El condensador de fluzo: Final Fantasy VII
La leyenda que cautivó a una generación
Cuando en 1997 Square lanzaba Final Fantasy VII, es difícil pensar que supiesen que estaban introduciendo en el mercado un juego que dieciséis años después, aún sería recordado como uno de los grandes juegos de rol de su generación y uno de los más legendarios de la historia de los videojuegos, con más de 10 millones de copias vendidas.
Presentado en tres discos, controlamos a Cloud Strife, que junto a un grupo terrorista, se dispone a volar un Reactor Mako, propiedad de la Compañía Shinra. Con una introducción emocionante y vertiginosa, escorpión robótico incluido, se nos iba presentando a Barret, Tifa… y poco después a Aeris (o Aerith), uno de los personajes centrales de la trama y protagonista de uno de los momentos más recordados por miles de jugadores del mundo entero.
A lo largo de todo un mundo que recorremos a pie, en chocobo, buggy, avión (estropeado), submarino y barco volador, vamos descubriendo la verdad sobre el grupo Shinra, su auténtico objetivo y el peligro que supone para el mundo, el pasado de nuestros personajes, que tomará mayor importancia a medida que avancemos… todo ello mientras hacemos frente a innumerables enemigos y a la influencia en nuestro avance de Sephirot, posiblemente uno de los antagonistas que más odio y al mismo tiempo simpatías haya despertado en un videojuego.
El juego introdujo muchas novedades a la saga, partiendo de la propia plataforma en la que estaba disponible. Hasta entonces, los títulos Final Fantasy habían aparecido en consolas de Nintendo. Sin embargo, el proyecto en Nintendo 64 no vio su conclusión, por la decisión de la compañía de usar cartuchos en su nueva consola.
Las limitaciones de éste soporte hicieron que Final Fantasy VII llegase finalmente a Playstation, que presentaba sus juegos en CD-ROM, capaz de almacenar todos los datos que forman el título. Esto dio pie a numerosas leyendas en torno al juego, como la de que no estaba terminado al salir en la consola de Sony, numerosos rumores sobre secretos y posibles resurrecciones de personajes, que muchos intentamos en su momento… cabe destacar que en esta época no era tan fácil conseguir información 100% fiable en internet como lo es ahora, lo que sólo contribuía a alimentar los mitos.
El propio sistema de combate cambiaba de forma bastante notable respecto a las entregas anteriores. Desaparece el sistema de oficios que había estado presente en todas las entregas anteriores. Cada personaje tiene una serie de armas únicas, piezas de armadura que pueden usar varios personajes distintos y una ranura de accesorio. Las armas y armaduras tienen “ranuras” en las que podemos poner o quitar a voluntad Materias, orbes de color verde (magia), amarillo (habilidades), rojo (invocaciones), azul/plateado (efectos especiales) y rosas (alteran los stats).
Cada Materia presenta una habilidad: puede ser Electro, Habilidad Enemiga, Robar, una Invocación… o efectos especiales como robar vida, que el efecto se extienda a todos los enemigos o aliados… estas Materias suben de nivel a medida que consiguen su propia experiencia, haciéndolas más poderosas o permitiendo más usos.
Se presenta también el primer uso manual de los Límites, que ya aparecieron en FFVI pero no podían usarse a voluntad. Al golpearnos los enemigos, se rellena una barra. Al llenarse, podemos hacer uso de un ataque especial tremendamente destructivo. Cada personaje ofrece siete ataques límite, a excepción de dos de los personajes controlables.
Las misiones secundarias que el juego incluía hacían que la duración del mismo se disparase. Encontrar todas las armas, disfrutar de todos los minijuegos (que tenían su rincón especial en el parque de atracciones Gold Saucer), destruir a las ARMAs, conseguir los Límites finales de todos los personajes, misiones secundarias (algunas de las cuales presentaban su propio arco argumental, como es el caso de Wutai), la cría de Chocobos…
Poco más podemos decir de uno de esos títulos que permanecen en la memoria de toda una generación de jugadores, del que surgieron varios productos anexos, como precuela, una continuación en forma de película y un spin off protagonizado por Vincent Valentine.
Podéis haceros con el juego para disfrutar en Playstation 3, Playstation Vita y PSP desde la store. Pese a los años que han pasado desde su lanzamiento y a pequeños errores de traducción (¡Allé voy!) sigue siendo una oferta altamente recomendable para cualquier amante del género RPG más clásico y adictivo.