Menos que antaño, los juegos japoneses siguen teniendo cierto tirón comercial en el resto del mundo, en una industria nipona que, aún siendo ya superada por la occidental, sigue contando con franquicias clásicas que aún ostentan un legado inigualable, y sobre todo juegos inspirados en el manga y anime que son capaces de alzarse como un auténtico icono cultural con un estilo de vida propio. Ciertamente la relación entre manga, anime y videojuegos es muy estrecha, viendo como todos se necesitan mutuamente y, aunque es mucho más habitual el paso del manganime a juegos, también solemos ver el camino contrario (Pokémon).
Pero casi siempre la senda más segura a explotar es el propio que va del manga, al anime y después a videojuego, básicamente en una forma de rentabilización de ideas y de decisiones comerciales amparadas en un éxito anterior. De esta manera tenemos multitud de referencias en la forma de Dragon Ball, One Piece o Naruto, licencias nacidas primero en manga o anime, y posteriormente adaptadas a videojuegos con un éxito notable. Pero a veces la adaptación a videojuegos se hace sólo pensando en el fan service y poco en aportar un verdadero valor añadido al sector, y franquicias como Digimon, Jojo’s Bizarre e incluso Los Caballeros del Zodiaco, siguen sin contar con juegos suficientemente buenos en consolas u ordenadores.
Evidentemente el anime se presta a la perfección a su adaptación a juegos, tanto por su composición animada, como por su colorido desenfado y estética visual en general. Ambos mercados suelen ir de la misma mano, dado que es muy probable que un consumidor asiduo de una serie de animación se compre también su videojuego, en esa forma de querer participar más activamente en un universo que le ha conquistado y del que, de una u otra manera, desea ser más partícipe. En la actualidad tenemos decenas y decenas de mangas y anime que han llegado a videojuegos, pero sólo unos elegidos han sido capaces de ofrecer experiencias notables en su forma electrónica, y ante ello nos detenemos en One Piece, Naruto, Saint Seiya y Dragon Ball, licencias conocidas por todos y con multitud de referencias en juegos, algunos con mayor o menor suerte comercial.
Quizás a los más veteranos les haya llegado un poco tarde para adentrarse en la aventura de Luffy y sus amigos, pero lo cierto es que One Piece es una verdadera rueda de éxito comercial que parece no tener límite. Desde la excepcional labor realizada por Eiichiro Oda con el manga (77 volúmenes) hasta la excelsa y divertida adaptación al anime de Konosuke Uda (+700 capítulos), y con otras tantas películas de animación, no se debe tener miedo al afirmar que One Piece es el manganime más exitoso de todos los tiempos, superando los registros comerciales de los antaño insuperables Dragon Ball o del más actual Naruto.
Una mina de oro de este calibre no podía dejar pasar el otro territorio virgen que tenía por explorar, que son los videojuegos, y tras estrenar el anime en 1999, no tardaron mucho en lanzar su primera propuesta en consolas PlayStation con One Piece: Grand Battle! que disfrutamos como enanos en la consola original de Sony a las puertas de abrazar una nueva generación con la flamante PlayStation 2. Fue precisamente la 128 bits la que se ha beneficiado, hasta la fecha, del mayor número de juegos de One Piece, siendo en su mayoría propuestas bien notables, aunque en un gran número teniendo que tirar de la importación para poderlos disfrutar en nuestras plataformas occidentales.
Aunque si hablamos de una subserie de One Piece reconocida a nivel mundial y que ha demostrado el amplio bagaje técnico y entrañable que es capaz de ofrecer ha sido Pirate Warriors, con tres entregas aparecidas entre 2012 y la más reciente del pasado mes de agosto y que nos han permitido disfrutar con una calidad visual sin igual de toda la historia del anime, desde el comienzo del viaje de Luffy hasta el momento actual. Pero el mercado nipón no para de crecer, y ha sido en las últimas horas cuando a las puertas del Tokyo Game Show Bandai Namco ha confirmado la existencia de One Piece: Burning Blood.
Si venimos de One Piece con un claro ejemplo de buen manganime adaptado a videojuego, damos un giro y nos centramos en Saint Seiya (Los Caballeros del Zodiaco). Es la licencia más veterana que tocamos, y es que desde el lanzamiento del manga en 1986 con 109 tomos, y el anime ese mismo año con cerca de 115 episodios, se han sucedido multitud de adaptaciones al ocio electrónico y, curiosamente, no destacando en casi ninguna. De hecho, y obviando el mal distribuido juego en la NES que no pintaba nada mal, nos tenemos que ir a la época de PlayStation 2 para ver un juego de la serie medianamente aceptable con Saint Seiya: The Sanctuary (2005), un programa que se atrevía con la línea argumental de las Doce Casas, y que nos sumergía en la pelea entre los Santos de Bronce y los de Oro.
