El 1 de septiembre de este año llega a PS4 un videojuego por el que muchos no dábamos ni un duro. Mad Max parecía una manera descarada de aprovecharse de nuestras ganas de yermo para hacer una producción de segunda. Qué equivocados estábamos. La semana pasada el videojuego se mostró con un tráiler que nos enseñó lo que más nos gusta ver: su propuesta jugable.
Para dar forma a Mad Max, Avalanche ha juntado en un solo videojuego todo lo que nos enamoró de la pasada generación: la exploración por un mundo angosto, misterioso y violento de Fallout 3, el combate coreográfico de los Batman Arkham, el asalto a fortines de Far Cry 3 y hasta ese mimo por el enemigo y por cómo lo tratamos de Sombras de Mordor.
Pero Mad Max no es un conjunto de conceptos puestos ahí sin ton ni son, Avalanche ha sabido articular todos nuestros esfuerzos por su desierto, la exploración y los combates, a través de la gestión de nuestro coche: el Magnus Opus. En la serie de películas de Mad Max el combustible era un elemento fundamental, porque escaseaba pero a todo el mundo le gustaba conducir para moverse por ahí. Sin embargo, el Mad Max de Avalanche no está basado en ninguna de las películas, tampoco en la que saldrá en mayo, buscando el estudio su propia combinación de referentes, fidelidad e ideas propias para construir su propio trabajo. Esto quiere decir que aquí la gasolina no será un bien tan escaso, sí que tenemos que ser capaces de gestionarla, pero sin que esta sea determinante.
Así, las escenas de conducción están resueltas en un tono que nos recuerda a lo que mejor sabe hacer Avalanche: el cafre. Los autores de Just Cause 2 y el futuro Just Cause 3 son unos maestros en hacernos jugar a orgías de fuego y explosiones, y nosotros encantados porque, al ser más permisivos con la gasolina que la obra original, se nos abre un amplio repertorio de batallas que jugar sobre ruedas, personalización de nuestro vehículo y alocadas persecuciones en las que podremos atropellar, pasar por encima, hacer explotar los autos ajenos y hasta quedárnoslos en pleno enfrentamiento.
En Mad Max, el entorno funciona de dos maneras: como un lugar que explorar, inmenso y peligroso, y como un ring salvaje y abierto con el que enfrentarnos contra otros corredores. Por fortuna, y aunque el tono del videojuego es oscuro, con un Max frustrado por la pérdida de su familia y de todo lo que le importa ya al principio de la aventura, Avalanche se toma las batallas entre coches como ese cruce desenfadado que hemos descrito entre Destruction Derby, Mario Kart y Far Cry 4. Partimos de un vehículo que un primer instante no es más que una cruda estructura, pudiendo mejorarlo a medida que avanzamos en la historia, para que cada vez que nos veamos inmersos en estos encuentros tengamos las de ganar.
Esta manera dual de usar un páramo árido lo vimos en Borderlands y Borderlands 2, pero asumámoslo: no era para nada lo mejor del videojuego, y ni de lejos se acercaba a la espectacularidad que promete ofrecer Mad Max. La evolución de nuestro coche se produce a través de la instalación de gadgets, armas y piezas que conseguiremos resolviendo desafíos y avanzando en la trama de la historia, también gracias a nuestro fiel amigo mutante y mecánico: Chumbucket, que podrá subir sus propias habilidades para aplicarlas en la optimización de nuestro Magnus Opus.
La manera en la que avanzamos por la aventura es un elemento clave. ¿Cómo se ha planteado este mundo abierto? Intentando huir de los rigores de un mundo abierto tradicional y fijándose de nuevo en los últimos ejemplos vistos en el videojuego, la idea es que los eventos se sucedan de manera orgánica, invitándonos a perdernos por el yermo e interaccionar con él de un modo más natural que simplemente seguir un punto gordo dibujado en un gran mapa. Eso sí, tendremos para explorar unas doscientas localizaciones, así que el yermo promete tener extensión de sobra para recorrerlo a gusto.
Es también muy interesante cómo se han planteado las fronteras de este mundo. En lugar de poner una montaña o un puñetero muro invisible, los límites de juego de Mad Max dan paso a unas zonas especialmente agresivas con unas fortísimas tormentas de arena en la que será especialmente fácil morir; claro que en esas zonas es donde conseguiremos las mejores piezas para nuestro bólido.
Para defenderse en este yermo, y como apuntábamos, Avalanche toma prestado uno de los sistemas de combate más inspiradores de los últimos tiempos: el de Rocksteady y Batman. A lo tonto, la serie Arkham ha revolucionado la manera de entender el combate. Max podrá defenderse a puñetazo limpio y también haciendo uso de su recortada. Avalanche ha señalado que aunque no será fiel con el tema del combustible sí lo será con el uso de las escasas armas que quedan en un mundo apocalíptico; así que toca aprender a emplear la escopeta, las armas cuerpo a cuerpo que podremos recoger del suelo o de los enemigos y a dar los puñetazos más contundentes.
Esta manera de combatir nos será útil para hacer frente a los campamentos de enemigos que pueblan el mundo. Fuertemente inspirados por Far Cry 3, podremos asaltarlos con el uso de un rifle francotirador, fundamental para que los vigilantes no den la alerta y poder investigar y hacerlos nuestros sin excesivas complicaciones, y si la cosa se tuerce, pues a repartir nudillos a todos los secuaces de Escrotus, el malo que gobierna el yermo.
Avalanche parece estar haciendo un muy buen trabajo con este Mad Max. Pese a que sí que hay elementos de supervivencia y se ha visto en el trailer que el trato con los supervivientes será fundamental para lograr nuestros fines, el estudio desarrollador ya ha advertido que su misión es hacer una divertida aventura de acción y conducción. Personalmente, esta sincera declaración me parece la mejor carta de presentación de este Mad Max, un videojuego que no quiere revolucionar el panorama lúdico, pero sí combinar mucho de lo bueno de la pasada generación para ofrecernos algo bueno. Lo mejor es que parece que tienen claro la cantidad de cada elemento que tienen que añadir a la mezcla: un poquito de supervivencia, gestión y decisiones, y un muchito de combates, conducción y exploración. Esperamos con muchas ganas a Max.