Midnight Club: Los Angeles

Stewie · 29 diciembre, 2018
Arde el asfalto de Los Angeles. Rockstar presenta la nueva entrega de su saga más veloz.
El otro estilo de Rockstar

Casi tres años nos separan de la última incursión de la saga «Midnight Club» en las listas de ventas. La recordamos imponente, capaz de sugerir un ritmo entretenido junto a un aprovechamiento de los recursos trabajado y eficaz. No es para menos, hablamos de Rockstar, si, los creadores de «GTA».

De alguna manera Midnight Club no es más que una variante de GTA, arcade y fielmente enfocada al disfrute de la conducción veloz y sin trivialidades. Pero sería muy simplista y un completo error centrarse en ese factor. Está claro que esta saga vive a la sombra de su hermana, bebe de sus recursos técnicos, pero ni por un instante pensemos que perdemos el tiempo apostando por ella. El producto rebosa sabor propio por todos los costados y propone una paleta de sensaciones muy diferente.

Sus creadores prometieron que en esta nueva entrega íbamos a ser testigos de como Midnight Club triplica sus posibilidades y ofrece una bestialidad de horas de diversión y variedad a la altura de muy pocos títulos. Y no bromeaban, porque estamos ante un videojuego capaz de servirnos horas y horas de frenetismo motor y un número de opciones que asombran al más pintado.

La gran Los Angeles aguarda nuestra oportunidad para ser el mejor a los mandos de los más de 40 vehículos reales disponibles.

Es hora de complacerla…

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Gráficos

Si hay alguna ciudad que pueda ofrecer kilómetros y kilómetros de grandes avenidas concurridas, desfiles de sorprendentes cochazos y un ambiente acorde con la desenfadada e irresponsable actitud de un piloto ilegal, esa es Los Angeles.

El juego plasma la que podría ser la mejor representación virtual de la ciudad hasta la fecha y ofrece la mayor área jugable de la saga, con mucho. Hay detallismo, sensación de profundidad, algunos buenos efectos de luz (con un realista transcurso de la noche y el dia), una genial recreación de cambios climáticos y un nivel de texturados más que aceptable.

Aún contando con el mismo motor gráfico que pudimos disfrutar en GTAIV, se han pulido muchos de los errores que entonces se hacían perceptibles. Existe una mayor suavidad en el horizonte que, aún sin librarse del todo de su popping, presenta una mayor resistencia a descontrolarse, incluso a velocidades muy altas. Además ha desaparecido ese efecto que emborronaba los terceros planos, a pesar de que se respira un poco menos de vida (un número muy inferior de peatones y algo menos de tráfico) y se han simplificado algunos efectos sin llegar a parecer pobres y mostrando un estilo más desenfadado.

En Midnight Club: Los Angeles se hace palpable la variación de las prioridades técnicas en favor de un estilo distinto. Ahora la premisa es ofrecer vehículos muchísimo más detallistas, con texturados, efectos y modelados muy atractivos que harán las delicias de los que gusten pilotar supermáquinas como el Mercedes SL65 o el Saleen S7, recreados con gran dedicación, aunque sin llegar a ser de lo mejor que hemos visto.

La trama del juego no es más que una introducción sin mucho sentido en el mundo de las carreras clandestinas en la ciudad. Aún así podremos disfrutar de numerosas secuencias en las que estableceremos relación con personajes «adorables» que, sin llegar ni mucho menos al nivel de un GTA, nos ofrecerán algún que otro entretenido diálogo. Todos ellos cuentan con unos modelados más bien simplistas, llevados de la mano por unas animaciones muy bien trabajadas que dotan a los mismos de una gran sensación de vida, pero sin filigranas excesivas. Correcto en este sentido.

Lás físicas y la interactividad con el escenario mantienen un corte realista. Los impactos resultan muy creíbles desde los mandos de nuestro vehículo y este siempre da la sensación de pesar lo que realmente parece y comportarse, más o menos, como debiera. La sensación varía un poco dependiendo de la cámara que elijamos. Existen tres exteriores y dos interiores. Tanto las exteriores como una de las interiores (la situada en el morro del vehículo) son las acostumbradas. Pero la más sorprendente es la de primera persona, donde veremos nuestros brazos y la consola del coche o la moto.

