CoD: Infinite Warfare vs. Battlefield 1
La guerra de cada otoño, esta vez con dos bandos bien distintos y un tercer candidato
Titanfall 2, Call of Duty: Infinite Warfare con su Modern Warfare Remastered, y Battlefield 1. Buen otoño de shooters competitivos, pero la gran guerra de las tiendas, de las ventas masivas, está clara que la van a protagonizar dos nombres, como siempre: Battlefield y COD. Y eso que este segundo no ha arrancado con tan buen pie como el año pasado. Diametralmente distintos en lo que proponen esta vez y sus escenas, los FPS de EA y de Activision tienen dividida a la comunidad de jugadores, como comprobamos en nuestro nuevo programa Mainstream. ¿Primera Guerra Mundial o el futuro más lejano? ¿Realismo táctico o rapidez de la ciencia-ficción pura? ¿Tierra firme de principios del siglo pasado o el espacio exterior de un siglo futuro? ¿64 jugadores por partida o un directísimo 6 contra 6? Cada usuario tendrá sus preferencias, pero aquí vamos a repasar algunos puntos a tener muy en cuenta y que ponen cara a cara a los dos grandes adversarios de las ventas pre-Navidad. Aunque diremos, desde ya, que mucha atención este año a Titanfall 2…
La Primera Guerra Mundial no se ha tocado muchas veces en videojuegos. Sin embargo, el futuro espacial, de armas láser, ingravidez, naves y grandes bases coloniales está trilladísimo. Ahí Battlefield 1 empieza agenciándose un poco más de interés y originalidad, que puede cautivar a muchos. Pero si hablamos de ambientación y recreación de cada atmósfera, ambos juegos van absolutamente a la par, con un gusto exquisito por esos detalles que nos hacen sentir dentro de esos mundos, mapas y niveles.
Aunque hay algo en Battlefield 1 que no termina de encajar, y es ese HUD constante que muestra minimapa abajo a la izquierda, munición disponible, puntos de cada equipo o marcadores verdes y azules de nuestros aliados, y le quita un poco de sentido a esa recreación de principios del siglo XX donde los soldados no tenían visores con esas ayudas. Sin embargo, en Infinite Warfare tantas señales y realidad aumentada son perfectamente creíbles y acordes a la época ultra tecnológica y espacial que se refleja.
Aunque sorprenda, este punto es importantísimo en Infinite Warfare y Battlefield 1. Los shooters online basan gran parte de su atractivo en el contenido del multiplayer, y ambos juegos vienen, esta vez sí, bien nutridos. Battlefield 1 vuelve a apostar por los mapas enormes y la estructura de sandbox multijugador, por así decirlo, con vehículos de tierra, mar y aire en juego y espacios siempre abiertos. 10 mapas esta vez, señal de que EA DICE es consciente de que deben abundar desde el primer día, más otros que llegarán a posteriori, el primero de ellos gratuito: Amiens, Chateau, Desert, Fao Fortress, Forest, Argonne, Italian Coast, Moutain Fort, Scar, Suez. En cuanto a modos de juego, las cifras bajan un poco respecto a CoD, como ha ocurrido siempre en Battlefield, pero no se van a quedar escasos teniendo en cuenta todas las posibilidades de cada uno de esos modos y la importancia de los vehículos, el sistema de counter picking entre clases, el arsenal, etc. Son: Asalto, Conquista, Team Deathmatch, Breakthrough, Dominación, Posesión, Superioridad aérea. Los dos primeros, como siempre en la saga, serán los más jugados.
Por su parte, Infinite Warfare apuesta por 13 mapas, mucho más pequeños, totalmente cerrados y pasilleros, de combate directo, como siempre en Call of Duty. Regresa La Terminal, a modo de mapa bonus para algunas ediciones especiales. Ahora bien, hay un elemento realmente diferenciador en este COD respecto a anteriores, habrá mapas en La Tierra pero también en otros planetas y estaciones espaciales, con algunos juegos de perspectivas interesantes, y con diseños a cargo de los que muchos jugadores califican como los mejores arquitectos de mapas de shooter multijugador, Infinity Ward. Sobre modos, aquí nos encontramos con casi el doble que en Battlefield, con algunos nuevos como Defender o Grind, que debutarán en este CoD para intentar quedarse, como hicieron antaño Baja Confirmada o Punto Caliente, que ahora parecen imprescindibles en todo Call of Duty. Tengamos en cuenta, de nuevo, que el esquema de juego más cerrado y directo hace imprescindible este buen abanico de formas distintas de jugar online.
