Motorstorm: Pacific Rift

Stewie · 29 diciembre, 2018
Llega la secuela del vertiginoso Motorstorm. Sube a tu cacharro y recorre los más insospechados circuitos de la madre naturaleza.
Mucho más «Motorstorm»

Después de la acogida que tuvo en su momento, era de esperar que en las oficinas de Evolution Studios nadie dudaría un instante en ponerse manos a la obra con la secuela de su Motorstorm.

No es que el título se convirtiera en un mito, y tampoco es que ofreciera una dinámica bendita, libre de cualquier vinculación o portadora de la más refrescante de las fórmulas de la velocidad arcade. Tampoco hablamos de un superventas.

Motorstorm fué un buen título. Uno que en su momento se tuvo muy en cuenta debido al limitado catálogo de PS3 en sus primeros pasos y que a través de esa circunstancia consiguió captar la atención de muchos jugadores y unas cuantas buenas críticas de por medio. Sin casualidades, no nos engañemos. Motorstorm, a pesar de pertenecer a un género tan manido como la velocidad arcade, mostraba una calidad técnica soberbia y un cuidado en sus aspectos notoriamente eficaz.

Se notaban partes por pulir, opciones que añadir y un pequeño lavado de cara en pos de mejorar lo presente. Nada es inmejorable.

Esto, precisamente, es lo que se ha llevado a cabo con la secuela que tenemos entre manos. Los creadores de Motorstorm nos traen esta segunda entrega bajo el seudónimo de «Pacific Rift». Un trabajo que viene a mostrarnos ese primer espíritu que tan bien cuajó hace dos años, pero que se refresca a si mismo con un nuevo entorno, un buen lavado de cara y novedosas opciones.

Pues eso, más Motorstorm.

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Gráficos

Nos encontramos en una remota isla del pacífico, donde zonas volcánicas, frondosas áreas selváticas y crueles senderos acantilados comparten escena para proporcionar el mayor cámbio estético que «Pacific Rift» nos muestra. Una amalgama de colores y sensaciones que, comparando con la primera entrega, aporta una variedad que se antojaba necesaria.

Y lo cierto es que el resultado sigue siendo efectivo y, además, añade un escalón más en el arte del detallismo escénico y la belleza del entorno alcanza ahora cotas de mayor nivel. A pesar de que se nota que se han aprovechado muchos recursos técnicos de su precuela.

Tendremos zonas denominadas «Aire» (altas cotas), «Agua» (charcas y humedad), «Tierra» (seco y peligroso) y «Fuego» (zonas volcánicas), y cada una de ellas está trabajada con un esmero digno de mención. A cada gran salto de rampa podremos maravillarnos del marco que se nos muestra. Hay bellos efectos de luz, texturas muy bien trabajadas y una maravillosa sensación de vida, de oxígeno. Además el tamaño de los trazados y la variedad de itinerarios que proponen es sencillamente magnífica. Un gran trabajo.

Las físicas y los cambios que provocaremos en el terreno al circular sobre él tienen sus aciertos y sus desatinos. La superficie continúa respondiendo muy bien al paso de los vehículos, proyectando realistas partículas (algunas más que otras) y mostrando huellas de neumáticos muy convincentes sobre diversos terrenos. Además, los numerosos choques que sufriremos son ahora más espectaculares y mejor recreados.

Por otro lado somos conscientes de que Motorstorm no es un simulador. Partiendo de este punto podremos dejar pasar algunas escenas sumamente surrealistas en el comportamiento de los vehículos (sobretodo en los más pesados), comprendiendo lo necesario de este punto en base al beneficio en la jugabilidad.

Como era de esperar se ha aumentado el número de diseños en los vehículos, prestando así un abanico de posibilidades muy amplio que embauca más coches, quads, motocicletas, camiones, rancheras o los nuevos «Monster Truck». Todos ellos son diseños ficticios, además bien podrían estar mejor detallados y ofrecer mejores efectos de luz en sus carrocerías, acompañados de texturas superiores. Aún así esta carencia no supone ningún suplicio, sólo se trata de un punto menos brillante que los sorprendentes escenarios.

A todo jugador le reconforta mucho una buena tasa de frames, alta y estable. Motorstorm: Pacific Rift puede presumir todo cuanto quiera en este sentido, porque pase lo que pase en pantalla el motor gráfico continuará premiándonos con una exquisita fluidez que mucho tienen que envidiar gran cantidad de títulos del mercado actual.

En conclusión, este nuevo trabajo plasma muchos de los planos y bebe directamente del arte escénico de su antecesor. Pero sus creadores han conseguido mejorar drásticamente el resultado imprimiendo una nueva visión totalmente merecedora de la atención de cualquier buen jugador.