Es en esta cámara donde las sensaciones se multiplican. Todo está generado con mucho acierto. Tendremos mayor sensación de velocidad, sentiremos los achaques de la amortiguación con suma crueldad y disfrutaremos de todos los salpicaderos disponibles. Advertimos que nadie puede esperar que esta cámara aporte la magnificencia gráfica de un Gran Turismo, pero para el caso el resultado no desagradará a nadie y resulta estimulante, de agradecer.

Desgraciadamente Midnight Club: Los Angeles adolece de algunos síntomas que ya vimos en GTAIV. Al hablar de su framerate nadie puede decir que no sea correcto, pero existe una pequeña carencia de esa fluidez que nos llena totalmente al jugar. El juego es aceptablemente fluido, pero castañea con frecuencia, sobretodo en las escenas en las que un número elevado de vehículos permanecen en pantalla.

También sería deseable que se notara algo más la alta definición. Una paleta de colores más viva o un esfuerzo para hacerlo correr a unos plenos y estables 720p, no estaría mal.

De todas formas el conjunto técnico nos deja una buena impresión.

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Sonido

Como ya todos preveíamos, esta entrega de la saga está tan bien cuidada en el contenido de su B.S.O como es costumbre en la desarrolladora norteamericana.

El desfile de estilos sumamente electrónicos que propone el título forma un acertado compañero para nuestras fechorías al volante. No faltan al encuentro artistas de renombre como Chemical Brothers, Ice Cube, Nine Inch Nails, No Age o Social Distorsion. Todos ellos aportan temas de calidad dispuestos a generarnos las sensaciones más frenéticas a grandes velocidades por las calles de Los Angeles.

Hemos de lamentar el hecho de que los diálogos, como también es costumbre en Rockstar, son completamente en inglés. De alguna manera esta carencia tiene sus discusiones en cuanto a si es beneficiosa o nociva para la experiencia jugable. Pero no deja de ser eso, una carencia.

Algo que nos llama la atención es que existen ocasiones (sobretodo cuando te llaman por el móvil) en las que ni siquiera existen unos subtítulos. Es cierto que te resumen que es lo que te están diciendo en la pantalla del celular, pero no hay una traducción exacta y nos perdemos la gracia del diálogo.

Por su parte los sonidos ambientales cumplen correctamente. Reconoceremos los característicos rugidos de cada motor, las quejas de los peatones y ningún efecto sonoro es forzado o está fuera de lugar.

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Jugabilidad

La conducción arcade es la tónica oficial de Midnight Club: Los Angeles. Pero que nadie piense que por ello vamos a perder todo el interés, que ello no nos va a suponer ningún reto.

El juego propone sus adversidades. Estamos obligados a depurar nuestra técnica de conducción para así progresar en las competiciones. Cada vehículo conlleva sus diferentes características y conocer bien a nuestras máquinas es determinante. Aún sin ser, ni mucho menos, un simulador, nos va a costar un poco ser los amos de la ciudad.

La respuesta de los vehículos es más bien sencilla, intuitiva y cómoda. No existen los exagerados trompos o los virajes estrictos. Es palpable que la jugabilidad es muy dada a ofrecer espectáculo y consigue un buen equilibrio entre estilos.

Como ya hemos mencionado, esta nueva entrega es la más extensa de la saga, tanto en posibilidades jugables como en extensión. Las calles de Los Angeles nos van a proporcionar estupendos atajos, puentes, rampas, avenidas interminables y un sinfín de interesantes localizaciones. Nos alegramos de poder contar con un terreno tan amplio y con tantas buenas características.

