Han tenido acogidas bien distintas en sus anuncios pero el próximo otoño se verán las caras en las tiendas de forma reñida, no nos cabe duda. Call of Duty se mostraba al mundo con su juego más avanzado en ambientación, casi de corte sci-fi, con un Infinite Warfare que, al parecer, en Youtube disgustó más que apasionar. Cuatro días después, su eterno competidor -por mucho que los responsables de ambas marcas siempre digan que son juegos diferentes y que no se enfrentan en ventas-, Battlefield, se salía de todas las tendencias actuales del FPS para postrarse por completo ante el que es un reinicio de las tendencias de la marca, con Battlefield 1, que retrocede a la Primera Guerra Mundial y se centra en replantear las bases del género, bien marcado últimamente por el arsenal contemporáneo. En 2016 la batalla enfrenta a los caballos contra los robots inteligentes, los biplanos contra las naves espaciales, la pólvora rudimentaria contra el láser letal, ¿quién va ganar esta disputada guerra de shooters?
Habrá quien piense que, por mera acogida inicial, Battlefield 1 ya tiene todas las papeletas para ser el favorito y el más vendido. Pero no es justo ni realista quedarse con esta primera contienda de arranque cuando aún queda mucha guerra por delante hasta el lanzamiento de ambos, 21 de octubre y 4 de noviembre. COD es líder en ventas año tras año, eso se debe a respaldo de público, partamos de ahí. También hay que tener en cuenta las armas de uno y de otro. COD Infinite Warfare cuenta con la asegurada buena mano de sus responsables, Infinity Ward, en términos de multijugador competitivo, con respaldo eSports mundiales desde la propia Activision, con una jugabilidad que promete ser tan revolucionaria como fue la de COD 4: Modern Warfare, y con un jugoso extra en sus ediciones más caras que, precisamente, es aquel COD 4 remasterizado y mejorado. No es moco de pavo, viene bien armado para sus incondicionales y puede dar muchísimo juego en términos de gameplay al abrirse por completo al futuro lejano, el espacio exterior, la tecnología hipotética y los duelos espaciales. El remaster es, curiosamente, ya muy deseado por millones de jugadores.
A este conjunto de atractivos de COD se suman los riesgos de Battlefield 1. El retorno a conflictos del s. XX era algo deseadísimo, sí, pero ello supone sacrificar por el camino componentes a los que estamos demasiado acostumbrados en el género bélico. No será el Battlefield con mayor variedad de armas, tampoco el de los rapidísimos cazas o los gadgets de preparación táctica. A principios del pasado siglo la guerra se hacía en avionetas rudimentarias, tanques lentos, trincheras artesanales, a espada y cuchillo, e incluso a caballo. Y esto, pese a ser una Primera Gran Guerra radicalmente atractiva por haberse tratado muy poco en videojuegos, limita muchísimo el arsenal de armas, bombas y gadgets, y supone un atrevido planteamiento que incluso potenciará como nunca el cuerpo a cuerpo. Ahora bien, EA DICE promete visitar varios conflictos a lo largo y ancho del mundo entero y así varias formas de entender el enfrentamiento que marcó los años 20, con un combate por tierra, mar y aire -como siempre en Battlefield– pero que ahora gana en escala y variedad de mapas, destrucción y clases con fortalezas y debilidades frente al resto.
Esto último es fundamental y supone una puesta a punto de algo que hemos visto siempre en Battlefield. El piedra-papel-tijeras que mencionan sus responsables respecto a clases de soldados y formas de jugar con ellos, donde un tipo de infantería es muy fuerte frente a otros pero tiene las de perder contra una clase concreta, está en Battlefield 1 llevado a nuevas cotas. Está claro que los hero shooters como Overwatch o Battleborn (Análisis) van a implantar esto de las clases marcadas de pick y counterpick en todo el género de los disparos, hasta en este realismo bélico. Ya lo vimos el año pasado en Black Ops III con los Especialistas y sus muy diferentes formas de sacar partido al campo de batalla y situaciones concretas. Y lo vamos a ver en muchos otros, es tendencia y una buena idea para refrescar fórmulas. Ahora bien, en Battlefield 1 se quiere ir un poco más allá adaptando esta idea a las clases tradicionales, Asalto, Ingeniero, Apoyo y Reconocimiento. Cada una con sus particularidades mejor marcadas que nunca y siendo todas imprescindibles en estas guerras a gran escala de hasta 64 jugadores, también en consola.
