Cuando ya 2015 parecía que no iba a darnos ninguna alegría más, uno de sus últimos lanzamientos en PC, Dirt Rally, maravilló a los amantes de la conducción hasta el punto de ser calificado de forma consensuada como lo mejor que había vivido el género desde los tiempos de los buenos juegos Colin McRae, también de este estudio. Empezó con Early Access, lo que le permitió ir mejorándose a medida que la comunidad daba feedback, y, cuando llegó su versión definitiva, aún quedaban pequeños bugs que resolver, pero semejante jugabilidad los hacía perdonables. El 5 de abril, esta nueva joya de unos veteranos de la conducción en videojuegos como son Codemasters, pisa a fondo también en consolas de nueva generación. Y de qué manera. Una generosa preview de varias carreras, vehículos, desbloqueos y modos acaba de ofrecernos a los asistentes las mismas vibrantes sensaciones que su edición de PC, además de demostrar en PS4 que la potencia de la consola es la suficiente para mantener a tope su motor y apabullante respuesta de manejo. En barro, nieve, grava o asfalto, el mundo del rally, con mando o volante, parece tener nuevo ganador.
Codemasters siempre se ha caracterizado por la búsqueda de fidelidad en las sensaciones transmitidas y los comportamientos automovilísticos en materia de físicas y fricciones. El terreno del rally es tan farragoso como sus circuitos y superficies de carrera, con demasiados malos exponentes en materia de videojuegos y pocos buenos recuerdos reales de producciones a la altura. No ocurre esto en otras modalidades de la velocidad, como los deportivos o la Fórmula 1, donde la oferta de calidad es más diversa. Por eso, en cuanto uno nota que volante en mano esto responde como lo haría cualquier Peugeot, Renault, Opel, Mini y todas las demás marcas incorporadas, la atención optimista es inmediata. Y eso pasa con Dirt Rally muy pronto, que además responde a un spin off de la saga Dirt que me da que va a acabar siendo la mejor de todas las entregas. Codemasters hizo bien en ir por aquí y empezar de cero.
Sí, también si se opta por jugar con DualShock 4 las sensaciones son increíblemente puras, naturales, sin físicas locas ni colisiones irrisorias. Sus creadores han puesto en manos del jugador un coche de rally de verdad, un coche que cuidar y en el que calcular cada grado del ángulo de una curva, cada frenada, cada bache y cada contrapeso. Todo ello sin hacerlo complicado ni abrumador en ajustes o tecnicismos, pero sí extremadamente desafiante. Todo pensado para los que disfrutan con estas retransmisiones, a sabiendas de que les gustaría ver qué se siente con este casco, pero que ni mucho menos son pilotos o mecánicos. Y ése fue el gran acierto de Dirt Rally en PC que, por supuesto, repite en consolas. Acierto acompañado de muchos otros. Solo que ahora demuestra en PS4 su absoluto mantenimiento y estabilidad ya que tampoco es un videojuego abanderado de los gráficos, sí muy notable pero sin alardes quitahipos.
Además en consolas no le falta de nada. Los modos multijugador tanto en pista compartida como en solitario con comparativas de tiempos vuelven al ya icónico sistema Racenet de Codemasters, los desafíos diarios y semanales, los eventos de comunidad, las variantes adicionales Hillclimb (hasta arriba de horquillas) y Rally Cross, el Garaje por desbloqueos, etc. Las distintas décadas hacen que la dificultad se incremente poco a poco, con una gran selección de pistas centroeuropeas donde también repiten algunos circuitos aclamados de la saga Dirt, además de inconfundibles rutas como la de Pikes o los puertos de Monte Carlo. En números no va a andar escaso tampoco, con 70 larguísimas etapas que cambian de terreno y exigencias en plena carrera: Gales, Suecia, Finlandia, Monte Carlo, Grecia, y Alemania como países incorporados y 39 coches muy representativos y radicalmente distintos en control, a los que se suman el Peugeot 206 T16 Pikes Peak, el Renault 5 Turbo, el Renault Alpine A110, el Opel Corsa Super 1600, el Peugeot 207 S1600, el Renault Clio S1600 y el Mini Classic Rally Cross.
