Nos acercamos a final de año. 2015 ha estado cargado de juegos notables y de algunos lanzamientos realmente destacados que han comenzado a nutrir de verdaderas joyas el catálogo de las consolas actuales, entre las que se encuentra PS4. A pesar de la tremenda cantidad de propuestas que han llegado a las tiendas durante los últimos meses y tras un repaso a lo que ha dado de si el año, descubrimos una alarmante falta de nuevas propiedades intelectuales en las grandes producciones.
Es cierto que desde el prisma independiente de la industria nos han sorprendido con algunas ideas realmente originales, pero las grandes compañías parecen haberse olvidado de arriesgar o prefieren jugar sobre seguro con secuelas, remakes y remasterizaciones que en algunos casos son casi una broma. Con el calendario de lanzamientos hasta final de año claro, nos encontramos con una preocupante situación: durante toda la campaña navideña no habrá una sola nueva propiedad intelectual de gran presupuesto en las tiendas.
Desde que PS4 y Xbox One llegaron a nuestras vidas, hemos visto como las remasterizaciones se hacían con una parte muy importante de las estanterías de las tiendas. Hay de todo, como no podía ser de otra manera: encontramos refritos que no ha pedido nadie, grandes franquicias exclusivas que hicieron su agosto en la pasada generación y que parecen destinadas a dar más rédito en la actual y remasterizaciones que van dirigidas a los fans de una determinada marca. El objetivo, muy lícito por otra parte, es generar ingresos y seguir exprimiendo nombres que casi todos los aficionados conocen.
Dentro de las remasterizaciones buenas, esos títulos que aún siendo un refrito consiguen convencer a los jugadores más exigentes, descubrimos Resident Evil: HD Remaster. Y ojo, porque no es una simple remasterización. Es una remasterización de un remake. Pero la calidad del original y la nostalgia que despiertan las primeras entregas de la franquicia Resident Evil hacen que la mayoría veamos con buenos ojos este tipo de propuestas. Saints Row IV: Re-Elected, Dead or Alive 5: Last Round, DMC Devil May Cry: Definitive Edition, Devil May Cry 4: Special Edition, Borderlands: Una Colección muy Guapa, Dark Souls II: Scholar of the First Sin, Ultra Street Fighter IV, PayDay 2: Crimewave Edition, Zombi o God of War III: Remastered son algunos ejemplos de refritos que aún no entendemos muy bien y de los que nos gustaría tener todos los detalles de venta posibles, para saber si realmente despiertan algún interés en los jugadores.
Propuestas como Dishonored: Definitive Edition llegan a las consolas actuales acompañando el anuncio de una segunda entrega exclusiva de las mismas, mientras que Darksiders II: Deathinitive Edition permite que una saga con bastantes adeptos pero desconocida por el gran público tenga una oportunidad entre nuevos jugadores. Luego está el caso de Uncharted: The Nathan Drake Collection, una remasterización casi obligatoria que funciona en ventas y que parece más que justificada. No hemos hecho mención a los refritos de otras plataformas, porque para eso hubiéramos necesitado un artículo aún más extenso.
La incontable lista de lanzamientos de grandes producciones de 2015, además de un buen puñado de remasterizaciones, ha estado, está y seguirá estando marcada por la puesta de largo de secuelas y continuaciones de propiedades intelectuales conocidas por todos. A las franquicias anuales deportivas que lo de innovar lo dejan siempre para otro curso (FIFA como gran exponente) y los juegos basados en marcas de juguetes y de películas (LEGO Jurassic World) debemos sumar las nuevas entregas de marcas que todos los años estrenan nueva entrega, como Call of Duty: Black Ops III o Assassin’s Creed Syndicate. Las hay que pasan disimuladamente como entregas casi anuales (Battlefield: Hardline), pero lo cierto es que algunas de ellas muestran claros síntomas de agotamiento creativo, aunque no comercial.
No podemos negar que en ocasiones estamos deseando hincarle el diente a estas continuaciones por el simple hecho de suponer el estreno de una determinada marca en la actual generación de consolas, cuestión que vivimos con títulos como The Witcher III: Wild Hunt, Batman: Arkham Knight, Metal Gear Solid V: The Phantom Pain o Fallout 4 aunque, por muy enormes que sean sus escenarios y muy renovados que estén sus apartados gráficos, innovan poco o nada dentro de su género (podéis desahogaros en los comentarios). Luego están los juegos musicales, que apuestan por ofrecer algo fresco como en el caso de Guitar Hero Live o que directamente se quedan anclados en el pasado como Rock Band 4, pero que no dejan de ser casi el mismo juego que antaño.
