A nadie se le escapa que, tras la imponente aparición de Far Cry 3 a finales del año 2012 la saga, que más o menos había contado con un determinado número de seguidores, logró colocarse en primera línea de todo el repertorio de juegos que los que dispone Ubisoft. Y no era para menos pues, la experiencia extraída de aquella propuesta de mundo abierto ambientada en unas pintorescas islas tropicales, ofrecía una ingente cantidad de horas de diversión nutrida por la variedad que disponía el título.
Aunque eso no era todo, obviamente. Pocos podrán olvidar el magnífico papel que en el juego exhibía Vaas, uno de los antagonistas de aquella historia. Su retórica y su forma de actuar lo colocaron casi automáticamente en un lugar destacado entre personajes similares en esto de los videojuegos, algo que tampoco ha pasado desapercibido para la compañía. Por eso, entre unas cosas y otras, Far Cry 4 apunta a seguir por la misma senda, como pudimos comprobar la semana pasada en París de la mano de Ubisoft Montreal.
En esta toma de contacto a poco más de un mes de que el juego aparezca en las tiendas, tuvimos la oportunidad de adentrarnos en Kyrat, un país ficticio situado entre las cordilleras montañosas del Himalaya cuya actividad política, económica y social se desarrolla en un ambiente de represión tras la guerra civil que acabó con la monarquía que otrora gobernaba el emplazamiento. Nuestro protagonista, Ajay Ghale, retorna a dicho lugar después de un largo periodo de ostracismo tras haber huido de pequeño con su madre a Estados Unidos tras el asesinato de su padre. Ahora, cumpliendo con el testamento de su madre, descubre que Kyrat es un lugar extremadamente peligroso y que Pagan Min, el dictador que logró alzarse con el poder, gobierna con mano de hierro un territorio que se resiste a someterse a su voluntad.
Pronto descubrimos que, tanto la localización geográfica como la disposición de la trama argumental, toman una base similar a la de Far Cry 3 para después variar en diferentes aspectos que logran una experiencia de juego diferente. Por un lado, la fisonomía de Kyrat recuerda a Rook Islands en ocasiones por la frondosidad de sus bosques, aunque la estructura de juego con desarrollo vertical que aportan las montañas y la ausencia de los mares cambia la forma de recorrer al territorio en Far Cry 4. Por otro, Pagan Min aparece como enemigo estrambótico y peculiar, de notable retórica, también como en su momento lo fuera Vaas, aunque con un papel totalmente distinto al de este último.
Poco tardaremos en comprobar que la dicotomía en las decisiones basadas en el argumento vuelve con Far Cry 4 para mostrarnos dos vías diferentes con las que seguir la historia, dos motivos para elegir constantemente sobre qué opción escoger. Como oposición a Pagan Min y a su ejército, la Royal Guard, encontraremos a un grupo de rebeldes que se hacen llamar el Camino de Oro, cuyo principal objetivo será el de derrocar a tan tiránico dictador. Sin embargo, descubriremos que no existe una única senda para llegar a cumplir este fin, pues dentro del grupo armado encontraremos dos corrientes diferentes con las que encarar el conflicto: la de Amita, que encabeza la nueva generación de rebeldes y que busca alcanzar sus metas con procedimientos bastante cuestionables; y la de Sabal, que sigue confiando en la tradición y en la cultura ancestral de Kyrat para poner solución a este conflicto. Una decisión la de elegir cada una de estas alternativas que tendremos que tomar muy pronto y que condicionarán el desarrollo de nuestra propia historia.
Con todo esto como base sobre la que construir nuestra andadura en la nueva entrega a cargo de Ubisoft Montreal, volvemos a disponer de una estructura de mundo abierto en la que plasmar todo el aspecto jugable que nos propone Far Cry 4. Y lo cierto es que una gran cantidad de características nos sonarán familiares, porque todo lo que nos encontraremos será una evolución directa de Far Cry 3, tanto en cantidad como en posibilidades. De esta manera, y como comentábamos anteriormente, Kyrat crece de forma vertical y de esta forma también lo hace nuestro comportamiento sobre el terreno. Andar, correr, subirnos a vehículos y nadar no serán las únicas acciones que realizaremos, y escalar las enormes montañas de la cordillera del Himalaya será una constante durante el juego.