Cada fallo te arruina más y más la carrera entera, y toda la propuesta está cimentada sobre una constante tensión extrañamente divertida por tener todo bajo control y hacer de los reflejos y la precisión dominada las únicas herramientas de éxito. Hacía tiempo que no sentía algo así con un juego de rally, donde, por supuesto, también la meteorología de cada etapa, el polvo y agua, o los daños que se van haciendo al coche en los descuidos dicen muchísimo sobre cómo seguir avanzando y afrontar cada recta, curva, peralte… Y todo a velocidad de vértigo, pues como en el rally real, aquí no se premia la precaución, sino la firmeza al volante haciendo el mejor tiempo respecto a los rivales, dejando que solo el copiloto y sus comentarios tengan la mente fría. La del jugador está súper caliente al no haber tiempos de sosiego, es muy intenso, un disparo de adrenalina bastante adictivo.
Y sobre el copiloto, en la versión de ordenador del pasado diciembre era uno de los puntos a mejorar,con ciertos descuidos por parte de Codemasters en la selección de voces no del todo creíbles y, en nuestro idioma, con algunos tropiezos en la implementación total del español. Ahora todo eso llega corregido, además de actualizarse para los usuarios de PC. De hecho, son muy llamativas las expresiones y tono del acompañante, que se nota que va leyendo su libreta y notas, que llega a tomarse confianzas para espetar expresiones como “ojo cuidao, curva cerrada a la derecha”. Y eso es magnífico, me ha encantado el doblaje y sorprendido su naturalidad. También la selección de voces en castellano, bastante desconocidas pero profesionales, para los vídeos de consejos e introducción de cada prueba y los coches adecuados para ella. Hay un clarísimo componente didáctico en Dirt Rally, que claramente quiere enseñar más sobre este mundillo y en nuestro idioma trabaja bien para ello.
Por supuesto, toquetear por dentro los más de 40 modelos todoterreno con diversas configuraciones y piezas intercambiables es una opción que no puede eludirse en un videojuego de carreras digno y con aspiraciones altas. Dirt Rally incorpora editores y menús configuradores, pero, como decía al principio, sin desbordes, sin abrumar en opciones y esquemas, sin complicaciones. Pero dando todo lo que se le puede pedir que dé. Incluso hay lugar para el tuning en el sentido más clásico, con componentes solo estéticos para los automóviles o piezas de mera potenciación. Y aún más interesante, el equipo humano que soportará la carrera y ayudará en la búsqueda de un mejor rendimiento también es configurable, dejando al jugador que despida y contrate según habilidades de personal o capacidades, lo que en las pruebas de mayor envergadura hace muy interesante y táctico el planteamiento y decisiones de configuración previos a la salida a pista.
No me tiembla el pulso al escribir que Dirt Rally va a ser magistral en PS4 como lo fue en PC. Junto a Assetto Corsa y Gran Turismo Sport, la consola de Sony va muy bien surtida en términos de conducción realista este 2016. Cada uno con sus particularidades, disciplinas y niveles de simulación, pero éste de Codemasters, igual que los otros dos, bien servido de modos, pistas y posibilidades tanto en singleplayer como en multijugador. Que funcione por desbloqueos, que haya desafíos periódicos o que responda tan súmamente bien y de forma satisfactoria en controles debe hacerte desearlo ya si te apasiona el deporte de Sébastien Loeb y compañía. Y sobre el recientemente estrenado Sébastien Loeb Rally Evo, podemos decir desde ya que se va a quedar bastante por detrás. Kevin Abbring, corredor que conocerás seguro, ya ha jugado a Dirt Rally sin salirse en ninguna curva y calcando una de sus proezas reales. Eso dice mucho.