Además del multijugador, el siguiente gran incentivo de todo shooter bélico es su campaña, su modo historia singleplayer, este año especialmente. Battlefield 1 lo hace bien en su narrativa en mosaico a lo largo de todo el mundo para ponernos en la piel de cinco soldados bien distintos y traumatizados por la guerra, desde el toque oriental a caballo a la toma de ciudades en tanques que se produjo en Europa. Historias distintas pero historias igualmente humanas, al fin y al cabo, en un intento de EA DICE por crear una trama y situaciones que remuevan conciencias a la par que generan jugabilidad variada y divertida, llena de espectáculo y la adrenalina de la gran guerra. Aunque el final no responda demasiado a todo ese sentimentalismo…
En el otro lado, Infinite Warfare nos cuenta un conflicto a gran escala e interplanetario, con rostros conocidos en el reparto, como el actor Kit Harington (Jon Snow en Juego de Tronos), siguiendo la tónica de la saga COD de hacerse con nombres populares para sus personajes, como Kevin Spacey o la voz de Elena Anaya Advanced Warfare y Ghosts, respectivamente. Nos espera la campaña más ágil, variada y vistosa que jamás hayamos recorrido en la serie, ahora con más variedad de situaciones y estampas irrepetibles gracias a las batallas espaciales con naves, los segmentos de gravedad cero y gancho, las armas y gadgets totalmente sci-fi, los segmentos de sigilo y la conciencia de sus creadores de dar espectáculo como siempre pero además hacerlo muy jugable, sin renunciar al característico script pero, al mismo tiempo, sabiendo meternos de lleno en él.
En todo FPS es importantísimo también cómo es el planteamiento jugable y qué tiempos y exigencias se van a manejar. En Battlefield 1 el ritmo es muy pausado, el tono realista hará que de un buen disparo estemos muertos y que las carreras solitarias o los escondites hasta llegar a la acción sean frecuentes. Los vehículos, las diferentes clases con capacidades únicas o la gran cantidad de armas y todas con mejor y peor resultado en cada situación, hacen que el componente táctico marque más que los reflejos, casi como ocurre en un campo de batalla.
Infinite Warfare es lo opuesto a esto. Todavía más rápido y desenfrenado que Black Ops III, lo importante aquí es saberse bien los mapas, los puntos de reaparición enemiga y encontrar la personalización y ventajas que mejor se adapten a nuestro estilo de juego. En cuanto a personalización, de hecho, es quizá más rico que Battlefield, ya que aquel apuesta por definir muy claramente a cada clase y no permitir demasiadas configuraciones caprichosas. Eso sí, la progresión y subida de niveles será determinante en los dos, precisamente lo que los hace muy adictivos desde la primera partida.
Hablamos de las versiones de PS4, y, por eso, hablamos de jugar con DualShock 4. Battlefield 1 quizá está más orientado al teclado y ratón de ordenador, pero EA DICE ha hecho un magnífico trabajo por que su shooter de este año sea muy satisfactorio con mando. Se han reajustado controles y sensibilidades, también a raíz de todo lo aprendido con Star Wars Battlefront, que era muy digno en manejo en consolas. Y también se ha mirado que los nuevos jugadores no se sientan sobrepasados por una jugabilidad realista que de un daño te deja frito en el suelo, por eso se han medido las armas para principiantes y ahora los soldados pueden recibir unos cuantos daños más hasta caer, dejando oportunidades a los más inexpertos.
