Avance Killzone Mercenary

Manuel Gimeno · 29 diciembre, 2018
Combatientes a sueldo que no entienden de bandos ni de ideales. La saga Killzone vuelve a la carga en la portátil de Sony

Una de las quejas principales que los usuarios de PSP realizaban en cuanto al manejo de la consola era la incomodidad que se producía al interactuar con juegos con desarrollo 3D en los que la cámara quedaba relegada a los botones R y L colocados en la parte de arriba. No sólo el problema iba enfocado a este tipo de juegos, sino que también los third person shooter quedaban en un segundo plano al no poder ofrecer una experiencia tan plena como sí se producía en las consolas de sobremesa.

Podríamos decir que el nacimiento de Killzone Mercenary como proyecto casi entra en relación directa con la existencia del famoso segundo stick en PS Vita. Para Sony era importante no sólo ofrecer un título que pudiera explotar la nueva funcionalidad de una manera efectiva, sino también ejemplificar mediante un proyecto propio que su nueva consola portátil era capaz de dar cobijo a toda una serie de títulos anclados en dicho género, y que en esta generación han contado con un éxito contrastado entre una gran parte de los usuarios.

Por si fuera poco, es posible -por lo que hemos podido comprobar- que no haya un mejor ejemplo tampoco para mostrar las capacidades técnicas que ofrece una consola con potencia contrastada. En este primer contacto que nos invita a explorar las particularidades de una misión de la campaña, hemos sido partícipes de que los vídeos mostrados hasta ahora se corresponden con la calidad vista, pero también con una jugabilidad que intenta exponer variedad sin desligarse de la esencia que siempre ha emanado la saga Killzone.

Para ambientar todo esto nos encontramos con una historia que se encuentra a medio camino de la primera entrega y Killzone 2, aunque con una perspectiva un tanto distinta. No defenderemos los valores de la ISA, pero tampoco ligaremos nuestro destino al de los terribles Helghast. Adoptaremos la forma de vida de un mercenario que vende sus cualificados servicios a aquel que más dinero ponga sobre la mesa, y esta situación consigue que observemos desde una perspectiva diferente todos los hechos acaecidos en paralelo a la invasión de la ISA en Helghan durante Killzone 2.

Este mercenario recibe el nombre de Arran Danner, y en esta primer misión se nos encomendará la tarea de ser la avanzadilla de la ISA antes de su incursión en terreno enemigo. Para ello, el objetivo marcado no es otro que el de sabotear las defensas antiaéreas que los Helghast han colocado estratégicamente en su planeta, y que impiden que las naves enemigas se acerquen demasiado, amenazando con la destrucción de parte de la flota aérea en caso de llevar a cabo un despliegue global de tropas en el planeta.

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De toda esta información nos enteraremos antes de dar inicio la misión, en una especie de informe visual que nos detallará los puntos más críticos del trabajo y nuestro objetivo final. Esto se debe en parte a que el juego abandona su desarrollo habitual para proponer un selector de misiones que ir desbloqueando y cumpliendo poco a poco. Este hecho, que puede restarle algo de profundidad a la historia -a priori-, ejemplifica claramente la labor de soldado a sueldo que desempeña nuestro protagonista, iniciando y concluyendo cada una de las propuestas laborales que se le ofrecen.

De una forma similar a la secuencia de inicio de Killzone 2, nuestro protagonista intentará acercarse poco a poco mediante una nave menor hasta los límites de seguridad permitidos, para seguidamente desplegar las alas de su traje aéreo e iniciar la infiltración de la forma más sigilosa posible. Ante nosotros se desplegará el potencial gráfico que comentábamos anteriormente, y que nos ha dejado la sensación de ser uno de los más imponentes que hemos podido ver hasta ahora en la nueva consola de Sony.

La iluminación vuelve a destacar en esta entrega como lo ha venido haciendo en los dos últimos títulos, pero también sorprende un nivel de texturas muy detallado para una consola portátil. De la misma manera, los modelados de los Helghast se mostrarán a gran nivel, pero también las animaciones que posibilitarán muchos movimientos ofensivos y defensivos por su parte y que llegan a sorprender cuando estamos inmersos en uno de los intensos tiroteos con los que cuenta el juego.

Toda esta introducción antes comentada nos dará un aura de familiaridad a la propuesta que en cambio hace uso de ciertos elementos para dotarla de un aire fresco un tanto renovador. Principalmente, este hecho viene dado por las mecánicas táctiles asociadas con las tradicionales, de una manera similar a lo que pudimos experimentar en Resistance: Burning Skies. Tendremos la opción de repartir plomo a la antigua usanza, empleando únicamente los botones físicos de PlayStation Vita, pero las diferentes funcionalidades táctiles estarán disponibles para ser explotadas y en algunos casos facilitar un poco la experiencia de juego.

