Ay, querido Tolkien, cuánto has influido en la manera de entender la fantasía. Gracias al maestro, es habitual que los RPG y JRPG que nos acaben llegando suelan ser de fantasía medieval y que nos acaban enfrentando a orcos, trasgos, dragones y a variaciones de los mismos. Pero la obra del autor del Señor de los Anillos no ha sido la única con calado en nuestro medio, también Dungeons and Dragons, el auténtico motivo por el que los caballeros, las armas y los escudos están hoy en nuestras Playstation.
Aunque también existan otros referentes a la hora de realizar videojuegos, siempre vuelve la ambientación medieval en cine o televisión para recordarnos que ella es la reina, que es capaz de levantar las pasiones del respetable por lo heráldico y firmar videojuegos fundamentados en ella.
Ya tenemos en nuestras manos (muchos de nosotros, otros aún estamos esperando) The Witcher III: Wild Hunt. ¿Es el título de CD Projekt RED un videojuego de fantasía medieval más? La gracia de The Witcher III es que, como también sabe hacer Juego de Tronos, no basa su relato en el mundo que crea sino en quien lo vive. Geralt es el gran protagonista, un hombre duro y envejecido a causa de los devenires de su vida, como si él no hubiera decidido nacer y crecer en un mundo de corte medieval, pero lucha contra él por sobrevivir.
The Witcher III se diferencia en este punto de otras propuestas similares recientes, como Dragon Age Inquisition, que no nos habla de personajes, sino de su mundo y de cómo ese mundo, ahora sí, configura a sus personajes. Ellos nos hablan de ese universo medieval, de sus problemas y de cómo el personaje que encarnamos está ahí para cambiar eso que lo ha configurado a él. The Witcher III y Dragon Age Inquisition son diametralmente distintos en cómo se anuncian, cómo plantean su historia y en cómo nos llegan sus personajes, pero ambos se fundamentan en un entorno fantástico y similar, que a su vez los relaciona con el futuro Dragon Dogma Online y otros tantos.
El problema de repetir tanto la misma ambientación, y volver sobre ella una y otra vez, es que las diferencias enormes entre ellos se esfuman, algo que se hace especialmente preocupante si entendemos que son videojuegos muy largos, que se mantienen en el tiempo durante meses y mientras los jugamos aparece otro parecido. Esto, que puede hacerse nefasto para el jugador hasta decidiendo que en lugar de comprar el videojuego de lanzamiento ya lo comprará más tarde, y esto también lo saben las distribuidoras. Qué curioso que poco tiempo antes del lanzamiento de The Witcher III aparezca un DLC de Dragon Age Inquisition gratuito, ¿cuántos jugadores que quieren fantasía medieval habrán pensado que DAI está ya más barato, es más completo, ya está parcheado y es un juegazo? Los mismos que habrán pensado que The Witcher III ya bajará de precio.
Es esta superposición en el tiempo del lanzamiento del videojuego de CD Projeckt RED con este DLC, bien recibido y agradecido pero que da que pensar, el que explica la redacción de este artículo. ¿Es la fantasía medieval una que ya tenemos aborrecida? ¿Hay tantos videojuegos con una ambientación similar que nos cuesta distinguirlos antes de jugarlos? En caso de decir que sí a estas preguntas ¿qué otras fantasías nos ofrece el videojuego? Pues otras dos: la postapocalíptica y la que nos traslada al futuro.
De nuevo, y volviendo al principio de este trabajo, las referencias de un mundo desastruido a causa de una bomba atómica tienen también sus referentes claros en cine, como Mad Max si hablamos de Fallout 3, que hasta quiso retratar el mítico momento de Max con su perro para su imagen promocional más mítica y querida. En la generación pasada tuvimos muchos yermos, pero por fortuna supieron diferenciarse los unos de los otros. Esto es gracias al estilo gráfico que abrazaron y que es algo que le falta a los de fantasía medieval. Fallout escogió un aspecto gráfico sucio y artificial, Borderlands optó por el ink shading, Mad Max será caluroso y brillante, Red Dead Redemption era realista… Sin embargo la fantasía medieval quiere realismo, quiere no ser una fantasía a ojos del jugador.
La otra fantasía que más abunda en nuestro medio es la futurística con un potente nombre al frente: Mass Effect. La fantástica obra de Bioware podría entenderse también en una medieval; es más, la estructura de juego de Dragon Age Inquisition es una extensión de Mass Effect 2, pero a diferencia de los videojuegos de espadas y dragones, esta saga tiene una gran ventaja: lo que ofrece Mass Effect no necesita diferenciarse de otros videojuegos de ambientación similar porque, sencillamente, no abundan. En el horizonte tenemos Star Wars Battlefront, pero ese se apoya en la propia ambientación de la serie ahora de Disney, una a caballo entre el futuro y el salvaje oeste. Mass Effect combina la elegancia de Star Trek con el militarismo americano para formarse y es único a día de hoy, ¿por qué?
La elección de una ambientación de un videojuego depende mucho del momento en el que nos encontremos. Mientras siga arrasando en la tele Juego de Tronos, Peter Jackson quiera seguir haciéndose chalets a costa de Tolkien y The Walking Dead siga sacando spin offs y retratando un mundo destrozado, es difícil que se invierta en construir una ambientación que no sea medieval o postapocalíptica; incluso teniendo esa posibilidad de realizar aventuras futuras que, como se ha demostrado, funciona; aunque ojo, Star Wars vuelve y Star Trek se ha portado bien con sus recientes adaptaciones.
Sin embargo, son necesarios nuevos lugares mágicos en los que desarrollar aventuras, tanto inspiradas en ambientaciones ya existentes como de autor o basadas en otras más minoritarias como la victoriana, el steampunk o Lovecraft. Que parezca que se pueda contraatacar con un DLC al lanzamiento de otro título señala lo fundamental de esto.