Ah, qué bonito es el mundo de los trofeos. Esos desafíos, esas hazañas heroicas que hay que conseguir hacer para poder llegar a conseguirlos. Salvar un mundo entero, proteger un pequeño pueblo o derrotar alguna que otra bestia maligna que perturba nuestras vidas. Siempre te sientes bien contigo mismo como jugador e incluso como «persona virtual», porque has hecho el bien. ¿Siempre? No, siempre no. Hoy hablamos de siete trofeos que nos han hecho sentir malas personas.
Esta lista recoge algunos de esos trofeos en los que hemos tenido que hacer cosas que moralmente serían bastante cuestionables, algunas más, otras menos. Pero en cualquier caso, son situaciones que serían bastante cuestionables de tener que hacerlas nosotros mismos, en lugar de como avatar virtual. No será así en todos casos pero, por si acaso, avisamos de posibles spoilers.
Empezamos bastante fuerte, con un trofeo que no admite vuelta de hoja: no eres simplemente malo. Eres más malo que pegar a un padre con un calcetín sudado antes de disecarlo. Al más puro estilo de una situación que se ha podido ver en algún western, para conseguir este trofeo tenemos que atrapar a una mujer, maniatarla y dejarla en las vías del tren. Y no, el trofeo no salta hasta que el tren ha hecho puré a la pobre mujer. Es que eres una mala persona, de verdad.
Bueno, esto ya es más cuestionable. Sobre todo teniendo en cuenta que Lollipop Chainsaw está diseñado de forma que a la protagonista tienes que prestarle atención, sí o sí, independientemente del modelito que escojas. Pero el original es el clásico de animadora, arquetípico de las pelis de terror. ¿Recuerdas cuando en preescolar te decían «no se mira debajo de las faldas de las niñas»? Pues este trofeo te pide exactamente eso, que muevas la cámara para intentar mirar bajo las faldas de Juliet. Pervertido como poco.
Esto ya entra dentro del parágrafo que queda justo entre «gamberrada» y «delito punible con la pena capital». Aunque no es el único juego en el que tenemos que hacer esto para conseguir un trofeo, nos quedamos con el último juego de Bethesda. Para resumir: hay que ir a robar a alguien, que no tiene por qué ser un enemigo y, en lugar de robar, le dejamos disimuladamente una granada o una mina. Evidentemente, no hace falta ser titulado en medicina para saber lo que pasa a continuación: un bonito petardazo, miembros mutilados volando, sangre salpicando el suelo, el sonido de un trofeo y nosotros, retirándonos disimuladamente. Rozando el terrorismo videojueguil.
Nos ponemos algo más serios en este caso, porque la situación en la que se consigue el segundo final de Nier no tiene nada de divertida, como sí pueden tenerlo las otras. La jugabilidad de Nier se caracteriza porque se divide en dos fases. La primera es bastante directa, mientras que en la segunda, se trata todo de salvar a nuestra hija. Al terminar la partida, el NG+ empieza en esta segunda fase, donde vemos escenas adicionales relacionadas con cada jefe: al acabar con Wendy matamos en realidad a todos los habitantes de Eire, Roc sólo era un animal asustado, que perdió a su único amigo hace siglos y ahora veía cómo su familia era masacrada, igual que Goose, que ha ido perdiendo a todas sus crías y el propio enemigo final sólo buscaba lo mismo que nosotros: salvar a su hija. El hecho de que nosotros sepamos lo que pasa realmente pero nuestro personaje no es lo que nos hace, de forma directa, malas personas.
Es evidente que Kratos necesita un montón de sesiones de terapia para controlar su ira, porque lo suyo no es muy normal. Sí, vale, los dioses se la han jugado de malas maneras. Menuda faena le han hecho. Pero vaya, que destruir el mundo entero en represalia es «un poquito» exagerado, la verdad. Desde el principio del juego, con la brutal muerte de Poseidón, el mundo se va sumiendo en la oscuridad y el caos de mano de nuestro espartano favorito. Hasta que al matar a Zeus al final de la trilogía troncal de esta franquicia, ya no queda más que hacer. ¡Y tú le has ayudado a destruir el mundo! Sus manos son tan culpables de esto como las tuyas. Encima el tío va y hace una bomba de humo, desapareciendo y dejando que nos quedemos con la intriga, al menos por ahora, de qué ha pasado con él.
Este ya es algo más personal del que suscribe estas líneas. Pero la situación era para sentirse mal. Los que hayáis jugado a RE: ORC sin duda recordaréis este trofeo, que exige que elimines a los cuatro Héroes del equipo contrario algo harto difícil debido a las habilidades especiales y resistencia de cada Héroe. ¿Difícil? Bueno, salvo que hagas una barbacoa. Resulta que algunos de los personajes tienen como habilidad volverse invulnerables y tener munición infinita durante un tiempo… así que si consigues usar a uno de estos personajes y te haces con un lanzallamas, si has conseguido que te persigan tus rivales, la suerte está echada. El desdichado equipo contrario intentará primero dispararte, luego huir y finalmente morirá abrasado mientras tú, seguramente, usas algún tipo de risa maligna para regocijarte en tu particular hazaña. Arderás en el infierno y lo sabes (pero antes han ardido ellos muajajá).
Terminamos con un trofeo que es la apoteosis de las malas personas. Para conseguir este trofeo en Heavy Rain hay que conseguir que el Asesino del Origami (sí, ese que va a matar a un pobre niño inocente) se salga con la suya y nadie lo detenga. Es muy complicado conseguir esto de forma accidental, por lo que el único responsables de tan atroz crimen serás tú y sólo tú. Oh, amigo, si antes no has ido a la cárcel, ahora sí que lo harás, desde luego.
Puede que algunos de estos trofeos parezcan más anecdóticos que otros, pero en algún momento, seguro que os habéis planteado si habéis hecho lo correcto.