Aluvión de críticas y dislikes en su vídeo de presentación oficial y el E3 como oportunidad de mejorar imagen. Y lo consiguió. El Call of Duty de este año es el más innovador de los últimos, un salto jugable tan drástico que promete ser como el que dió COD 4 Modern Warfare en su momento, ahora llevando la guerra mundial hasta una nueva escala interplanetaria y una ambientación directamente sci-fi que permite a sus creadores probar con nuevos armamento, diseño de niveles, gadgets, tácticas e incluso comportamiento físico y gravitacional. El tráiler de presentación no estuvo bien seleccionado, desde luego, casi 3 millones de «No Me Gusta» así lo avalan, tampoco a la hora de hacer justicia gráfica a lo que vamos a ver este otoño. Sus creadores, Infinity Ward, se muestran conscientes de ello y así lo reconocían en la demostración para prensa que hemos podido ver en la feria de Los Ángeles, con un par de partidas en misiones de la campaña que abren mejores expectativas a este Infinite Warfare que llegará, además, con Modern Warfare Remastered, fantástico trabajo casi de remake y a cargo del estudio Raven Software que también se nos ha enseñado en la misma sesión a puerta cerrada.
Infinite Warfare vuelve a tirar del IW Engine, de nuevo actualizado, un motor gráfico con muchos años a sus espaldas y que no le deja llegar especialmente lejos en apartado visual puro. Eso es cierto. Pero hablamos de uno de los motores más sólidos que existen y que este año recibe una actualización de texturas e iluminación que llegan a hacer este COD un juego solo de nueva generación (PS4, Xbox One y PC), imposible en PS3 y 360 pese al goloso pastel de muchas más unidades vendidas que supondría estrenar una versión para aquellas. Lo saben, pero prefieren hacer el sacrificio; COD ya no saldrá más en las viejas consolas.
Este nuevo concepto y salto casi obligaba a sus responsables a darle una vuelta a la fórmula, a cambiar patrones y costumbrismos, a hacer algo fresco si se quería seguir estando en la punta de los shooters competitivos. Y, aunque para saber del determinante multijugador toca esperar a septiembre al evento Call of Duty XP, las dos misiones de campaña vistas nos ofrecen varias pistas de por dónde van a andar los tiros en el online, qué tipo de aarmas y gadgets estrenaremos o cómo van a ser los planteamientos de los mapas, ahora radicalmente verticales y donde el jetpack o el gancho con cuerda vuelven a dictar el movimiento y nuevas ejecuciones.
El primer nivel mostrado de forma exclusiva a los asistentes de la cita en el stand de Activision en el E3 nos ponía en La Tierra, en los ojos de Nick Reyes, el que va a ser protagonista y comandante de la SCAR (Special Combat Air Recon), una gran fragata espacial que sirve como nueva base de operaciones o Safe House. Este acto, de los primeros de la campaña que vuelve a ser singleplayer, se sitúa en una Ginebra del futuro lejano, con el cielo tomado por cientos de grandes aeronaves, las calles ultra vigiladas por drones y dispositivos de todo tipo, y nuestro cuerpo de hombres cargado con ultra tecnología que casi les hace súper soldados versátiles para todo tipo de situaciones.
Los enemigos del asunto, al menos de entrada, parece ser que van a ser las fuerzas del Settlement Defense Front, un vasto ejército rebelde marciano que busca reescribir la historia de la Humanidad terrestre y en cuyos actos hará también aparición Kit Harington, Jon Nieve de Juego de Tronos, enfatizando más aún el corte cinematográfico de la Campaña, ahora con algunos ex Naughty Dog habiendo trabajando en ella. Se nota todo esto en la narrativa visual y ese enfoque en el script importante o que no te puedes perder que siempre ha caracterizado a las historias de COD pero también a las de Uncharted.