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Sonido

Los creadores de «Pacific Rift» retornan en su voluntad de ofrecernos un abanico de sensaciones musicales grandioso.

No pasarán inadvertidos los temas de geniales intérpretes como David Bowie, Nirvana, Slipknot, Alex Metric o Ministry. Entre todos tejerán un buen tapiz musical armado con ritmos duros en general, pero con una variedad de estilos muy acertada y repleta de la intensidad necesaria para ambientar adecuadamente a un grupo de tios que se juegan la vida a cada bestial carrera.

El sonido en plena acción está bien recreado, con característicos rugidos de motor para cada uno de los distintos vehículos y reacciones acordes a las acciones que vamos llevando a cabo, como al impactar contra las rocas o al pasar surcando una charca poco profunda.

No hay ningún tipo de comentarios durante las carreras. Es cierto que no vendría nada mal alguna especie de narrador bien trabajado que nos metiera en la acción. Algo parecido a lo que vimos en «Burnout Paradise», en un perfecto castellano. Aún así esta ausencia no es determinante, pero si pensamos que podría influir en mejorar la inmersión del jugador en el ambiente.

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Jugabilidad

Con respecto al primer Motorstorm, la jugabilidad con la que nos vamos a encontrar en esta ocasión se ha visto ligeramente suavizada. A pesar de que la idea continúe siendo extremadamente similar, el hecho de pilotar nuestro vehículo es ahora un tanto menos tosco, más accesible, aunque sin caer en un extremo demasiado arcade o facilón.

No vamos a engañar a nadie. Pacific Rift dista mucho de exigir un pilotaje perfecto. Estamos ante un antónimo declarado de un simulador. Esto no significa que no vayamos a sufrir numerosas dificultades, sino que la enorme sensación de velocidad y de hacernos sentir al límite es la premisa oficial.

Esta vez hay que volver a elogiar la manera en que Evolution Studios consigue que unas carreras compuestas por vehículos tan dispares como motos, auténticos trailers o Monster Trucks resulte competitiva. A nadie se le pasa por alto el hecho de que al jugar con la CPU la IA iguala las características automáticamente. Pero aún así nos damos cuenta que aprovechar las virtudes de cada clase de vehículos para superar las pruebas eligiendo distintos itinerarios es vital.

De esta manera aprovecharemos la fuerza de los elefantes del motor para amedrentar a los menos estables, eligiremos itinerarios más alejados del rebaño para los más ligeros o procuraremos no someter a mucha irregularidad terrenal a los menos dados a mantenerse firmes. Decidir una buena manera de proceder conociendo el circuito es vital para sobrevivir.

El modo principal en esta entrega toma el nombre de «Festival». Es aquí donde debloquearemos los vehículos e iremos ascendiendo en el ranking de pilotos, superando las pruebas de las distintas clases elementales (Fuego, Aire, Agua y Tierra) de las que ya hemos hablado. Avanzar en este modo en un principio será pan comido, pero a medida que iremos acercándonos al 100% los rivales serán mucho más duros, con una IA que nos complicará bastante conseguir el éxito. De todas formas la línea de dificultad está muy lograda y si tenemos un poco de habilidad con este tipo de juegos será cuestión de darle al pad y conocer los circuitos al dedillo.

Jugablemente la introducción de los elementos va más allá de representar un papel estético. Ahora, por poner un ejemplo, deberemos controlar la temperatura por la que circulamos. Surcar las amenazantes zonas volcánicas provocará un sobrecalentamiento del turbo que podrá hacernos volar por los aires si nos desmelenamos demasiado. De este mismo modo, las zonas acuáticas tendrán el efecto contrario, convirtiéndose así en las más adecuadas para elegir vehículos con mucha capacidad turbo. Mientras tanto, Tierra se asemejará a lo que vivimos en el primer Motorstorm y Aire nos restará visibilidad, ya que surcaremos las más altas cotas de la isla y, por tanto, los más intensos saltos y bancos de niebla.

A pesar de estar ante un juego arcade, el hecho de llevar un vehículo u otro se notará bestialmente. Así podremos pasar al nervio incontrolable de una moto desde las socarrónicas reacciones de un camión o los alocados volteos de los Monster. Eso si, no busquemos sensaciones realistas en Pacifict Rift, porque en más de una ocasión seremos conscientes de lo imposible que resultarían muchas de las situaciones que veremos si las lleváramos a una escena real. Por otra parte, de eso se trata.

Las carreras han sumado mucha diversión. A esto le hemos de añadir el tan reclamado modo a pantalla partida (con la misma gran fluidez), el muy mejorado modo online (sin problema de Headset y con rankings nuevos) o las pruebas contrareloj. Además se ha incluído una nueva embestida que podremos ejecutar con «L1» y «R1» que aumenta drásticamente los beneficios de optar por un vehículo más contundente y menos veloz o manejable.

