Metal Gear Rising: Revengeance – Jetstream Sam

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Sam acapara protagonismo en este desafiante contenido descargable
Por Sergio Melero 14 mayo, 2013

Metal Gear Solid Rising: Revengeance ha vertido todo tipo de opiniones a lo largo y ancho de la red, mucho más después de reivindicarse como uno de los hack’n’slash más destacables del momento. Y no estamos en una época caracterizada por la escasez absoluta en el género, pues la última producción de Platinum Games (bajo la licencia de Kojima Productions) ha tenido que codearse con títulos a la altura de DMC o God of War 3.

Para muchos, el último capítulo de una saga que (según los cánones) no debía abandonar el género del sigilo que exhibe como bandera interactiva, ha quedado por encima de las obras citadas y, por ende, ha pasado a ser uno de los títulos de acción más frenéticos y dinámicos del género.

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Para enfatizar su despliegue técnico y jugable, Konami quiere aprovechar el filón de la producción que nos ocupa para satisfacer la sed de acción de los fanáticos del género, con una serie de DLC que tornan jugables a una serie de antagonistas principales. El más importante da nombre al DLC Jetstream Sam, un compendio de nuevas escenas jugables donde tomamos el control de este espectacular samurai contemporáneo dopado hasta las cejas con implantes biomecánicos.

Básicamente, las novedades escénicas de Jetstream Sam radican en su protagonista, en un puñado de escenas cinemáticas donde aprenderemos de su filosofía y motivaciones, y de un planteamiento jugable donde visitaremos lugares de sobra conocidos, mientras nos enfrentamos a viejos rivales con un nivel de dificultad que haría palidecer al mismísimo Raiden.

Y es que ya el modo normal es todo un desafío. Controlando a Sam tendremos la oportunidad de realizar un doble salto, un nuevo y potente ataque que se desatará recargándolo durante breves instantes, y un buen cúmulo de combos visualmente más pesados y contundentes de lo habitual.

Todo ello se traduce en una resolución escénica vistosa, contundente y, como hemos dicho en el párrafo anterior, desafiante: esta vez protegernos de las acometidas de los rivales no será tan sencillo como en Rising, los enemigos se muestran mucho más duros y su tremenda agresividad (ya en el primer combate contra Blade Wolf sudaremos sangre) nos hará besar la lona mucho frecuentemente.

En los niveles más difíciles el DLC Jetstream Sam se convierte en un lluvia de ataques sin control que pocas veces podremos evitar: necesitaremos horas y horas de práctica para comprender el nuevo timing de movimientos y, poco a poco, derribar a nuestros enemigos haciendo gala de una combinación de botones perfecta y un buen uso del modo Katana (exacto, la posibilidad de ralentizar la acción para desmembrar a nuestros adversarios sigue acaparando gran protagonismo en Jetstream Sam).

Por desgracia, la sucesión de escenarios y enemigos de sobra por todos conocidos desmerece el resultado final de este DLC: no tardaremos en cansarnos al visitar una y otra vez emplazamientos que nos sabemos casi de memoria, mientras los ultra-potenciados enemigos, desafortunadamente, no cuenta con una revisión a nivel de diseño que los haga más atractivos.

Por otra parte, podremos desbloquear una serie de contenidos adicionales en forma de VR Missions mientras recorremos los escenarios. Deberemos localizar los ordenadores para desbloquearlas y poder enfrentarnos a sus desafíos en cualquier momento. Lo peor del asunto es que pocas de ellas ofrecen contenidos más allá de las típicas oleadas de enemigos que deberemos neutralizar.

Analizando su apartado técnico nos encontramos con ligeros cambios en las dinámicas visuales. Evidentemente, lo que más llama la atención reside en las nuevas animaciones de Sam: haciendo gala de una destreza samurai sin parangón, nuestro archienemigo se vuelve jugable por medio de fulminantes animaciones y unos movimientos de gran belleza estética. Huelga decir que su modelado sigue pareciéndonos un trabajo de notable factura, que se ve complementado por una recreación destacable de las distintas superficies metálicas que componen su cuerpo. Las animaciones faciales siguen los mismos cánones, aunque en determinados momentos la sincronización con los diálogos no sea perfecta. Afortunadamente, las expresiones enfatizan el carácter “chulesco” y desafiante del carismático Sam.



Con algún que otro enemigos exclusivo, un par de salas totalmente nuevas y VR Missions más inspiradas, estaríamos hablando de un excelente DLC dentro de su rango de precio. No obstante, la sensación de Deja Vu que respira repercute en la valoración final de Metal Gear Rising: Revengeance Jetstream Sam: recomendable pero no fundamental.

75
Jugabilidad: 8
Gráficos: 8
Sonido: 8
Satisfacción: 6

Análisis

Jetstream Sam no es un DLC que pasará a la historia, debido a que reutiliza buena parte de los contenidos del juego original y nos pone a los mandos de un personaje que, aunque presenta novedades jugables interesantes, no puede competir ni de lejos con el espectacular Raiden. No obstante, hemos de reconocer que su carisma interactivo tiene identidad propia, hecho que verifica el objetivo final del contenido: servir como complemento del juego aunque lo dejemos olvidado tras superar sus 2 horas de juego en alguna que otra ocasión.