10 trofeos que odiamos
Historia de cómo tener ganas de romper un juego
¿Cómo? ¿Que ya hemos hablado de diez clases de trofeos que odiamos? Ah, sí, es verdad. Pero esto no va de lo mismo, no pasa nada. No, la otra vez hablamos de la clase de trofeos que todos odiamos, pero ahora nos vamos a poner más personales. Ahora nos referimos a diez trofeos dentro de juegos que nos han gustado pero que, aún así, hemos tenido ganas de tirar por la ventana por algún que otro trofeo especialmente odioso. Esta es la historia de cómo a veces, cuando recuerdas un Platino, no recuerdas más que ESE trofeo.
Este es, sin lugar a dudas, el trofeo que define el Platino del viaje de Wander. La historia en sí misma es una maravilla, si es que realmente se puede llamar historia, pero desde luego es algo que se recuerda. Sin embargo, vas a por el Platino y te metes en el Time Attack Difícil y te encuentras con las dos malas bestias. Gaius, Terrestris Veritas y Argus, Praesidium Vigilo. El muro contra el que nos hemos dejado los dientes una y otra vez durante horas, hasta que por fin consigues superarlo. Estarán muy bien hechos, pero algunos de los Colosos son, simple y llanamente, odiosos.
La quinta entrega numerada de la franquicia The Elder Scrolls ha supuesto un antes y un después dentro del mundo del rol de mundo abierto. Marcó un hito en su época y era la vara de medir para los juegos del mismo género hasta la llegada de otros grandes del RPG años después, pero como todo juego de Bethesda, no estaba exento de ciertos errores particularmente molestos. Uno de ellos estaba relacionado con este trofeo, que una y otra vez ha ido cambiando. En ocasiones era posible conseguirlo, en otras no, en otras saltaba sólo con determinados artefactos daédricos, en otros ha valido cualquiera… a día de hoy siguen dándose casos de gente que no lo consigue, aún siguiendo las pautas marcadas por los últimos en haberlo conseguido. Raro es el juego de Bethesda que venga sin errores y alguna inconveniencia con algún trofeo (que se lo digan a Fallout 4 y el Líder Compasivo), pero lo de este trofeo sin duda ha traído de cabeza a más de uno.
Venga, decid que Demon’s Souls, Dark Souls y Dark Souls II son difíciles. «I dare you. I double dare you.» No sabes lo que es un rompemandos con todas las letras hasta que intentas jugar a un Ninja Gaiden y te encuentras con que, en su dificultad básica, el juego es sencillamente el infierno personificado. Luego, cuando lo terminas, piensas, «Vaya, algo habré aprendido, vamos a la dificultad siguiente». Pero no, el primer grupo de enemigos te destroza total y absolutamente y piensas «Vaya, no he aprendido nada». Vuelves a intentarlo una vez y otra, hasta darte cuenta de que esto es algo sólo al alcance de rompemandos o de aquellos dispuestos a pasarse horas haciendo el movimiento de 360º de la guadaña. Una maravilla vamos.
Los modos online no le han sentado demasiado bien a la franquicia Resident Evil. Si bien el Versus de Resident Evil 5 tuvo un cierto éxito, fue uno de los máximos indicadores de que la saga se escoraba peligrosamente hacia un enorme vacío sin vuelta atrás. Pero con Revelations, nos dieron un modo online cooperativo de lo más interesante, con desarrollo de personaje, armas y personalización, habilidades… divertido, realmente divertido. Hasta que ves que hay que llegar al nivel 50 y, salvo que pretendas aprovecharte de alguien que haga trampas (si habéis jugado partidas al azar alguno habréis encontrado, seguro), lo más rápido es hacerte el Triplete una y otra vez en la primera pantalla durante días, ¿verdad Arin1979? Cuando consigues este trofeo no te alegras de haberlo conseguido: te alegras de no tener que volver a esa primera pantalla que a estas alturas puedes hacer, literalmente, sin mirar.
Puedes pedirnos que hagamos un juego en la máxima dificultad. Que repitamos una pantalla día sí día también. Que consigamos victorias no me avc, o que busquemos un millar de coleccionables. Pero este trofeo tiene algo único que nos hace odiarlo: el nivel de Alucinagenialidad. A medida que avanzas, consigues superar pantallas, etc, subes de nivel. Pero cuando ves que para el último nivel de todos tienes que ser, literalmente, el mejor del mundo durante un montón de tiempo o ser uno de los peces grandes durante un montón aún más grande de tiempo, la cosa empieza a perder gracia. Sobre todo cuando ves que los récords que la gente hace en los desafíos diarios y semanales, que es de donde sacas los puntos, son obscenos. Sabemos que alguno de vosotros ha conseguido copas de Platino diarias unas cuantas veces, enhorabuena, porque es realmente difícil.