No tuvimos que esperar mucho para la salida de Saint Seiya: The Hades (2006), con un entramado visual mejor, mayor inversión en su desarrollo y con un argumento que se centraba en la saga de Hades en otro exponente de lucha que hacía conmemorar a los clásicos capítulos más destacados del anime. El lector recordará mucho más las entregas de Sanctuary Battle y Brave Soldiers vistas en PS3, la primera ambientada en el Santuario con un buen número de misiones y peleas por doquier, y el segundo desmelenándose con personajes jugables de las sagas de Santuario, Poseidón y Hades.
A finales de este mes, Bandai Namco distribuirá en nuestro país Saint Seiya: Soldiers Soul, un juego basado en la nueva serie Soul of Gold y que incluye tanto nuevos personajes como el regreso de anteriores. Al título le tenemos mucha esperanza, y con sus premisas de su amplio repertorio de golpes, una mejorada velocidad de combate y siendo el estreno de la serie en PlayStation 4 esperamos que, por fin, veamos un juego notable de Los Caballeros del Zodiaco.
Naruto es otro gran icono del manganime que ha tenido multitud de exponentes en consolas y ordenadores. Los comienzos del manga en 1999 no fueron nada fáciles, pero la historia creada por Masashi Kishimoto consiguió llegar a más de 35 países con esos 72 volúmenes inolvidables, algo que no pasó por alto el estreno del anime en 2002 con la adaptación de Hayato Date con los episodios de Naruto (220) y los propios de Shippuden (428) que se difundieron en más de 60 países en todo el mundo. Su éxito en televisión no es ningún secreto, dado que Naruto viene respaldado por ser el tercer manga más vendido de todos los tiempos, sólo por detrás de One Piece y Dragon Ball.
La primera subserie electrónica con cierto éxito fue Ultimate Ninja, vista en la gran PlayStation 2 con entregas del 2003 al 2007, incluyendo cada vez más personajes juego a juego, y añadiendo ese toque de RPG que ahora caracteriza a la serie y por la que se pierden, literalmente, millones de usuarios en todo el mundo. De hecho podríamos considerar a Naruto la adaptación de un manganime más exitosa de todos los tiempos, en gran parte por el triunfo virtual que consiguió Ultimate Ninja Storm con sus tres entregas aparecidas en PlayStation 3 entre 2008 y 2013, la última ofertando más de 80 personajes, con un modo de batalla libre que ofrecía casi total libertad al usuario en su cada vez más deseada interacción con el escenario del juego. También hay que nombrar Ultimate Ninja Storm Revolution (2014) que introdujo un sistema renovado de lucha y nuevas maneras de formar los equipos.
Y a pesar de que Bandai Namco retrasara hace poco la salida de Naruto Shippuden: Ultimate Ninja Storm 4 al próximo mes de febrero, la espera merecerá la pena. No obstante se introducen mejoras como el cambio natural y dinámico de los personajes y escenarios conforme avance la batalla, y con el interesante añadido del cambio del líder del equipo en mitad de una batalla pudiendo, de esta manera, jugar con prácticamente todos los personajes durante un solo combate.
Como broche al presente reportaje queremos hacer una referencia clara a la licencia de Dragon Ball, otro de los grandes veteranos que, a pesar de ofrecernos enormes videojuegos en la época de 16 y 32 bits, lleva una tendencia a la baja con sus últimas representaciones electrónicas. Posiblemente muchos hayamos disfrutado de aquellos 42 volúmenes del manga, o de esos 291 episodios de Dragon Ball Z que tanto nos marcaron en las televisiones autonómicas hace ya un montón de años, pero también fuimos otro gran número los que empezamos a disfrutar de los juegos de lucha de la serie en Super Nintendo, Megadrive y PlayStation One.
Sin embargo la última versión de Dragon Ball lanzada en PlayStation 3 y PS4, subtitulada Xenoverse, no fue capaz de rescatar esa esencia de los títulos clásicos de lucha, en una licencia que parece muy desgastada en estos tiempos y de la que no se puede esconder una fatiga en el terreno del manganime adaptado a los juegos que no hace, ni mucho menos, justicia a los primeros tiempos de la serie.
Si Dragon Ball dio mucho con algunas adaptaciones pero ahora está de capa caída, el movimiento contrario se espera de otros manganimes adaptados a juegos y que aún no han conseguido despegar en consolas y ordenadores. A la mente se vienen varios juegos lanzados de Jojo´s Bizarre Adventure o del propio Digimon que aún contando con un amplio segmento de público que disfruta con sus capítulos de animación, aún esperan un videojuego que esté a la altura de estas series.
Aunque el éxito comercial parezca asegurado si se rescata una conocida licencia de manganime y se lleva al ocio electrónico interactivo, las cosas si no se hacen bien, pueden derivar en una mala representación y en un desgaste comercial que puede afectar a su éxito en otros campos. Por suerte para nosotros, los jugadores, son cada vez más acertadas las adaptaciones a consola, pudiendo así disfrutar de una nueva cultura de juegos, sobre todo en consolas PlayStation.