No pocas veces hemos hablado de la gran cantidad de maneras que hay de ver el mundo de los trofeos. Y muchas veces hemos hecho referencia a que dentro de este mundillo y la afición dentro del propio universo de los trofeos, nos ayudan a recordar momentos especialmente memorables. Un gran jefe, un gran momento, una batalla especialmente dura o un viaje de varias horas buscando un arma legendaria. Hoy, recordamos diez momentos épicos asociados a los trofeos.
Cabe destacar dos cosas. La primera es que no todos los momentos que mencionamos iban originalmente acompañados de un trofeo pero sí lo han llevado después, lo que los hace válidos para nuestra lista y puede que tengamos en cuenta motivos argumentales, desafíos especialmente notables o cualquier otra cosa. La segunda es evidente: esto es un spoiler enorme, así que si ves el nombre de un juego al que no has jugado y tienes intenciones de jugar pero no quieres saber nada, pasa al siguiente… be warned, thee gamer.
Dentro del universo Fallout, la energía de las armas nucleares es evidentemente un punto pivotal en cuanto a su argumento, pero no en lo que se refiere a nuestras posibles herramientas, salvando las minicabezas nucleares del clásico FatMan. Fallout 3 supuso un cambio en lo que a presentación de la franquicia se refiere y tenía que ser espectacular… proponiéndonos tomar medidas drásticas con lo que un tipo consideraba un pueblo que le estropeaba la vista. Uno de los posibles finales de la misión homónima a este trofeo implicaba satisfacer su necesidad y hacer explotar una bomba nuclear que borraba de la faz del Yermo la ciudad de Megatón… junto con todos sus habitantes (menos Moira, que no deja de hablar ni convertida en necrófago). Es inolvidable, sin ninguna duda, ese momento en el que tienes que decidir si hacer lo correcto y salvar la ciudad o pulsar el botón y disfrutar de los fuegos artificiales más caros del mundo.
Este es uno de esos trofeos épicos por las implicaciones de dificultad general que tiene. De forma posterior a que se arreglasen los glitches varios que «facilitaban» (relativamente, porque seguía siendo bastante complicado) superar la Cámara de Cristal sin morir se convirtió en algo digno de recordar. La salida de La Profunda Oscuridad, cuya Incursión estaba más centrada en la acción que la coordinación absoluta como exigía la Cámara quitaron algo de epicidad a la obtención del trofeo que define el Platino del juego, pero sin duda, independientemente de en qué Incursión lo consigáis, será imposible no escuchar al resto de vuestros compañeros de equipo celebrándolo después de quitaros de encima este pesado galardón. Bailar con vuestros personajes y sacar un pantallazo del grupo es obligatorio después de conseguirlo.
Hay que aclarar una cosa sobre Asura’s Wrath y es que, si eres fan del anime y has tenido la ocasión de disfrutar de este título de CyberConnect2, sin duda coincidirás en que el juego entero es, simple, llana y absolutamente épico en todo momento. Pero hay un trofeo en especial que recordamos no por las condiciones que supone conseguirlo, sino por el jefe con el que se combate justo tras conseguirlo. El combate contra Augus es sin ninguna duda uno de los más épicos que jamás hayamos visto, maldita sea, ¡que se pelean en la Luna y de los guantazos que se van dando vuelven a la Tierra! Todo ello acompañado de la Sinfonía nº9 en mi menor o Sinfonía del Nuevo Mundo de Dvorak, hacen de este uno de los combates maestro-alumno más memorables que se puedan vivir de primera mano… o manotazo.
Hemos estado tentados de escoger Sol Viejo, por toda la epicidad que hay dentro de Outer Haven: la batalla con Screaming Mantis, la proposición de matrimonio más extraña del mundo de los videojuegos, el último combate de Snake contra Ocelot… pero el Acto IV, en Shadow Moses, tiene tres puntos que ganan (por muy poco) al Acto V. El primero es el combate a dos bandas de Snake y Raiden. Es casi imposible acabar con los Gekkos, porque intentas estar pendiente del espectacular combate que están teniendo mano a mano Raiden y Vamp en lo alto del REX. Lo segundo es ese momento de pura demostración de fuerza bruta y voluntad de Raiden, deteniendo nada menos que el puñetero Outer Haven, a riesgo de su propia vida, para intentar evitar que este aplaste a Snake. Pero el momentazo, el gran momento del Acto IV, es sin duda el enfrentamiento, cuerpo a cuerpo (o casi) entre Metal Gear REX y Metal Gear RAY. Teniendo en cuenta que RAY fue diseñado para acabar con el REX, jugamos con desventaja… pero no todo el mundo tiene de su lado a Otacon.
