Ubisoft es una de las compañías de videojuegos más grandes de la actualidad. Su ritmo de lanzamientos es implacable, y por norma general los valores de producción de sus títulos rayan a un nivel altísimo. Pero a veces hay baches. Ya los vimos con un Splinter Cell: Conviction que casi se pierde por el camino: enseñaron una demostración que lo anunciaba para finales de 2007, acabó en el limbo y finalmente fue reconvertido en el título que todos conocemos.
Algo parecido ha pasado con el Rainbow Six que os traemos en este avance. Siege no siempre fue como lo conocemos en la actualidad. De hecho, se apellidó Patriots, y como en la saga protagonizada por Sam Fisher, incluso tuvimos acceso a un tráiler conceptual, que en este caso nos llevó al puente de Brooklyn para detener a un grupo terrorista. Pero, en un nuevo paralelismo, le perdimos la pista hasta que lo recuperamos con un lavado de cara total.
El escenario elegido por Ubisoft para este renacimiento fue el E3 de 2014, y por nuestras reacciones, estamos seguros de que mereció la pena hacer borrón y cuenta nueva. La presentación nos dejó totalmente boquiabiertos. Rainbow Six volvía a sus orígenes más tácticos, dejando de lado el concepto que instauró Vegas para retomar una vertiente más pausada. Los escenarios ratoneros volvían a estar presentes, y el juego en equipo se antojaba más esencial que nunca. Además, el extra de espectacularidad que requiere un juego de nueva generación no faltó a la cita, ya que se lució en un vídeo donde no quedaba ni una pared en pie.
Desde la redacción hemos tenido acceso a una versión alfa cerrada para comenzar a probar su modo en línea, y aunque obviamente se encuentra en un estado prematuro (técnicamente está lejos de la espectacular demostración del E3), las sensaciones son inmejorables. Contamos con un único modo de juego (“Rescatar al rehén”) y dos escenarios: un avión presidencial con varias plantas y la casa que vimos en la demostración de la feria de Los Ángeles. Los equipos son, como marca la tradición, de cinco jugadores, y dependiendo del bando donde acabemos, tendremos que defender al rehén o rescatarlo, con la opción siempre válida de aniquilar al equipo contrario.
El concepto es simple, pero su desarrollo nos obliga a pensar más de lo habitual en un juego de acción. Los preparativos son muy importantes, tanto que si atacamos podremos manejar una especie de coche radiocontrol equipado con una cámara, que sirve para destacar el lugar donde se encuentra el rehén. Por el contrario, si defendemos, podremos instalar barricadas en puertas y ventanas para proteger al pobre individuo que hemos secuestrado. Este juego del gato y el ratón cuenta con tantos matices que cada partida ha resultado diferente. En el escenario del aeropuerto, por ejemplo, nos hemos visto sorprendidos por un agujero en el techo después de la incómoda tensión de un silencio demasiado extendido en el tiempo. Además del susto, las partículas de polvo tras la explosión y el contraste de luz entre el boquete y la habitación, nos ha convertido en blancos más que fáciles para el atacante.
Pero volvamos al inicio de la partida. Podemos elegir entre cinco clases, y ninguno de los jugadores tiene la opción de repetir, por lo que vuelve la especialización que había tanto en los Rainbow Six clásicos como en las novelas de Tom Clancy. Cada una de estas clases se puede personalizar, pero no todas comparten las mismas armas ni gadgets, así que requerirá que nos especialicemos individualmente de cara a formar un equipo competente. Si somos los atacantes elegiremos nuestro punto de aparición en el mapa, mientras que si somos los defensores nos tocará seleccionar en qué lugar encerraremos al rehén. Con una cuenta atrás empieza la carrera hacia el objetivo, en la que decidiremos si ir juntos o por el contrario intentar una emboscada. Los defensores podrán plantar trampas, como alambre de púas para ralentizar nuestro movimiento o barricadas de madera o metal que servirán como aviso cuando las veamos explotar.
Y como supondréis después del vídeo del E3, es estúpido esconderse juntos en la misma habitación del rehén, ya que las paredes no suponen ningún freno para el equipo que ataca. Con cargas explosivas reventaremos mobiliario de todo tipo, paredes y techos. Podemos vernos sorprendidos desde cualquier dirección, y es ahí donde algunos gadgets nos pueden ayudar a anticipar el asalto, ya sea colocando una cámara de seguridad, o interceptando la señal del enemigo gracias a una especie de modem que crea interferencias. De esta manera la comunicación entre jugadores es casi obligada, y no serán pocos los enfados por ver cómo el Rambo de turno se lanza con todo dentro de una habitación completamente sitiada por enemigos.
Rainbow Six Siege, al menos en esta alfa, es un juego bastante accesible. Los compañeros siempre están marcados con una silueta blanca que los diferencia del enemigo, y en general las armas no son tan letales como las recordamos en otros títulos de la saga. Podemos, además, curar al compañero caído, que como novedad, podrá taponar la herida para evitar desangrarse en tan poco tiempo. Creemos que estos pequeños cambios son una simple bienvenida para nuevos jugadores, y confiamos en que contaremos con un modo sin ayudas de ningún tipo para vivir una experiencia más realista.
Por otra parte, su naturaleza como alfa es más que evidente, y no solo en lo técnico. Faltan armas como un francotirador, ya que de hecho en el escenario de la casa hemos encontrado una pequeña construcción de madera que apunta directamente a las ventanas del segundo piso. Tampoco existe diferenciación entre materiales que podemos romper, y muchas veces gastaremos cargas explosivas a lo tonto. Por supuesto, faltan texturas y efectos (en algunas paredes aparece escrita la palabra “Alpha”), y en general el clipping entre personajes y escenario es tan exagerado que nos saca completamente de la experiencia.
Aun con todas estas carencias lógicas debido a su estado de programación, ya hemos podido percibir algún destello que otro. La iluminación es impresionante, y lo mejor de todo es que tiene una gran utilidad más allá de lo estético. Por ejemplo, si un enemigo rompe una puerta desde el exterior, los segundos de confusión entre partículas volando y el cambio de luz se aprovechan para disparar a ciegas a ver si conseguimos acertar con alguna bala (aunque ojo, hay fuego amigo). Los momentos de rapel también nos han dejado buenas animaciones, así como la opción de tumbarnos boca arriba para confundir al rival y reducir nuestra silueta. Los escenarios también están muy trabajados, y todavía seguimos sorprendiéndonos con la cantidad de recovecos que hay en un simple avión.
En definitiva, esta versión alfa de Rainbow Six Siege nos ha dejado con un buen sabor de boca. Conocemos sus limitaciones, pero aun así hemos podido rascar datos muy esperanzadores, como la cantidad de posibilidades jugables y la espectacularidad y dinamismo de algunas rondas. Promete ser un título a tener en cuenta para finales de este año 2015, y a falta de confirmar más modos de juego o una posible campaña, esta prueba ya nos ha dejado momentazos que nos obligan a apuntar su nombre en el calendario de compras.