Infinite Warfare en este sentido, en cambio, quizá regresa un poco al toque Modern Warfare 2 donde la velocidad es esencial y se muere constantemente para reaparecer rápido. Sus creadores quieren un FPS muy satisfactorio para los habituales, para fans y, por tanto, para jugadores avanzados. Es un juego de habilidad más que de suerte, como sí ocurría otros años. No obstante, el propio esquema de partidas rápidas COD hace que sea siempre accesible para todo el mundo, pero no podemos decir que estamos ante el capítulo de la saga más azaroso o que da muchas posibilidades a los novatos. Y eso, aunque pueda parecer peligroso, es muy bueno para sentirse más justo y profundo en tácticas y, eso sí, rotundamente cómodo manejo con mando. Hasta el punto de que muchos pro-players prefieren el DualShock 4 a un teclado y un ratón en esta marca. Curioso…
Frostbite 3 a su mejor nivel contra IW Engine revisado para superar a lo visto el año pasado. Dos motores antiguos puesto al día, pero cada uno con sus proezas y defectos. Empezando por Battlefield 1, la capacidad que tiene EA DICE para generar entornos fotorrealistas y gigantescos es admirable, ya lo vimos con graficazos de Battlefront el año pasado, o Battlefield 4 hace tres años, pero todo eso se deja atrás en la entrega de este octubre. Las animaciones naturales de los caballos, como casi todo se destruye de un buen cañonazo, la iluminación dinámica reforzada, o la perfecta estabilidad para mantener el framerate pese a tener a 64 jugadores en pantalla, son proezas dignas solo de la nueva generación. Y a esto sumamos un apartado de audio impresionante, que respeta la ecualización según la estancia donde esté nuestro hombre, que dota a las armas de peso y contundencia con cada gogueo, etc. Una maravilla.
CoD: Infinite Warfare, al ser más cerrado y controlable en términos técnicos, apuesta quizá un poco más por el detalle menor y el momento programado. Este engine tiene muchos años a sus espaldas, sí, pero esta nueva revisión ha trabajado con maestría los rostros humanos, las explosiones aparatosas en el espacio, las partículas o el sonido de las balas silbando en el aire. El resultado es un espectáculo pirotécnico digno de la nueva generación en determinados puntos, en campaña y en el multijugador, que además no tiene ya que cuidar de las consolas antiguas ya que este Call of Duty es el primero que no sale en PS3 y 360. Y eso se nota. La rapidez de juego requiere plena estabilidad de framerate a 60 fps imbatibles, y así los consigue Infinite Warfare en PS4, dejándonos asumir una solidez pura y limpia que nos deje jugar agusto. Quizá no impresione como lo movido por Battlefield 1, pero en la pequeña escala, en el detalle, llega a veces a sacar incluso más provecho a lo que vemos y se nos ha preparado.
Zombis in Spaceland, de Infinite Warfare, es el tercer modo de juego además del Multi y la Campaña. Contra esto no puede competir Battlefield 1, que también dispone sus opciones y configuraciones alternativas, pero que en el caso de COD supone un tercer juego aparte, como ya nos viene acostumbrando la saga y tan bien ha funcionado, por ejemplo, en Black Ops III. Es la primera vez que Infinity Ward hace un modo Zombis, pues ellos siempre habían apostado en sus títulos por el modo Supervivencia.
Y han querido hacer las cosas muy bien, con un Spaceland que es un parque de atracciones de los 80 repleto de peligros, trampas, montañas rusas y casas encantadas por donde correrán nuestros enemigos no muertos, ahora también con gadgets locos sacados del universo espacial de los cómics y películas de ciencia ficción ochentera. ¿Zombis con traje de astronauta o vestidos de David Hasselhoff? Ésos son los más básicos…
Como juegos competitivos, sus posibilidades dentro de liguillas y torneos profesionales también son un punto a tener en cuenta en este cara a cara. Aquí el respaldo que tiene Call of Duty de Activision es incomparable al que pueda tener Battlefield 1 de Electronic Arts. CoD es un ideal 6 contra 6 que se adapta a campeonatos, retransmisiones y equipos de prestigio. Mientras que Battlefield 1, en su 32 contra 32 a muy mayor escala, no suele tener demasiados eventos internacionales reconocidos, aunque formarse una escuadra con otros tres amigos y enfrentarse al mundo es una maravilla que hace a la experiencia ganar muchos enteros. Modos espectador y caster, liga interna, acuerdos con la Liga Oficial PlayStation… Aquí Infinite Warfare se lleva la palma, sin duda.