El timing y esquema de juego son los de siempre, al menos en esta misión con los pies en el suelo, ruta lineal repleta de momentos espectaculares, en un entorno muy bien recreado y que se identifica perfectamente con la Ginebra actual, y un punto de objetivo constante para que nadie se pierda en las recurrentes carreras, puestas a cubierto, cambios de ruta in-game, etc. Las calles centrales de la ciudad o la catedral de San Pedro son en seguida reconocibles, igual que el gigantesco chorro de agua del lago, que parece que seguirá encendido en este futuro imaginado y con el Mont Blanc de fondo. Robots de todo tipo, unidades autotripuladas, escáneres láser y otras delicias de la tecnología venidera serán nuestras dianas para las nuevas armas y gadgets, casi todas las vistas aquí rifles electromagnéticos y pistolas de rayos. Se suman granadas levitadoras y drones radiocontrol, en una demo que terminaba en la gran torre de la plaza que acogerá la sede de la ENSA, la ONU del futuro, y un atronador despegue compartido de todas las naves aliadas para viajar al espacio, en una secuencia muy bien hecha que transmite las sensaciones brutales de una salida a órbita.
La demostración de la conferencia de PlayStation que enseñó el juego en movimiento -vídeo de arriba- dejaba claro que las batallas especiales van a ser quizá la parte más espectacular y única de este Infinite Warfare. Desde la SCAR podremos elegir misión, con varias en Europa e incluso una misión que parece situada en Granada -aunque pone Córdoba- Andalucía, que habrá que ver en qué acaba materializándose. Ese acto, que gustó más que el vídeo de presentación, nos subía a bordo de un caza Jackal y enseña lo que parece que será un espíritu más abierto y no tan guiado del juego, las contienda espaciales, donde el jugador tiene bastante control de la aeronave, tiene diversos puntos de elección de aterrizaje y paso al shooter de mano, en un nivel diseñado a partir de basura espacial y satélites flotantes, lo que genera arquitecturas más verticales y no necesariamente lógicas o conectadas, donde habrá que tirar de gancho y jetpack para mover a Reyes y los hombres a su cargo, pues aseguran desde Infinity Ward que se acabó aquello de seguir a un pelotón de IAs, que ahora somos el comandante y lideramos cada escuadra y misión. Mejor.
Como en la misión de Ginebra, el brazo izquierdo aloja los objetos arrojables y distintos implantes mecánicos que hacen de la experiencia FPS algo más parecido a Bioshock con los plásmidos / vigores o a Black Ops III y sus habilidades, que a un Call of Duty belicista clásico. Reyes, al menos en este acto, cuenta con mini escudo personal desplegable, unidades de pirateo o visores térmicos para zonas oscuras o de condiciones difíciles. El disparo y cambios de armas se mezclan así con una atención constante también a las oportunidades de cada situación y amortizamiento de todas estas ayudas tecnológicas. El ritmo de juego se siente rapidísimo, de nuevo gracias a los 60 frames por segundo que presenta este Infinite Warfare en Campaña y en multijugador. Habrá que ver cuántas de todas estas ideas, mecánicas y exigencias se trasladan al multijugador, aunque algo nos dice que muchas… En septiembre lo sabremos.
[RELACIONADO=Demo de Modern Warfare Remastered]
Call of Duty: Infinite Warfare enmienda el que fue un primer paso público desastroso. Aunque la campaña no es la pieza clave de un CoD, que venga bien presentada, ideada y atada siempre es garantía de que las cosas se están haciendo con cabeza. Black Ops III, de Treyarch, gustó mucho, traía mucho contenido en sus tres pilares y sembró nuevos cauces en el juego con otros. Ahora queda por conocer cómo afronta Infinity Ward este salto generacional total, primero real para ellos y viniendo además de un CoD Ghosts que nos dejó a todos bastante fríos. Ideas, con esto del futuro ultra avanzado, hay para aburrir. Esperamos a septiembre para conocer cómo las han impuesto en el Multi, lo que de verdad dirá si la marca sigue fuerte o aquella desmesurada lluvia de dislikes de hace tres meses venía a significar algo. De momento, mis expectativas mejoran muchísimo.