El mayor reto del juego reside en la forma en la que se desarrollan las pruebas, no en el pilotaje. Esto significa que en muchas ocasiones, y a pesar de llevar a cabo una conducción muy buena, no conseguiremos ganar. Resulta extremadamente difícil abrir un buen hueco entre nosotros y nuestros perseguidores. Perseguidores que rara vez cometerán fallos y que, aunque sus máquinas sean inferiores, siempre encontrarán la forma de mantenerse a rueda. Ello se traduce en que podemos recorrernos la ciudad entera en primera posición y ser superados en el último instante, lo cuál resulta un tanto furstrante y puede echar para atrás a los jugadores más pusilánimes.

Por si esto fuera poco, la odiosa y pegadiza policía está dispuesta a no dejar que quebrantemos la ley así como así. Tanto si estamos en medio de una prueba como si no, si cometemos alguna locura en su presencia seremos perseguidos sin descanso. Librarse de ellos será una tarea cada vez más complicada a medida que los mosqueamos con nuestra fiereza al volante.

Tendremos que andarnos con cuidado. La astucia de nuestros rivales no tiene fín. Si nosotros tendremos la nueva posibilidad de conseguir «nitro» colocándonos al rebufo de nuestros adversarios, ellos también lo harán. Es por eso que es indicado evitar que aprovechen esta característica, ya que gustan bastante de utilizar sus nitros para dejarnos atrás en momentos cruciales.

La gran apuesta de esta entrega reside en la bestial oferta de modos de juego y tipos distintos de carrera de la que dispondremos. Al establecer contacto con los diversos malotes de la ciudad iremos ampliando nuestro radio de acción. Las pruebas están catalogadas por tres colores, estos colores nos indicarán la dureza de las mismas de antemano. Por tanto lo prudente siempre es comenzar por lo más sencillo para luego ir probando con lo más peliagudo.

A través de nuestro móvil iremos recibiendo noticias de retos que superar e iremos controlándonos desde nuestro «GPS», que también hace las veces de mapeado cenital. Los retos pueden consistir en una simple carrera pasando por chekpoints, una en la que deberemos acudir a un punto (sin importar el itinerario), llegar a una zona en un determinado tiempo, contrarelojes en las que superarse una y otra vez, carreras por autopista o alocadas apuestas de dinero. A parte de que siempre encontraremos interesantes variantes de los modos destinadas a divertirnos durante muchas horas. Un lujo.

Como es lógico comenzaremos con muy poco dinero y un coche más bien modesto. A partir de ese momento tendremos acceso a los talleres, donde podremos reventar en unos minutos todos los ahorros que consigamos en pos de obtener la máquina deseada, mejorar la que ya poseemos (con un buen número de posibilidades mecánicas y Tunning) o reparar ese amasijo de metal en que hemos convertido nuestro coche.

Nada menos que 43 vehículos reales (supercoches, tuneados,clásicos…) y tres motos nos aguardarán en el taller. Como es natural en un principio solo podremos adquirir unos pocos, ya que deberemos desbloquear el resto a base de quemar rueda por las calles. De todas formas no hay mejor bloqueo que el económico, y pronto descubriréis que adquirir un cochazo para volar por la ciudad no es precisamente barato. Tendremos que sudar.

Además del modo libre en el que movernos por la ciudad y decidir cuando asumir las pruebas, al alcance de nuestra mano estará poder jugar a un modo «Arcade» en el que será posible editar las pruebas a nuestro antojo y practicar sin presiones. Es más, para los que no gusten de vagar sin sentido por las calles, el juego nos dispone la opción «Siguiente carrera», en la que ni siquiera tendremos que elegir, sino que iremos siguiendo una automática línea de dificultad en los retos.

Para terminar todo este impresionante manjar jugable, hablaremos del modo online. En él, además de sentirnos cómodos en cuanto a conexiones y organización de las partidas, podremos jugar a todos los modos del título offline, más un apartado exclusivo para el uso en red llamado «Batalla». En dicho apartado existirán partidas en las que deberemos hacernos con zonas, ya sea sólos o en equipo, y las reglas variarán dependiendo de un modo u otro, dando lugar a divertidas ramas de una misma idea.