El gran pero de Motorstorm sigue siendo la falta de más modos que nos inciten a machacarlo durante más tiempo, de más pequeñas recompensas para personalizar el ambiente del juego (pilotos, vehículos e incluso circuitos, ¿porque no?). Una mayor cantidad de acciones para llevar a cabo aseguraría el considerarlo más grande de lo que ya es. Si deseamos esto, es porque lo que vemos nos gusta mucho y queremos más.

En definitiva la jugabilidad no es demasiado diversa o imaginativa, pero domina perfectamente el arte del arcade intenso sin caer en las facilidades. Un juego directo y eficaz a los mandos.

[break=»Entre tú y yo»]

«Entre tú y yo»

Cuando tu «yo» más radical te reclama que pauses la consola y lances ese juego tan arcadero por la ventana, y no le obedeces, es que algo marcha realmente bien.

Siempre me ha encantado la simulación. De hecho, comprar juegos de velocidad arcade resulta bastante impropio de mi. Creo que dicha situación no se habrá repetido ni tres veces en mi vida. Eso está comenzando a cambiar gracias a los últimos grandes trabajos que llevamos viendo en nuestras PS3.

Primero me agradó bastante Motorstorm, pero en aquel momento pensé que lo que ofreciá parecía sumamente limitado, válido y talentoso, pero limitado. Después llego Burnout Paradise, y me revelé a mi mismo, por vez primera, en mi faceta de gran seguidor del género. Y ahora esto, una versión mejorada del primer buen enfoque de Evolution Studios.

Pacific Rift me ha vuelto a engatusar al arcade de velocidad. Es frenético, motiva y siempre deseas mejorar los tiempos o conseguir ese costoso primer puesto que se te resiste. Amén de llegar a dominar cada clase de vehículo que se te presta y de ese mejorado modo online que tanto se necesitaba.

Como a muchos otros usuarios, me resultaba incomprensible que en una PS3 el asunto de la pantalla dividida para dos jugadores (como mínimo) en este tipo de títulos estuviera tan descuidado. Por suerte se ha recapacitado y ahora se incluye también en un Motorstorm. Seguro que mi hermano y yo daremos buena cuenta de esta «nueva» utilidad.

Con todo esto te sientes optimista. Evolution Studios han comenzado a sumar a buen ritmo y nos han traído un producto que reluce el triple que el anterior y que lo mejora en todo lo que se puede llegar a ofrecer.

El buen ojo se fija en los detalles. Si una obra cuida los detalles, hasta el más mínimo, es síntoma inequívoco de que sus responsables han hincado los codos sin reparo alguno. Un juego nuevo cuesta setenta eurazos, de modo que esta debería ser una costumbre cotidiana en el sector.

Este juego no es una obra maestra. Sólo es un buen título que ofrece lo que parece, sin trampa ni cartón. Diversión arcade de la buena junto a un nivel técnico estupendo y una sensación de haber adquirido un producto estable y trabajado.

No cuesta mucho mantenernos contentos. Otra cosa es inspirarnos uan emoción memorable. Pero Motorstorm: Pacific Rift no juega en esa liga.

Enchufa, arranca y diviértete. No hay más.

[break=Conclusiones]

Conclusiones

De buenos títulos se tejen los geniales catálogos.

Motorstorm: Pacific Rift llega para hacer sombra a su antecesor y ofrecernos un resultado multiplicado de la idea principal que ya pudimos disfrutar. Saltos, giros, choques, lucha contra los duros elementos y velocidad, mucha velocidad.

Esta vez se subsanan algunas de las grandes carencias y se suman posibilidades que aumentan la vida del juego. Aún siendo todavía algo escueto en este asunto, la nueva entrega de la saga muestra un nivel más que óptimo que volverá a hacer las delicias de los amantes de esta concreta vertiente del género de la velocidad y que supone una buena apuesta para casi cualquier gamer.

Tras casi dos años del lanzamiento de la saga, su segundo asalto nos mantiene en el optimismo. Quizás para un tercero se requieran algunas apuestas más arriesgadas en pos de conservar una frescura que aún se le atribuye, pero que no durará eternamente.

De momento, Pacific Rift está en la calle con una oferta notable. No dudeis en darle su merecida oportunidad.

A favor

– Mejoras en el aspecto técnico
– Intensa y divertida jugabilidad
– Inclusión del modo a pantalla dividida
– Mejora del modo online

En contra

– Se reclaman vehículos un poco más detallistas
– Ligera falta de diversidad en los modos
– No vendría mal una mayor personalización por parte del jugador

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