Como bien se dice: todo acaba llegando en la vida. Tras multitud de años de espera, Final Fantasy XV es una realidad, al menos en la forma del Episodio Duscae. Desde que se comenzó a trabajar en el juego, allá por el año 2006, el desarrollo de Final Fantasy Versus XIII ha cambiado de registro, de director al cargo, de generación y de nombre. Ya en la forma de Final Fantasy XV, y dejando de lado el experimento con la historia de Fabula Nova Crystallis, parece que uno de los títulos más esperados de la historia del entretenimiento electrónico ha venido para quedarse, hacer historia y marcar una generación, tanto de consolas como de jugadores.
¡Cómo cambia el tiempo! De los Final Fantasy clásicos sólo quedan los recuerdos, porque el tiempo avanza, los gustos cambian y los que antes dirigían están casi retirados, y la savia nueva reclama otros caminos, y todo esto lo vemos con Final Fantasy XV. Olvídate de los combates clásicos, se acabó el concepto de magia pura, de fantasía narrativa y de personajes super-deformed, y da la bienvenida a Final Fantasy XV, donde los combates por turnos son en tiempo real, donde la fantasía narrativa viene en forma de fantasía visual, donde la magia pura da paso al belicismo fantástico y donde esos personajes en forma de peluches se han transformado en héroes de casi carne y hueso, representaciones casi vivas de la juventud… japonesa.
Si te has sumado a la licencia Final Fantasy en la última década, artísticamente no vas a notar grandes diferencias, pero si eres usuario clásico y esperabas que alguna vez Square Enix regresara a tiempos de antaño, vete olvidando. Final Fantasy XV es visualmente espectacular, una prueba de que hemos pasado a una nueva generación, todo es bonito, amplio, detallado, pero hay mucho estereotipo entre líneas de código. Obviando que los personajes principales parezcan cantantes de J-POP, ciertamente han perdido mucha personalidad inherente a un título de fantasía, pero están ahí y hay que acostumbrarse a los nuevos tiempos.
Ya hemos podido disfrutar de la esperada demostración jugable de Final Fantasy XV… pero de forma muy limitada. La compañía japonesa sólo nos ha permitido disfrutar de una hora cronometrada del Episodio Duscae, una demostración que incluye partes iniciales del juego pero que altera el orden cronológico para que una vez disfrutemos de la versión final tengamos una experiencia totalmente nueva. No es complicado contar lo que hemos podido disfrutar del Episodio Duscae, porque es prácticamente lo mismo que la compañía japonesa mostró recientemente en vídeo.
Al comienzo de la demostración hay una secuencia introductoria de unos cinco minutos, después un tutorial de 10 minutos donde podemos aprender los movimientos de Noctis, incluido un primer contacto con el sistema de combate en un enfrentamiento con nuestro compañero Gladiolus y con otros tanto seres que pueblan la fauna del juego. La demo nos lanza a un escenario enorme, inmenso y con un horizonte muy lejano, pudiendo observar cómo el entorno está vivo y cambia a nuestro paso. Había mucha curiosidad por comprobar qué grado alcanza la libertad de esta demostración jugable, y aunque ya sabemos que Final Fantasy XV no será un sandbox al uso, sí que ofrece una libertad de exploración y acción nunca antes vista en la serie. En estos términos se mueve Episodio Duscae, donde prácticamente podremos movernos a casi cualquier zona del mapa, en este caso a pie, pero del que existen limitaciones en forma de accidentes geográficos colocados de forma estratégica como montañas o el lago que adorna nuestros primeros pasos.
El sistema de combate es en tiempo real, viendo a los enemigos con antelación y pudiendo salir del momento de la batalla alejándonos de ellos. Los controles son parecidos a los de Final Fantasy Type-0 HD con un comando determinado por botón, la cruceta para distintas habilidades, un stick para el movimiento del personaje, el otro para la cámara, botones de salto, de sprint, técnicas, etc… No nos llevará más de un minuto sacar el máximo partido a este apartado, aunque la cámara no nos lo ponga muy fácil. Conviene aclarar que la cámara presente en esta demostración no estaba del todo equilibrada, dando como resultado unos combates algo caóticos donde era complicado luchar bien contra enemigos numerosos. Eso sí, se nos ha recalcado que la versión final del juego contará con una cámara más eficiente, así que toca esperar.