El formato “gran guerra” es algo que EA DICE no abandona, lejos del competitivo y más rápido 6v6 de Call of Duty que no quieren ni intentar. El campo de batalla ahora es más grande y más destructible, de nuevo con el Frostbite 3 al más alto nivel, dejando atrás a lo que vimos en los espectaculares Battlefield 4 o Star Wars Battlefront. Este motor gráfico solo nos está dando alegrías, promete repetir y a más calidad audiovisual, dejando claro que ya llevaremos -cuando salga el juego- tres años de nueva generación. Los vehículos, importantísimos en Battlefield y en unos mapas tan grandes, también van a sufrir cambios. Ya no solo porque hablamos de aviones de guerra, lanchas y tanques primitivos, de una era donde no estaba inventado ni el motor de aceleración tal y como lo conocemos hoy, sino también porque van a disponer un nuevo manejo e importancia de tripularlos acompañados. Regresa el mejor combate de alianzas y acompañamiento imprescindibles donde un vehículo va hasta arriba de soldados dentro, cada uno con una función.
En Infinite Warfare, por su parte, no tenemos aún del todo claro hasta qué punto los vehículos van a ser importantes en el multijugador, pues en la Campaña ya se ha confirmado que habrá naves e incluso que ésta actuará como base de operaciones que mejorar y con la que volar a cada misión. Ponemos la mano en el fuego de que no serán tan determinantes como Battlefield 1, está claro que COD juega a la pequeña guerra, mucho más directa, ágil y visceral, menos fiel a la realidad de morir de un balazo, correr por descampados vacíos hasta la acción y, al mismo tiempo, más divertida y rápida para la mayoría de jugadores. En cuanto a multiplayer, cada propuesta tiene su público y las dos marcas van a intentar este año algo diametralmente distinto a todo lo anterior. Además de que lo necesitaban enormemente. Eso sí, en Electronic Arts deben tener bien claro que paquetes iniciales de contenido escaso tipo Star Wars Battlefront o Titanfall ya se los pueden ir ahorrando si quieren arrasar en las tiendas. Estos dos juegos no funcionaron en ventas tan bien como se esperaba precisamente por su escasez de modos/mapas inicial. En eso COD nunca ha fallado, y de hecho este Infinite Warfare promete ser el más bestia en cuanto a contenidos, Zombis incluidos.
Ambos juegos van a contar con modalidad Campaña. En el caso de Battlefield no se sabe demasiado más allá de que controlaremos a soldados de distintos ejércitos para conocer el conflicto mundial en todos los frentes, desde los desiertos a los poblados bosques y los mares, desde los zepelines y la guerra aérea a la lucha de pasajes subterráneos o a caballo. Y todo esto estará luego en el multijugador. En Infinite Warfare la ambientación es bien distinta, con misiones de la Campaña directamente sobre la superficie de un asteroide donde esquivar los abrasadores rayos del Sol, con guerras entre estaciones fuera de órbita terrestre y tiroteos ingrávidos en los pasillos de las más avanzadas naves, con nanotecnología y robots inteligentes de por medio. Las propuestas van hacia delante en lo que veníamos viendo (COD) y totalmente hacia atrás (BF1). Apostando cada uno por su formato, COD en su 6v6 de grupos y clanes bien formados y Battlefield en su 32v32 donde es importante el juego en equipo y no hay cabida jamás para la lucha en solitario. Regresan aquí las escuadras y la importancia de saber destruir el escenario, todo muy Battlefield.
En materia de gadgets u objetos de apoyo a los rifles de todo tipo que empuñaremos, cada uno se adapta a su época como puede. En Battlefield 1, lógicamente, la tecnología bélica se refiere a un conflicto donde no había tantos avances técnicos, pero en EA DICE han querido que la parte táctica siga siendo importante, por lo que incorporarán utensilios como los prismáticos de marcado, el lanzallamas, las granadas de gas y máscaras para evitarlas, etc. Infinite Warfare, por su lado, aprovechará para inventar aparatitos de muy distinta índole e imposibles de imaginar hoy. No sabemos cuál trabajará más la personalización, si el nuevo COD o Battlefield 1 porque la marca de Activision siempre ha sido muy buena en eso y la de Electronic Arts tiene claro que tiene que ir un poco más allá en materia de dejar al jugador equiparse a su medida, según preferencias, formas de jugar, clase y ventajas tácticas que quiera amortizar.
La guerra de cada otoño respecto a este 2016 no ha hecho más que empezar. Call of Duty y Battlefield vuelven a vérselas, ambos apostando por replantear las bases y arriesgar al máximo en cuanto a ambientaciones y mecánicas. El género shooter bélico avanza y vamos a recordar este año como uno de los más frescos. La recepción inicial, como decíamos al principio, ha sido distinta, pero aún queda mucho por exponer hasta el lanzamiento y que veamos cuál gana y es superior verdaderamente. La próxima cita en el E3 de junio, donde podremos jugar a ambos, probablemente, y traeros de primera mano las sensaciones que producen DualShock en mano. Hay mucho secretismo, se sabe tan poco de Battlefield 1 como de Infinite Warfare, pero las armas están cargadas y listas para empezar a disparar. Se avecinan bombaxzos de nuevo cuño y devastadores, estad alerta y a cubierto.