A lo largo de Bioshock Infinite, la ciudad de Columbia es un lugar en el que nunca nos sentimos seguros. Acosados constantemente por la gente que quiere que Elizabeth siga presa, luchamos constantemente por nuestra vida… y no sólo contra los hombres que forman esta sociedad. El terrible Songbird, de orígenes inciertos y temible poderío, nos acosa en determinados momentos de nuestra huida… hasta que tiene lugar la fase en el barco volador La Mano del Profeta, que será cuando podamos controlar su fuerza. El resultado será aterrador y la mortandad que producirá entre nuestros enemigos, inolvidable. Casi tan inolvidable como el final de este ser, por el que casi sentimos pena al verlo acabar sus días «a las afueras de Rapture», por decirlo de alguna forma…
Hasta ahora hemos mencionado trofeos épicos a nivel argumental, pero no podíamos pasar sin mencionar alguno relacionado con dificultad… o más bien con las ganas de Yoko Taro, un tipo al que le gusta dejar a los jugadores de sus títulos ojipláticos, de trollearnos. Alguna vez hemos comentado las implicaciones del último final de Drakengard 3: una secuencia musical de unos ocho minutos de duración, en la que tenemos que tener una precisión milimétrica o tendremos que empezar de cero, repitiendo todo el proceso y en el que muchas veces sólo tendremos nuestro oído para saber cuándo debemos actuar, porque la cámara no nos ofrecerá ningún tipo de referencia visual. Lo más épico de todo es cuando superas los ocho minutos casi al completo y, en la oscuridad, con tan sólo Zero y Mikhail hablando sobre un fondo absolutamente negro, oyes ESA ÚLTIMA NOTA. Esa nota que sientes que va más despacio, llegará más lenta que todas las demás que has tenido que superar y sólo tienes unos instantes para calcular el tiempo que necesitas esperar antes de pulsar el botón… y fallas. Escena épica, combate épico, trolleada épica.
Todo jugador fan de los mechas que se precie sin duda conoce dos franquicias: Armored Core y Zone of the Enders. Donde Armored Core nos ofrece máquinas lentas y pesadas, Zone of the Enders plantea Orbital Frames de alta capacidad de maniobra y mucha velocidad en combates espectaculares plagados de explosiones, efectos especiales y cambios de sentido. Si bien cualquier combate contra los Orbital Frames que hacen de jefe en este juego sería un digno candidato, al igual que la secuencia en la que hay que derribar nada menos que seis acorazados por nuestra cuenta y riesgo, sin duda el punto álgido del viaje de Dingo, ADA y Jehuty es la Fisura de Aumaan. Conseguir el trofeo El Salvador supone meternos en medio de una batalla en la que, de nuestra parte, tenemos al mismísimo Leo Steinbuck en su Vic Viper y cientos de LEVs regulares, frente a las fuerzas de BAHRAM. No es una simple cuestión de hacer una demostración de fuerza por nuestra parte (cualquiera que haya jugado habrá estado tentado de tomar tierra y sacar el Vector Cannon), sino que debemos comportarnos como un líder, volar por todo el campo de batalla y ayudar a nuestras tropas a sobrevivir si lo que queremos es conseguir este trofeo y, por ende, el Platino. Da igual lo que hicieras, Dingo, con esto te redimiste.
Metal Gear Solid V: The Phantom Pain adolece mucho la ausencia de Kojima, sobre todo en el abrupto final con tantísimos cabos sueltos que quedan sin explicación oficial en el propio juego (el destino de Eli, Tretij y el Sahelanthropus, sólo aclarado en la «Misión 51», por ejemplo), pero uno de los mayores giros, shocks y momentos épicos del juego sin duda fue ideado por él. Aunque quizás alguno lo pudo imaginar durante la primera secuencia del juego (hay suficientes indicios cuando Quiet informa sobre que ha localizado al objetivo), de repente descubrimos que Venom Snake no es Big Boss, sino un médico de MSF. Una cinta con la etiqueta «Operation Intrude N313», unas órdenes del auténtico Big Boss y el logo de Outer Heaven en la puerta cuando la cámara vuelve a mostrarla… y después de varias décadas, tenemos una explicación clara de por qué Big Boss no murió en Zanzibar. Un cierre argumental inolvidable, cuestionable para algunos, pero épico en su retorcida genialidad. ¿Os habíamos avisado de los spoilers al principio del artículo, verdad?
BioWare sabe hacer una cosa: poner los pelos de punta a los jugadores. Lo ha hecho con la ciencia ficción y lo ha hecho con la fantasía medieval. Lo ha hecho de formas indescriptibles pero sin duda uno de los puntos álgidos de su carrera es el final de Mass Effect 2. Durante toda la aventura te has preparado, has ido reclutando distintos miembros para tu particular escuadrón de pirados dispuestos a irse a un lugar al que nadie quiere ir, porque nadie ha vuelto jamás. Y de principio a fin, la espectacularidad rodea la misión. Incluso si algún miembro de la tripulación cae, el resultado es inolvidable, pero las secuencias que se suceden cuando tomas las decisiones correctas y por tanto todo el mundo sobrevive no pueden describirse con simples palabras. ¿Lo mejor de todo? Que aún cuando completemos la misión suicida, aún nos queda un juego entero por completar para acabar con la amenaza de los Segadores…
Hemos estado tentados de nombrar Incendiar (Enciende una hoguera), del primer Dark Souls, por las implicaciones del viaje que conlleva, pero no nos hemos resistido a añadir un toque algo más humorístico a nuestra lista para terminarla. Está claro que el segundo Dark Souls es más fácil que el primero, pero al confeccionar su lista de trofeos, añadieron una pequeña referencia a todas aquellas opiniones de la alta dificultad del título. Mueres y… ¡Trofeo! «Esto es Dark Souls (Muere por primera vez)». ¿Una burla? ¿Una amenaza, una advertencia? ¿La manera que tiene FromSoftware de decirte «Deja de quejarte y sigue jugando»? Quién sabe. Pero reírte, te ríes.
Como es evidente, esta lista está basada en nuestra experiencia personal y nuestra propia lista, como siempre. Así que es imposible que no nos hayamos dejado algunos momentos asociados con trofeos que seguro que vosotros recordáis. Ese trofeo que supuso el final de una genial historia o de un terrible viaje. Queremos conocerlos.