El condensador de fluzo: Cool Boarders 3

Jesús Salvador · 29 diciembre, 2018
Coge tu tabla, calza tus botas y prepárate a surfear en nieve en PSX

Hubo un tiempo en el que los juegos de deportes extremos o de un público minoritario, pero una espectacularidad fuera de toda duda, experimentaron un auge sin precedentes que después se ha ido apagando poco a poco hasta dejarnos casi huérfanos de aquellas horas de diversión que bicicletas, patinetes o tablas de snow nos dieron en nuestras consolas de cabecera. Sagas como Dave Mirra’s Freestyle BMX o Tony Hawk’s Pro Skater nos hicieron descubrir lo que era hacer un back flip o “grindar” una barandilla.

La saga Cool Boarders hizo que nos introdujeramos en el mundo del snowboard y fue referente del género frente a otros juegos como Snowboard Racer o Snow Break. La tercera entrega de la saga fue desarrollada por Idol Minds en contraposición de las dos primeras entregas que habían sido desarrolladas por UEP Systems y nos llegó a Europa distribuida por Sony Computer Entertainment en noviembre de 1998.

Cool Boarders 3 es, por supuesto, un juego deportivo que abarca distintas modalidades dentro de la práctica del snowboard que van desde el Descenso (bajar por una de las montañas del juego a la mayor velocidad posible ganando a nuestros oponentes) al Slope style (un descenso en solitario con total libertad para realizar piruetas que nos otorgan una puntuación, que de ser la más elevada nos da la victoria).

Pero no son los dos únicos modos, había cuatro más: Boarder X o carrera individual (en la que debemos llegar primeros sin saltarnos ninguna de las puertas del recorrido), Slalom (carrera contra otro snowboarder entre puertas), Half pipe (el conocido medio tubo donde realizar un sinfín de trucos y piruetas para conseguir la mayor puntuación posible) y Big air (una carrera en la que se combinaban grandes saltos y piruetas donde se combinaban las puntuaciones de los dos mejores intentos). Y todo esto completado con los modos Práctica y Torneo lo que daba una amplitud enorme al título.

Los escenarios englobaban diferentes montañas, llegando a ser hasta seis las zonas que podíamos visitar a lo largo de nuestra andadura por el juego. Powder Hill, Devil’s Butt, Mt. Koji, Alps, Everest y Avalanche. Todos los modos eran jugables en los cinco primeros escenarios pero Avalanche nos mostraba una jugabilidad diferente al tratarse de una montaña en la que debíamos escapar a la mayor velocidad posible de un alud que nos perseguía irremisiblemente.

Otro de los aspectos destacables eran los personajes y tablas de snow que podíamos manejar e ir desbloqueando a lo largo de las partidas. Empezábamos con trece snowboarders y podíamos desbloquear a ocho más, con once tablas pudiendo adquirir doce más, de marcas reales. Motivos suficientes para dar profundidad al juego y perseguir hacernos con todo, en una época donde los trofeos no eran el aliciente para seguir jugando pero ser completistas también era motivación para exprimir Cool Boarders 3.

Graficamente el juego hacía gala de un motor que no ofrecía ninguna ralentización durante las partidas, daba una sensación de velocidad e incluso vértigo en los grandes saltos así como unas correctas animaciones tanto en los estilos de snowboard como en las diferentes y variadas piruetas que haciendo uso de nuestros Dualshock podíamos llegar a obtener. Dependiendo de las diferentes montañas en las que competíamos podíamos asistir a eventos que se realizaban de día o de noche.

El apartado sonoro ofrecía músicas del género rock frenéticas, muy acertadas por el ritmo al que competíamos por aquellas escarpadas bajadas, acompañadas de unos efectos muy correctos que incluso denotaban las diferentes superficies por las que nos deslizábamos, incluidos los pequeños tramos de deslizante hielo, así como derrapes, aterrizajes o demás movimientos contorsionistas que realizábamos al dibujar en el aire posturas imposibles.

El control del que hacía gala Cool Boarders 3 era muy gratificante cuando se conseguía controlar aunque no exento de cierta dificultad por la cantidad de piruetas diferentes que se podían realizar (detalladas en su manual) y por la velocidad que alcanzábamos y nos dificultaba a la hora de hacer algunas forzadas maniobras.

Y es que el juego era variado, divertido, se podía incluso jugar a pantalla dividida con un amigo y cumplía con todos los requisitos que le podemos pedir a un juego de estas características. Un muy completo simulador de la disciplina del snowboard en nuestras PSX.

A parte de las dos entregas anteriores Cool Boarders 3 aun tuvo sucesores en PSX siendo el último juego lanzado Cool Boarders 2001, también en nuestra querida gris o para los que les gustan las versiones slim una PS One que ya estaba dando su guerra con ese color blanco característico.

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