Pero, por supuesto, volvemos a los vehículos, a la caza, a la recolección de recursos para mejorar nuestro equipamiento o a la modificación de todas las armas disponibles. En este sentido Far Cry 4 vuelve a superar a su anterior entrega en cantidad y variedad, pudiendo ahora encontrar muchos más transportes, como es el caso del autogiro, una especie de helicóptero con el que poder movernos a través de las montañas evadiendo así las dificultades de la geografía montañosa de Kyrat. O los elefantes, uno de tantos animales nuevos que encontraremos en este lugar y que nos servirán tanto como transportes como armas para aplastar a todo aquel enemigo, vehículo o edificio que se nos ponga por delante. Pero también el traje alado, del que ya hacíamos uso en la anterior entrega, pero que vuelve con muchas más funcionalidades añadidas en esta ocasión. Y a todo esto añadiendo la capacidad de disparar al mismo tiempo que conducimos, o la inclusión de una especie de piloto automático a los vehículos de cuatro ruedas por si no tenemos ganas de conducir a lo largo y ancho de los caminos durante la aventura.
Y es que el mapa que tendremos a nuestra disposición será grande para hacer uso de todas estas herramientas de transporte, al menos tan grande como lo fue Rook Islands en Far Cry 3. Y tanto como en aquel e incluso más, la cantidad de tareas que tendremos que abordar serán muchas y variadas, dando la sensación mientras estuvimos jugando de que en todo momento había algo que hacer. Muchas de estas estarán disponibles cuando liberemos los puestos avanzados, como solía ocurrir en la anterior entrega; una de las tareas secundarias que tendremos que cumplir junto a la conquista de las torres, que revelan localizaciones del mapa y de las fortalezas, que quedan establecidas como evoluciones de los puestos avanzados y que serán mucho más difíciles de asaltar.
Con todo ello, y como nos ocurría cada vez que realizábamos una de estas acciones, la vertiente de mundo abierto se descubrirá en el juego justo cuando se nos revelen todas estas tareas y localizaciones. De nuevo, podremos completar misiones de caza de hasta tres tipos, pero también también se nos encargarán labores de asesinato o de venganza, así como más de algún que otro evento loco, muy del estilo Far Cry. Además, y como novedad, dispondremos de los llamados eventos de Karma, situaciones que nos asaltarán de forma aleatoria, en las que deberemos actuar rápidamente y que servirán para rellenar una barra de puntuación. Con esta puntuación de karma seremos capaces de llamar como refuerzo a nuestra facción escogida, pudiendo así usarla debidamente para que nos eche una mano en las situaciones más peliagudas.
[break=Página 2]Pero el juego nos guarda más de una sorpresa que, de nuevo, nace de conceptos ya vistos dentro de la saga, como es esa vertiente mística que en esta ocasión tendrá como protagonista la legendaria localización de Shangri-La. Estas misiones nos transportarán a un panorama totalmente diferente, con un apartado artístico cautivador y que nos ofrecerán la posibilidad de luchar con armas antiguas y con un tigre blanco como poderoso e inesperado aliado.
Aunque, lo que más nos llamó la sensación de este primer contacto en profundidad con Far Cry 4, fue descubrir que el mapa de juego estaba completamente repleto, y no sólo con las misiones que venimos comentando, sino con la idea de que el juego se sigue moviendo independientemente de lo que hagamos o no. Un efecto que se consigue de diferentes formas, entre ellas los eventos aleatorios comentados más arriba, la caza de los animales o la recolección de plantas para poder mejorar nuestro equipo y el hecho de que las dos facciones se muevan libremente en el mapa llevando a cabo sus diferentes quehaceres bélicos. Far Cry 4 está vivo, y lo demuestra en cada esquina y en cada parte de su escenario.
Siguiendo con el concepto anteriormente mentado de “más y mejor”, Far Cry 4 continúa apoyándose en la personalización y en la mejora de armas y equipo para inyectar al jugador la necesidad de exprimir todas las características que ofrece el variado y rico mapa de Kyrat. De nuevo, los animales y las diferentes plantas que copan el territorio serán necesarios para ampliar la capacidad de munición, de flechas, de armas o de objetos -entre otras muchas cosas- durante el juego.
