Como norma general aborrecemos los DLC. Son caros, suelen esconder parte del contenido que tenía que tener el título original en ellos y, habitualmente, son descuidados en cuanto a la calidad que ofrecen. Como muestra, un botón. The Evil Within nos entregó un final de historia que dejaba un montón de interrogantes. En principio eso no está mal, muchos son los videojuegos que deciden permtirnos interpretar lo que ha sucedido en el título en realidad; pero lo que sí es terrible es cuando decides explicar ese mundo con DLCs, uno que se suponía que había sido preparado para que lo hiciéramos en nuestra mente. Hay casos terribles similares de principio de generación, como cuando nos arrebataron dos capítulos de la trama de Assassin’s Creed 2 para luego colárnoslos a través de un DLC; pero hoy vamos a ser positivos, ver la cara amable de los DLC y descubrir cuándo un videojuego merece tener contenido descargable, cómo sabe un jugador que lo necesita.
No olvidemos que estos nacieron para llevar hacia nuevas fronteras esos territorios que tanto nos gustó recorrer en nuestros videojuegos favoritos; vamos, que las intenciones eran buena, pero claro, la pela es la pela y entre no saber cómo vendérnoslos y no saber continuar ciertos títulos como se debe, pues claro, acabamos todos cabreados. Sin embargo hemos tenido buenos ejemplos de cómo ampliar bien videojuegos que lo necesitaban y que sí que estaban completos de inicio. Mis dos favoritos en esto son: Street Fighter IV y Dark Souls.
Sí, lo sé, habréis leído el nombre del título de Capcom y os habréis rasgado las vestiduras, pero me refiero únicamente al salto de Street Fighter IV a Super Street Fighter IV. Capcom supo recoger todo el feedback de sus usuarios, añadir novedades en forma de escenarios y personajes y completar su título de lucha original, que de por sí funcionaba a las mil maravillas. Porque un videojuego de lucha es bueno y natural que se amplíe; no como está haciendo Mortal Kombat X y sus luchadores a cuentagotas, ¿y por qué? Pues porque si tienes una base muy buena has de saber hacerla crecer. En el caso de Street Fighter IV, y obviando los odios a todos los DLC del título hasta llegar al día de hoy, jugar a Ultra Street Fighter IV es una delicia, ¿y podría haberlo sido sin pasar por tantas actualizaciones? Lo dudo, porque aún a día de hoy se sigue hablando de más rebalanceo de personajes.
Si hablamos de un excelente DLC en un videojuego en el que la trama juega un papel crucial tenemos que quedarnos con Dark Souls. El videojuego hace algo que intenta emular The Evil Within (coged esto con pinzas, ojo) que es presentar una historia que te deja con muchas dudas y luego entregarte un contenido descargable que tiene como responsabilidad aclararlas. Pero la expansión que habla de Artorias no hace eso exactamente, sino que amplía el lore, dejando con otros tantos interrogantes y con unas ganas tremendas de volver a terminarse el videojuego principal.
Estos dos ejemplos son dos de cómo ampliar un mundo de videojuego, bien enriqueciéndolo en el terreno jugable o haciéndolo mediante la trama. Y ambos son chulos porque han conseguido transmitirnos una sensación de que no estaban pensados de antemano al llegarnos, que se crearon después de parir el videojuego original y sin dejar de ningún modo huérfano al primero; ¿pero alguien en su sano juicio se cree realmente que todo lo de Artorias no estaba escrito o que Capcon no planeaba de antemano la versión Súper? En nuestra cabeza de jugadores nos gustaría pensar que, cuando llegamos al final de un videojuego, los desarrolladores se meten en internet a buscar feedback. Tras hacerlo, y encontrar a un grupo de fans que sueñan con que el título avance por un camino concreto, ellos toman nota y se ponen a trabajar en el DLC. Eso no suele ser así, pero nos gustaría que lo fuera. Querríamos que los DLC se crearán como se creó Shen Long.
La figura de Shen Long es una que apareció por un error de traducción en Street Fighter II. Ryu le decía a su oponente que para intentar plantarle cara antes tenía que derrotar a Shen Long, pero a lo que se refería en realidad era a su Sho Ryu Ken; en fin, la fiesta te espera arriba, errores de traducción, qué seríamos sin ellos. Los jugadores se apuraron a buscar a ese tal Shen Long por todo Street Fighter II hasta ampliar al propio juego: se inventaron todo un lore para un personaje imaginario que luego tomaría Capcom como inspiración para definir al maestro de Ryu.
Los aficionados al one vs one que lo cambió todo también se sacaron de la manga una manera concreta de jugar para desbloquearlo: sin ser derrotado y ganando a lo loco hasta el final. Así es como nos gustaría que llegaran todos los DLC, como una extensión natural que el juego demanda, que los jugadores demandamos. Street Fighter IV supo avanzar con una expansión con más personajes y muy bien recibida por los fans; además de con un reequilibrado más que necesario. Dark Souls, por su parte, a través de su Artorias.
Ambos tenían a su propio Shen Long, la clave para que un mundo sí necesite ser ampliado. Shen Long es la búsqueda de esa zanahoria que el videojuego nos sugiere seguir en su desarrollo, ese Oz tras disfrutar recorriendo todas las baldosas amarillas o el maestro de los shotos para los fans de Ryu y Ken. Y ahora viene la gran pregunta ¿si te revelan al principio del juego la existencia o no de este Shen Long, lo buscas? Es decir, si antes de salir el juego ya te hablan del DLC que va a ampliar el juego, ¿lo necesitas?