Impresiona comprobar que en dicho modo «Batalla» se han inluído diez gadgets que podremos utilizar para atacar a nuestros contrincantes o adquirir habilidades beneficiantes. Habrán protectores a modo de escudo, habilidades nitrosas, congelaciones al rival o invisivilidad. Ver esto puede resultar un tanto desencajante, pero al rato comprobamos que funciona bastante bien. A pesar de que tampoco promete una adicción prolongadísima, siempre es agradable echar una partida en la que las risas están garantizadas. Por supuesto el headset estará disponible en todo momento.

Para acabar mencionaremos la curiosa opción que nos permite vender nuestros vehículos o exponerlos para que los puntúe el resto de la comunidad. Además de la posibilidad de hacer fotos y almacenarlas en nuestro álbum o probar a conseguir los trofeos que estarán perfectamente disponibles para PS3.

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«Entre tú y yo»

Recordar al gran GTAIV jugando a este Midnight es algo automático. Algunos podrán reprocharme que compare ambas sagas más de lo necesario, pero si juegan a este título sabran de lo que hablo.

La sensación es extraña hasta el punto de que te descubres a ti mismo presionando el botón triángulo para bajar de tu coche y poder robar ese carrazo estacionado, o intentando atropellar a alguien a pesar de ser virtualmente imposible (son superpersonas capaces de esquivarte siempre, da igual como lo intentes). De repente te da por pensar que falta algo.

Pero la paciencia es la madre de todas las ciencias. Darle una oportunidad a este Midnight no es perder el tiempo, es ganar un aliado.

La idea es clara. Hemos cogido los recursos técnicos de GTAIV y hemos concentrado la jugabilidad en el culto a la velocidad extrema, el amor por los poderosos cacharros a motor y las actitudes tunning, Underground y rollos del estilo. Y no nos hemos quedado ahí, sino que recordamos lo bien que nos lo curramos en el número de posibilidades con GTAIV y os servimos algo a la altura.

Acabas teniendo la enorme certeza de que este juego no está hecho de desperdicios de «la gran saga», sino que es una variante tan válida y digna como cualquier otro producto y segrega esencia propia por los cuatro costados. Bien hecho, dignamente calculado y dispuesto a maravillar a la comunidad del motor, siendo también una buena propuesta para el resto de usuarios.

El juego tiene sus fallos. Técnicamente te deja satisfecho, pero no dejas de querer más y sabes que es posible mejorar pequeños defectos y plasmar mejores planos. Aún con esto satisface y complace como un buen exponente de la nueva generación, algo simplista en ocasiones, pero memorable en otras.

No os desesperéis al jugarlo. Es cierto que quizás se han pasado un poco con la dificultad. Completarlo es una tarea muy dura que invita de vez en cuando a tirar la toalla. Pero no hay mejor recompensa que el buen resultado de un empeño intenso. Ser paciente y mantener la concentración es vital.

Sin duda Midnight Club se está labrando su destino. Un destino ligado a los grandes títulos.

Sólo cabe esperar que Rockstar siga mimando a esta saga en el futuro y que la dote de una progresión positiva. Algo muy deseable teniendo en cuenta el presente.

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Conclusiones

Sin llegar a significar un producto de culto, sin perfilarse como un «vendeconsolas», ni provocar colas el dia de su lanzamiento, Midnight Club: Los Angeles sorprende por sus estupendas cualidades técnicas y su insuperable propuesta jugable.

Muchos más modos, más extensión, mayores atributos en la jugabilidad. La franquicia suma en progresión y Rockstar demuestra que sabe como hacer evolucionar favorablemente una idea básica, pero tremendamente efectiva gracias al trabajo duro en las oficinas.

Midnight Club ya es un sello que asegura calidad y dedicación. Una saga que mantiene su esencia Tunning, sus evidentes rasgos arcade y, a pesar de ello, no adolece de simplicidad y soporta el paso de los años con talento.

Certero y bien hecho. Divertido y variado. Con algunos defectos, pero una compra totalmente recomendable.

A favor

– Gran recreación de Los Angeles
– Buena cantidad de vehículos reales
– Insuperable número de opciones

En contra

– Algunos problemas con el framerate y la optimización
– Dificultad, en ocasiones, demasiado exigente

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