skylanders tiene entrega este año, que conoceremos probablemente en el marco del próximo E3, pero puede que también sea la última. Disney Infinity terminará sus expansiones programadas y echará el cierre para siempre. Y Lego Dimensions es la que genera más incertidumbre respecto a sus planes de aquí a dos años. De lo que no cabe duda, es de que hasta el mejor consumidor estaba ya cansado de estos productos. Muy bien lo tiene que hacer Skylanders para volver a convencer como el año pasado con Superchargers.

Es la gran pregunta que os haréis muchos. ¿Ha merecido la pena la inversión en figuritas con esta previsión de futuro que finalmente es está yendo al garete? Pues la respuesta es que sí. A pesar del agotamiento y sobreexplotación, el género nos ha dado muchas alegrías y ahora tenemos las estanterías repletas de muñequitos que hace una década ni sospechábamos. Algunos de licencias míticas y muy chulos en diseño. Obviamente, las grandes colecciones de Skylanders o LEGO Dimensions no querrán que esto termine aquí, tenían muicho con qué jugar, pero el despido de Disney Infinity es el claro primer y fundamental indicador del que toys-to-life agoniza y le queda poco, al menos en sentido estricto. Luego, en su propia liga como siempre, está Nintendo.