El remake de la primera entrega de la franquicia de Capcom para GameCube es un manual de cómo hacer un refrito como dios manda. Coges la base, la pones al día, cambias el doblaje infame y las horrendas escenas introductorias y final, añades nuevos detalles que cambian el argumento y se convierten en canónicos y… listo. Un referente puesto al día como dios manda. Cuando nos lo traen a PS3 y PS4, vamos a por el Platino. Pero oh, ese trofeo exige… ¿visitar todos los sitios en todos los mapas? ¡Esto es fácil! Pero cuando terminas, salvo que te hayan avisado, aunque hayas entrado en cada sala, no salta. ¿Por qué? Porque la cosa en realidad va de conseguir todos los objetos de cada sala, para que su color en el mapa cambie indicando que ya las has «completado». Sí, una vez lo sabes es relativamente fácil, pero desde luego es un fastidio en caso de no saberlo. Cuando buscas los motivos de no haberlo conseguido y descubres la verdad, la cosa es como para darse de cabezazos contra la pared.
Solid Snake u Old Snake, sea cual sea tu nombre en clave ahora: eres el mejor. En serio, has salvado el mundo unas cuantas veces, de forma totalmente desinteresada, pero tener que terminar tu juego ocho veces (como poco) para poder conseguir todas las canciones del trofeo Ecos del campo de batalla ha sido un buen motivo para odiarte. Especialmente por alguno de los emblemas como el que exige acumular en una única partida treinta horas de juego. Qué horror. Y luego está el de los flashbacks, que si no sabes cuál te has saltado, vas a tener que volver a ver todas las escenas que contengan estos eventos y asegurarte de hacer que salten… y rezar por haber acertado en cuáles te faltan. ¿Hemos mencionado que hay un par de flashback ocultos que no se indican en pantalla? Fantabuloso.
Cada vez que se anuncia un juego de la franquicia Alien, los fans tiemblan. Los resultado han sido, en el caso más optimista, mejorables. Vamos a olvidarnos de cierto juego del que nacieron gifs legendarios como el Xenomorfo/Chiquito de la Calzada y centrarnos en Isolation, posiblemente la mejor adaptación del universo de Alien hasta la fecha. Una sensación de tensión constante al moverte por cada esquina, al acercarte a cualquier puerta. Mirando al techo por si ves «las babas» colgando, para no morir y conseguir este trofeo que supone no morir en todo el juego (lo que a la postre se traduce en salir del juego antes de que se guarde tu muerte, de forma que puedas repetir desde el último guardado o restaurar la partida desde un backup). Vas con cuidado y de repente BUM. Un abrazacaras salido de ninguna parte te mata. Sí, siendo rápido puedes salir de la partida, pero si se guarda y no tienes una copia en un pendrive o la nube, no es tu cara lo único que necesitará ayuda. Teniendo en cuenta lo rápido que sucede esto, te pasará alguna vez sin duda.
Este es un caso muy especial de trofeo. No hacemos referencia a dos, en realidad sólo es uno. Pero curiosamente, por algún motivo, su nombre fue cambiado. Es más otro trofeo (Virtualmente un Dios) también cambió su nombre (en concreto, este otro cambió a Casi Perfecto), pero a nosotros nos gusta más lo del Dios del Trueno. Pero bueno, eso no es el caso. Platinum Games y su afición por los «Consigue el Rango S en todas las misiones del juego» ha dado muchos dolores de cabeza. Rising es un juego veloz, en el que con reflejos todo puede lograrse, pero hay un obstáculo contra el que chocaréis como todos. Un obstáculo con nombre propio: Monsoon. Puedes pasarte horas o minutos, si tienes mucha suerte, pero por lo general es un tropezón largo contra este enemigo. Lo salva la música, espectacular, pero cuando empieza a tirarte con sus propios brazos y lanzar bombas de humo, lo único que quieres es hacerte el seppukku. Si consigues superar esto, no lo dudes, has hecho lo peor para el Rango S en todas las misiones. Hasta que llegues a Sam.
Nos dejamos alguno, como el trofeo de conseguir todas las armas de Demon’s Souls y la infame Piedra Cuchilla, o Destiny y su Incursión Impecable, pero estos dos pueden hacerse más fáciles, el uno con amigos y el otro… pasando por caja y buscando a Crota, la Incursión «fácil» para ser superada sin morir. Realmente estos son sólo algunos de los que se nos vienen a la mente al pensar en Trofeos que hemos llegado a odiar como si de un enemigo se trataran, pero hay más, muchos más.