Impresiones Lara Croft y el Templo de Osiris

David Soriano · 29 diciembre, 2018
Diversión cooperativa para hasta cuatro usuarios en el antiguo Egipto

Tiempo tendrá que pasar hasta que volvamos a ver a Lara Croft en una consola PlayStation al menos en su serie principal de videojuegos. Sin embargo, no tardaremos tanto en verla en versión digital con el lanzamiento este invierno de Lara Croft y el Templo de Osiris, el que podría considerarse secuela de ese Lara Croft y el Guardián de la Luz que tan buenas sensaciones dejó antes del reinicio de la franquicia en 2013.

Como aquel, Lara Croft y el Templo de Osiris será una aventura en perspectiva cenital en una mezcla de puzles y secciones de plataformas. En la GamesCom ya se mostraron algunas fases jugando en solitario, donde Lara tendrá todas las habilidades juntas. Sin embargo, la verdadera experiencia para este juego digital la obtendremos si decidimos unirnos con otras personas y disfrutar de su cooperativo a cuatro jugadores. Tiene la peculiaridad de combinar las mecánicas cooperativas con una competitividad intrínseca en la que intentaremos ser el mejor explorador de cada ronda.

Tomando el control de Lara o su compañero explorador Cárter Bell, además de las deidades de Horus e Isis, deberemos recorrer los escenarios acabando con la oleadas de enemigos que nos asaltarán, así como recogiendo tesoros (una de las disputas más repetidas durante nuestras partidas). La verdadera gracia de todo el conjunto es en las secciones de puzle, pues jugando en cooperativo local requiere de una coordinación bastante elevada, por no hablar de la sincronización con que deberemos ejecutar ciertas acciones conjuntas.

Cada grupo de personajes (Lara y Carter podrían ser considerados de la misma clase y los dioses egipcios igual) tendrá su equipo y habilidades propias para hacer frente a los peligros y trampas con que nos encontremos. Los humanos pueden hacer uso de linterna y sobre todo su gancho para que los compañeros puedan hacer equilibrismo y cruzar a áreas bloqueadas para nosotros. Los dioses por su parte pueden activar la magia de sus cetros y de ese modo crear una especie de burbuja mágica que pueda servir como primer escalón para alcanzar alguna zona que en un principio quedase demasiado alta para nuestro alcance.

Cabe destacar que el diseño de niveles será dinámico y por tanto se adecuará al número de usuarios que estén jugando en cada momento. Si optamos por jugar en solitario, los puzles se adaptarán a nosotros permitiendo que su resolución sea posible. En este sentido, es bastante interesante ver cómo van variando los niveles a medida que se unen usuarios. Ese factor competitivo que hemos mencionado antes lleva a que en ocasiones «se nos escape» alguna que otra bomba contra algún compañero que casualmente acaba con él y «casualmente» deje su puntuación a cero.

Al final de cada nivel tendremos una zona en la que poder abrir alguno de los cofres que darán acceso a los anillos que aportan habilidades especiales al conjunto. Este cóctel es realmente divertido cuando jugamos con otros tres compañeros de los que nos valíamos para que nos ayudasen, pero a su vez no queríamos que nos robasen nuestras reliquias. El ego del cazatesoros debe ser…

A nivel técnico no consigue sorprender como se esperaría de una entrega de nueva generación. El diseño artístico es genial y representa de la mejor manera la mitología y cultura del Antiguo Egipto. Sin embargo, aún debe mejorar en la definición de las texturas. Cabe recordar que se moverá a 1080p y en esta ocasión a 30 FPS. Esta resolución juega de momento en su contra, haciendo más notorias estas fallas técnicas. El 9 de diciembre es la fecha elegida para la puesta a la venta en PlayStation Network así como una edición especial en formato físico que incluirá entre otras cosas el Pase de Temporada que incorporará el título.

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