Pero la cosa no acaba ahí. En esta ocasión contaremos con un total de 48 habilidades divididas entre dos árboles diferentes. El primero de ellos será el del Tigre, y que permitirá mejorar todas aquellas habilidades que tengan algo que ver con la condición física, el sigilo o las armas para nuestro protagonista. El segundo será el del Elefante que, en cambio, reforzará todo aquello relacionado con los conceptos de curación, elaboración de objetos y consecución de mejoras. Otra elección importante la de escoger el orden de preferencia en estas habilidades que nos hará ser más fuertes o eficientes en ciertas tareas, condicionando así también nuestro estilo en los primeros compases de la historia.
Y es que, Far Cry 4 vuelve a plantearnos diferentes opciones a la hora de abordar las encarnizadas luchas que se producirán esta vez en Kyrat. Ya sea desde un punto de vista más sigiloso o con la acción más loca, podremos llevar a cabo las tareas ofensivas de la forma que más nos guste (siempre y cuando no se nos indique lo contrario). Y para no poner ninguna excusa a la hora de elegir o no cualquier opción, Ubisoft Montreal pone a nuestro alcance todavía más armas y más opciones de personalización para que nos sintamos lo más cómodos posibles antes de caer con todo nuestro arsenal sobre las huestes de Pagan Min. ¡Incluso podremos armar a ciertos animales para hacer de nuestros ataques algo aún más atrevido y sorprendente que nunca!
Pero sin duda, una de las novedades que más gustará a los usuarios y que en concreto más nos divirtió durante este evento, fue la posibilidad de jugar en cooperación con otro compañero. Con todas las opciones que nos ofrece el mapa de Kyrat (a excepción, claro está, de las misiones relacionadas con la historia) podremos luchar codo con codo con cualquier amigo en un modo de juego diseñado para dos jugadores, haciendo que la experiencia cambie completamente y gane todavía más en una riqueza y variedad que acaban siendo seña de identidad de este juego.
Porque Far Cry 4 ha sido pensado para este cometido. No sólo por la posibilidad de que los vehículos puedan ser ocupados por dos personas -lástima que no ocurra así con los elefantes, al que sólo podía subirse un único jugador por animal-, sino por una confección de las misiones que da pie a que la entrada de otro usuario sea un hecho totalmente natural, y que no rompa ni con la dificultad ni con la inteligencia artificial de los enemigos. Aspecto este que, como pudimos ver, continua siendo igual de interesante (sino mejor) que lo experimentado hace dos años con Far Cry 3.
Con todo, Far Cry 4 nos dejó alguna que otra pequeña duda, pero no sobre sus opciones jugables, que como ya comentamos son numerosas y totalmente diversas, sino por lo que pueda ofrecer visualmente en consolas de nueva generación. A pesar de que probamos una versión del juego que contaba ya con dos meses de antigüedad, nos dio la sensación de que el juego no mejoraba de forma excesiva lo visto en la generación anterior, dejando de lado la resolución que ahora es mayor, obviamente. Aunque es de justicia señalar que el título en su momento rendía a un impresionante nivel gráfico en el año 2012.
Sin embargo, a lo que no se le puede poner ningún pero es a un apartado artístico que vuelve a cautivar, y que sin duda se establece como la pieza clave que aumenta exponencialmente una inmersión que ya de por sí afianzan todas las posibilidades jugables. Por no hablar de la banda sonora, a cargo de Cliff Martínez (ex batería de los Red Hot Chili Peppers) y que promete exhibir un repertorio de temas totalmente espectacular. Y es que Ubisoft Montreal ha logrado confeccionar de nuevo un juego totalmente sólido y sin brechas que refuerza una excelente base ya instaurada en la anterior generación. Y a nuestro modo de ver, la inclusión del cooperativo dentro del juego destaca sobremanera por encima de todas las adiciones. Un modo de juego además al que los compradores de Far Cry 4 en PS4 podrán invitar a probar con hasta 10 contactos por un total de 2 horas de duración cada uno y con acceso a todas las posibilidades del título. Una manera muy útil de averiguar con vuestros propios ojos si el juego de la compañía gala cumple en este aspecto con las expectativas generadas.
De lo que no hay ninguna duda, es que Far Cry 4 es divertido hasta decir basta, como lo fue en su momento Far Cry 3. Si algo funciona, ¿para qué tocarlo? No, mejor optar por ampliar las posibilidades para aprovechar sin miedo una fórmula totalmente ganadora.