Por ejemplo, la simple acción de recolectar munición o intercambiar el arma será una de las más recurrentes, apareciendo claramente en pantalla para su uso y pudiendo elegir si presionar la pantalla o buscar su equivalencia entre el resto de botones. Sin embargo, habrá ciertas ocasiones que sólo podremos emplear este tipo de funcionalidad para desarrollar una acción, como es el caso del sprint (que se produce tocando dos veces el pad trasero y que nos ha resultado algo incómodo) o la ejecución de combate cuerpo a cuerpo, que requerirá del desplazamiento de nuestro dedo por la pantalla para llevarse a cabo.

Junto a estas acciones que alteran la forma de ejecución pero no su funcionalidad en sí, dispondremos en esta primera misión de un curioso robot llamado Mantys Engine equipado que nos hará la función de reconocimiento del terreno junto a la capacidad puntual de matar a algunos enemigos -siempre y cuando éstos no nos vean-. Nos recuerda en cierta forma a OWL, el pequeño aparato volador que nos ayudará de muy diferentes manera en Killzone Shadow Fall -y del que hablamos largo y tendido en las impresiones del juego-, aunque en esta ocasión encontramos que las funciones de su homónimo son algo más limitadas.

Por un lado, podremos manejarlo libremente a nuestro antojo, sin darle órdenes automatizadas como sí ocurría con OWL. Pero por otro, su efectividad será mucho menor y, además de tener limitada su batería y en consecuencia su duración, será extremadamente fácil que los enemigos vean nuestras intenciones y tarden poco tiempo en neutralizar el sigiloso ataque de este robot controlado a distancia.

Sin embargo, no es la única herramienta que tendremos a nuestra disposición, pues tanto en el desarrollo de la misión como en la tienda BlackJack será posible adquirir diferente equipo tecnológico que complemente nuestro arsenal. De alguna manera, nuestra cualidad de soldado freelance repercute en que podamos acceder a un mercado negro especial en el que poder adquirir utensilios que seguramente estarían mal vistos para soldados profesional que cuentan con un equipo determinado, pero en nuestro caso cualquier ayuda será bien recibida para tratar de conseguir el objetivo, y con él, la recompensa monetaria prometida.

Este equipo va desde estos objetos concretos, hasta armas principales y secundarias, granadas o incluso armadura para protegernos. Todo esto da un toque de personalización destacable, aunque afecta directamente a los valores de resistencia y ataque con los que nuestro mercenario cuente a la hora de que empiece a intercambiar disparos. Como venimos diciendo, todos estos objetos se podrán conseguir conforme vayamos haciendo acopio de dinero, alcanzando el mejor equipo cuando nuestra fortuna sea lo suficientemente considerable.

Y es que cada acción realizada repercutirá en un incremento de nuestros emolumentos. Matar a un enemigo de diferentes formas, recoger munición del suelo, desactivar una alarma, alcanzar determinado objetivo… Casi cualquier acción conllevará un aumento de nuestras ganancias. Este hecho desencadena en que cada una de estas misiones exponga varias posibilidades a la hora de completar una determinada serie de retos, incentivando su cumplimiento y el descubrimiento de cada rincón -pues también encontraremos objetos coleccionables- con la perspectiva de conseguir mucho más dinero que si vamos directamente a por el objetivo principal.

Todo esto hace que las misiones adopten una duración bastante extensa, llegando ésta en particular más allá de la media hora de juego si empezamos a descubrir las posibilidades del escenario. El desarrollo, además, descubrimos que cuenta con varios momentos bastante distintos entre sí, pasando desde la infiltración y el sigilo que caracteriza a este trabajo en particular, a las oleadas de enemigos que vendrán a por nosotros cuando las alarmas revelen nuestra presencia.

En estas vicisitudes nos veremos casi en la obligación de usar las herramientas antes comentadas, entre las que destaca además una ayuda externa en forma de baliza repleta de misiles que, con el uso de la pantalla táctil, nos permitirá seleccionar los enemigos a los que matar de un sólo golpe automáticamente. Este utensilio aparece casi al final de la misión, y contará con un número de proyectiles limitados que deberemos distribuir correctamente a la hora de superar la ingente cantidad de enemigos de esta fase final.

Con todo esto, la versión preview de Killzone Mercenary llegaba a su fin, dejando unas impresiones bastante agradables que incluso invitaban a rejugar el nivel para probar las diferentes armas y herramientas disponibles en la tienda, exprimiendo así la experiencia de este pequeño primer contacto. Killzone Mercenary se sitúa de esta manera como un título extremadamente sólido, que tiene una línea continuista con la saga, pero que a la vez ofrece ciertas variantes interesantes para la portátil. Sólo queda esperar a disponer de la versión completa para averiguar qué nos podrá ofrecer una de las propuestas más importante dentro del catálogo de PS Vita para el presente año.

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