Impresiones Ride (PS4)

Jesús Salvador · 29 diciembre, 2018
El nuevo juego de motos de Milestone calienta motores

A dos semanas del previsto lanzamiento de Ride por parte del estudio italiano que más ha hecho por los juegos de motociclismo en los últimos años, nos llega a la Store de PlayStation la demo del esperado juego que nos pondrá a los mandos de algunas de las motocicletas más emblemáticas del mercado actual. Hasta más de cien monturas estarán disponibles para recorrer las quince localizaciones diferentes con diversas variantes en cada una.

Aprovechando la experiencia recabada en juegos como MotoGP o MXGP The Official Motocross Videogame, ahora nos llega esta nueva propuesta que hereda algunas mecánicas e incluso elementos de los anteriores videojuegos desarrollados por Milestone. Vuelve la herramienta gráfica Yebis pero lo hace bajo su nueva encarnación evolucionada, la versión 3, que aporta mejores efectos en la definición, simulación de apertura o cierre de la visión objetivo o una mejor entrada y salida de la corrección del color.

Kawasaki, Honda y Triumph son las marcas representadas a nivel jugable en esta primera toma de contacto con el juego. Ambas aportan una motocicleta cada una de diferentes prestaciones pues nos encontramos con dos superdeportivas y una naked de diferentes cilindradas y potencia. La más rápida de las tres es la Kawasaki Ninja ZX-10R, una tetracilíndrica de casi 1000 centímetros cúbicos con más de 200 caballos de potencia. La Honda CBR 600 RR se sitúa en un escalón intermedio con sus cuatro cilindros, casi 600 centímetros cúbicos y casi 120 caballos. Por último la Triump Street Triple R de tres cilindros en línea 675 centímetros cúbicos y 100 caballos de potencia. Teóricamente muy diferentes pero no tanto en la práctica, puesto que más allá de las diferencias que muestran en aceleración y velocidad la verdad es que las sensaciones en su manejo son muy similares, tanto a la hora de acometer las curvas como cuando afrontamos adelantamientos o rebufos.

Todo resulta muy arcade en esta primera aproximación al juego a través de su demo, para obtener una sensación un poco diferente es necesario situar la física en su nivel más exigente y la dificultad de la Inteligencia Artificial en Realista, su máximo nivel. De ese modo la conducción nos obligará a medir cuando abrir gas en las curvas pues podemos perder adherencia en la rueda delantera y sólo una conducción perfecta nos permitirá aguantar con los mejores. De lo contrario por muy Realista que pongamos la dificultad de los contrincantes no nos será difícil arañar casi dos segundos por vuelta a los rivales de mejor desempeño.

El entorno elegido para esta demo es Sierra Nevada, pero no la que se encuentra en Granada, España, sino en el estado de California en EEUU, limítrofe con Nevada. Allí podremos disfrutar de dos circuitos que comparten una zona común en la recta de meta y en la parte final con una curva de herradura seguida de unas enlazadas rápidas. El más corto se complementa con curvas rápidas y una frenada a fondo mientras el más largo combina un recorrido más revirado y nos deja contemplar la parte baja de la presa de un embalse. Nada que no pueda llegar a dominarse una vez que se conocen los dos circuitos, sobre todo cuando aprendemos los lugares donde nuestros oponentes acostumbran a bajar el ritmo.

La sensación de velocidad está muy conseguida en Ride, realmente tenemos la impresión de rodar a alta presteza y el entorno incluso crea efectos en las zonas que bordean la pantalla que lo acrecientan. Las frenadas también dejan ver como la moto se comporta cuando lo hacemos sobre la vertical mientras todavía circulamos rectos o si por el contrario todavía estamos intentando parar nuestro empuje cuando ya estamos tumbando.

La carga de texturas parece perfecta en detalles como el asfalto o los bordes de la carretera así como en los elementos que rodean los circuitos, tales como quitamiedos, árboles y público, aunque este último peca de ser algo hierático y poco expresivo, un detalle que no han querido potenciar quizás por ser algo secundario pero que no deja de ser parte de una ambientación muchas veces deseable, sobre todo hablando ya de encontrarnos en el segundo año desde que se lanzó PlayStation 4.

Es destacable que la aceleración y velocidad de las diferentes motocicletas afecta sensiblemente a los tiempos que realizamos por vuelta. El juego incorpora un sistema de créditos que vamos ganando a medida que participamos en carreras y ocupamos puestos de relumbrón. Esos créditos podemos gastarlos en mejoras tanto de rendimiento como meramente estéticas que harán que ganemos aceleración, velocidad, frenada o manejo en nuestros vehículos de dos ruedas. Tampoco es que el nivel de detalle de las mejoras sea enfermizo pero si lo suficiente para notar como comprando unas piezas u otras nuestra moto gana décimas al reloj. Las mejoras decorativas nos permitirán no sólo cambiar el color de las monturas sino que también afectarán a diferentes modelos de llantas o a los tonos de algunas piezas como discos de freno, latiguillos o amortiguadores.

El juego nos permite elegir entre tres opciones a la hora de definir las físicas de nuestra conducción. Apenas hay diferencias entre las tres modalidades, Standard, Semi-pro y Pro. Si bien en las tres la forma más fácil de provocar una caída es frenar durante demasiado tiempo y no mantener la verticalidad sobre la moto lo que puede resultar en un deslizamiento provocado por la falta de agarre en el tren delantero, acelerar a tope en curva será posible sin consecuencias mientras no pongamos la física en Pro. Aquí si entra en juego que una aceleración indebida pueda provocar un sobreviraje de la moto y se nos vaya de atrás, por lo que en Pro debemos tener un poco más de ojo con lo que hacemos, pero no nos es grato comprobar que la conducción sea tan excesivamente arcade cuando se podía haber incluido algún modo más exigente que nos obligase a mejorar a base de la colocación que hagamos de nuestro piloto sobre su asiento, como si hemos podido ejecutar en MXGP.

Los elementos que podemos incluir como determinantes en la conducción incluyen los cambios de rasante en el asfalto, en los que hemos podido experimentar que la moto apenas se descontrola a pesar de entrar mal en ellos, motivo más que suficiente para provocar una caída en un modo de dificultad más elevado. Acumular tiempo sobre nuestros rivales apenas entraña dificultad ni para los pilotos más noveles que quieran afrontar el reto de jugar a Ride puesto que en su física más sencilla y con la IA rival en muy fácil no es de extrañar que tras cuatro o cinco vueltas estemos doblando rivales.

Las caídas sí muestran un comportamiento bastante realista de la moto, se nota que pesa bastante y tiende a deslizarse por el suelo en lugar de realizar espectaculares e irreales movimientos que la dejarían destrozada. Y ese es otro de los detalles que nos ha dejado un tanto fríos, las motos no se deforman ni arañan a pesar de los accidentes que podamos sufrir con ellas, estando siempre en perfecto estado y sin pérdidas de rendimiento por elementos averiados tras visitar el pavimento con nuestros cuerpos embutidos en monos de competición.

El juego parece una propuesta atractiva que cuenta con bastantes detalles por mejorar y con poco tiempo para hacerlo, pues teóricamente tendremos el juego en las tiendas en apenas dos semanas. Esperemos que algunos o muchos de los detalles relatados en este artículo se vean mejorados cuando el juego llegue a nuestras manos y podamos hablar de un simulador para todos los públicos, tanto los que prefieran una vertiente más arcade como los que prefieran un desafío mayor que les haga sacar buen partido a sus Dualshock 4.

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