Resident Evil: Revelations 2, Mortal Kombat X, Need for Speed o los próximos Star Wars Battlefront, Rainbow Six Siege y Just Cause 3 son otros ejemplos de continuaciones o reinicios de marcas ya conocidos por todos que se basan en las dinámicas establecidas por entregas previas para ofrecer nuevas aventuras, sí, pero poca innovación y escasa creatividad. Bueno, en el caso de Mortal Kombat X debemos reconocer el mérito de NetherRealm Studios con sus salvajes fatalities. Sea como fuere, una cantidad tan industrial de continuaciones que nada tiene que envidiar a las superproducciones de Hollywood, donde se perdió el norte creativo hace años, cuando los superhéroes comenzaron a dominar la tierra.
Como veis, a lo largo de 2015 hemos asistido a algo cada vez más habitual en la industria de los videojuegos: exprimir al máximo una franquicia sin que los consumidores se pregunten, al menos su mayoría, dónde están las nuevas ideas, dónde quedaron la creatividad y la originalidad que sólo el medio interactivo puede ofrecer. Y ojo, que en la prensa especializada también tenemos culpa de ello. Nos hemos vuelto tan conformistas que le ponemos un 10 a un juego por el simple hecho de tener a un reputado creativo detrás o notas superiores al 9 porque los bugs no son tan graves si nos fijamos en los puntos positivos. Es más, hasta el que ha redactado este artículo le puso más de un ocho al reinicio de una franquicia… Con otros títulos habríamos puesto a parir a los desarrolladores por sus decisiones creativas y habríamos llenado nuestros canales de YouTube con vídeos hasta arriba de errores… pero de YouTube y su fauna hablaremos otro día.
De los grandes proyectos de 2015, menos de 10 títulos tienen el, llamémoslo honor, de haber sido la primera piedra de una nueva propiedad intelectual con posibilidades de éxito comercial y crítico. Hablamos de Dying Light, Evolve, The Order: 1886, Bloodborne, Until Dawn y Mad Max. Y nos vais a permitir que metamos también en este saco a Life is Strange, que nos ha gustado bastante y es una historia nueva. La lista, a pesar de todo, presenta sus peros. Lo nuevo de Techland no deja de ser una evolución puesta hasta arriba de proteínas de Dead Island, mientras que la propuesta de Turtle Rock Studios resulta en un shooter con buenas intenciones pero de irregular ejecución y resultado, con elementos propios de otros muchos exponentes del género.
El juego por capítulos de Dontnod sigue el esquema comercial de Telltale hasta en las comas, mientras que Bloodborne se antoja como un sueño que Miyazaki tuvo mientras hacía algún Dark Souls y PlayStation le dio luz verde para llevarlo a cabo. The Order: 1886 generó muchos comentarios negativos por sus constantes escenas cinemáticas y Mad Max, al fin y al cabo, no deja de ser una adaptación interactiva de la popular franquicia de películas. Al final, Until Dawn se antoja la IP más original, y eso da bastante que pensar.
No queremos que nos malinterpretéis, al menos al que suscribe este texto: disfrutamos con todos estos juegos y con todas las secuelas, remakes y remasterizaciones que llegan a nuestras manos (bueno, con casi todas), pero echamos en falta creatividad, originalidad e ideas frescas de las grandes compañías, que pueden asumir inversiones más bestias que los pequeños estudios independientes que, ojo, también se dejan seducir por las segundas partes y cuestiones similares. Uno de los puntos fuertes de 2015, la conferencia de PlayStation en el E3, estuvo marcada por tres anuncios: The Last Guardian, Shenmue III y Final Fantasy VII Remake. Sólo uno de los títulos pertenece a una nueva saga y ésta empezó a desarrollarse en PS3, más de ocho años atrés. 2016 no parece especialmente llamativo en el terreno de las nuevas marcas. Habrá muchas continuaciones, más remasterizaciones y remakes. Será la edad o el avinagramiento general del carácter del que ésto firma, pero necesitamos más novedades para el gran público, que no ve en los más creativos juegos de bajo presupuesto lo complicado que resulta obtener buenos resultados con poco dinero.