A lo largo de nuestros 60 minutos de juego pudimos desbloquear varias misiones secundarias, aunque lo fundamental era avanzar por la misión principal lo máximo que fuera posible, que es la misma de dar caza a un Behemoth, que reiteramos ya se pudo ver en una demostración jugable que retransmitió la propia Square Enix hace dos semanas. En el transcurso de esta misión observamos el cambio del día a la noche, un momento donde los personajes encenderán sus linternas dando una sensación de peligro.
Es ciertamente impagable vagar por el frondoso bosque sin apenas luz, intentando encontrar pistas mientras evitamos presencias de enemigos. Y es que durante la noche las criaturas serán más numerosas y fuertes, y a veces será hasta recomendable acampar para no sólo recuperar energía, sino también para hacer que pase el tiempo y contemos con mayores ventajas en los combates.
El factor narrativo aparece vitaminado en el juego. Los personajes no paran de hablar entre sí, dotando de personalidad a la historia. Potenciando este factor también se encuentra la interacción continua con el entorno en forma de pulsación de botones para pasar por ciertas zonas abruptas o bien para salir airosos de algunos momentos de sigilo, dado que no sólo estaremos ante combates y exploración. Hay mucho de peregrinaje en el juego, y más con un grupo de chicos jóvenes que no paran de reclamar sueños de juventud en todas sus líneas narrativas. Aunque los vehículos no han estado presentes en esta demostración, sí que el título final contará con la presencia de muchos que nos servirán para viajar por todo el mundo del juego, a veces dando la sensación de viaje de vacaciones entre un grupo de adolescentes hormonados en busca de su identidad.
El juego, visualmente, es impresionante, todo ello avalado por el Luminous Engine. Cierto que es sólo una demostración, muy limitada, pero comenzar en un inmenso prado con una línea de horizonte descomunal, no tiene precio. El modelado de los personajes, de los enemigos, de la flora y los entornos están muy bien resueltos, algo menos trabajadas las texturas de algunas zonas, pero en general es un apartado que nos ha encantado. Impactante la iluminación, la caída de la noche o la bajada de la niebla como recursos narrativos y no como excusa visual. Menos impactante ha sido la IA, algo torpe tanto en la ayuda de nuestros compañeros como de los enemigos. No ha sido la primera vez que hemos pasado a un metro de un enemigo que ni se ha inmutado, o que nuestros compañeros se han quedado mirando cómo algún ser nos machacaba sin hacer mucho por solucionar la situación. En todo caso a un juego que aún le queda un mínimo de un año de desarrollo (estaba hace unas semanas al 60%), es de esperar que la IA de la versión final esté mucho más elaborada.
La intención de Square Enix es lanzar el título a 1080p y 30 FPS, y esperemos que lo consigan porque merecería mucho la pena su disfrute. La demostración, y siempre en palabras de Square Enix, tendrá una duración de una hora haciendo sólo lo principal y hasta de cuatro si resolvemos todas las misiones secundarias. Final Fantasy XV: Episodio Duscae es un aperitivo de lo que nos esperará en la versión final del juego, una forma de hacer tiempo para calmar las ansias de la comunidad de usuarios. Hay cierto miedo en pensar que el título final pueda diferir mucho de lo que puede disfrutarse en esta demostración, porque no sería la primera vez que una demo no tiene nada que ver con el producto que veamos en tiendas. El juego promete, mucho, cumple sobradamente en aspectos técnicos, jugablemente es dinámico, se antoja enorme, repleto de secretos, y lleva el universo de la serie a una nueva dimensión, mucho más adolescente y actual, quizás con pérdida de identidad clásica, pero al menos parece que busca innovar y no vivir tanto del pasado.