Sagas como Mass Effect o Dragon Age han supuesto un antes y un después en los títulos de rol, pero desde hace unos años están «en dique seco», sin haber sacado una nueva entrega relevante que nos vuelva a enamorar como las de antaño.
En esta ocasión, Spiders ha querido rendir homenaje a estas grandes sagas y volver a traer un buen título de rol, pero sin querer suplantar a sus estudios creadores.
¿Ha conseguido este estudio llegar a la gloria en el género de rol con GreedFall? Dentro análisis.
A la conquista de un nuevo mundo
GreedFall deja a un lado la clásica adaptación de la ambientación medieval para centrarse en una ambientación de la Europa del siglo XVII, cosa que podemos ver en los ropajes de los personajes y en el mundo que nos rodea.
En esta aventura encarnamos a De Sardet, un miembro de la Congregación de Mercaderes quien, junto a su primo Constantine, se embarca a la salvaje isla de Teer Fradee, ya que Constantine ha sido nombrado gobernador de la misma.
Nuestra función al lado de nuestro primo es la de la diplomacia, por lo que deberemos interactuar con las diferentes facciones que se encuentran en la isla (desde los nativos hasta la propia «Inqusicion» de GreedFall, mientras que buscamos una cura para la malichor, una grave enfermedad que está asolando nuestras tierras.
Con esta premisa se abre ante nosotros un gran mundo para explorar, una inmensa cantidad de personajes que conocer y una historia llena de giros y sorpresas.
Tal y como estamos acostumbrados en este tipo de juego, debemos completar una serie de misiones principales y secundarias que nos obligarán a movernos por todo el mapeado de la isla, dividida en diferentes ciudades y secciones separadas por zonas neutrales.
La gran baza de GreedFall es precisamente nuestro rol dentro de la historia, es decir, la diplomacia.
Gracias a ella, podemos afrontar estas misiones de muchas maneras diferentes, ya que según nuestras estadísticas, las conversaciones que hayamos tenido con otros personajes o el conocimiento que tengamos acerca del tema que debemos tratar, tendremos más o menos posibilidades de conducir una misión.
Poniendo varios ejemplos: si tenemos carisma, podemos convencer a un personaje de no comenzar un enfrentamiento y que triunfe el diálogo; o si tenemos la habilidad de forzar cerraduras, podemos colarnos en una casa y robar un objeto clave, pero si no la tenemos tendremos que buscar la llave por los alrededores para poder abrir dicha puerta.
Por ello las decisiones que tomemos siempre cuentan, y nos permitirán forjar alianzas o enemistades con los distintos personajes que conozcamos en nuestra aventura, lo que influirá en el desarrollo de la historia.
De esta manera, conforme subimos de nivel podemos moldear a nuestro personaje según nuestras preferencias, apostando más por unas habilidades o por otras, lo que también influye no solo en las conversaciones o en la exploración sino también en el combate (la alquimia nos puede servir para crear una poción y dormir a unos guardias, pero también para crear bombas y pociones para ayudarnos en combate, por ejemplo).
Cuando la diplomacia no funciona
No todo en GreedFall es dialogar y convencer, ya que a veces las palabras no funcionan y toca tirar de espada para «convencer» a nuestros enemigos.
El combate de este título recuerda al de Assassin´s Creed Odyssey y Origins, utilizando diferentes tipos de armas blancas para atacar a nuestros enemigos a la vez que podemos asignar diferentes habilidades y comandos a otros botones, tales como el uso de trampas y pociones.
Así pues, atacar, contraatacar y esquivar será clave para desestabilizar, romper la armadura de nuestros enemigos y, finalmente, abatirlos en combate.
Además de esto, tenemos a nuestra disposición una pausa táctica con la que parar la acción para elegir cuál va a ser nuestro próximo movimiento o cambiar los comandos asignados.
De esta manera podemos atacar a un enemigo con nuestra espada, alejarnos mientras colocamos una trampa explosiva y, acto seguido, disparar nuestra arma de fuego para aplicar un gran daño, o envenenar a nuestros enemigos para acabar con ellos lentamente mientras mantenemos las distancias.
Como veis, las posibilidades son muchas y, conforme ganemos experiencia y subamos de nivel, podemos adquirir nuevas habilidades y talentos con los que aumentar aún más la diversidad de acciones que utilizar en combate.
Aun así el combate resulta algo tosco, y ejecutar según qué maniobras no es del todo preciso, por lo que debemos acostumbrarnos a ello si no queremos recibir algún que otro golpe indeseado porque el mando no responda con tanta rapidez a nuestros movimientos.
En todo momento podemos conformar nuestro grupo de viaje con los distintos personajes que vayamos conociendo y que se ofrezcan a ayudarnos.
Nuestra relación con ellos es dinámica en todo momento, y si les ayudamos en sus problemas mejorarán su relación con nosotros, llegando a influir en su forma de combatir e incluso en el devenir de las misiones en las que tengan protagonismo.
Su IA es un poco limitada, y a veces cometen ciertos errores tanto a la hora de recorrer el mundo como de combatir que resultan un tanto frustrantes, tales como quedarse congelados sin combatir o estancados en una zona del mapa.
Hablando de mapeado, las zonas son relativamente variadas, pero se sienten un tanto despobladas de elementos, ya que únicamente encontramos animales salvajes, forajidos que nos emboscarán al acercarnos y algún que otro cofre para recoger ítems, además de los campamentos con los que gestionar nuestro grupo y realizar viajes rápidos o caravanas con las que desplazarnos de una ciudad a otra a cambio de monedas.
La belleza de un territorio inexplorado
Gráficamente GreedFall utiliza una bonita paleta de colores para impregnar tanto sus ciudades como sus territorios salvajes de belleza salvaje, y aunque su apartado gráfico quizás se quede atrás respecto a otros títulos similares, el resultado final es bastante notable.
El diseño de los enemigos, sobre todo las grandes criaturas a modo de Bosses, son muy acertados y otorgan un punto de epicidad al título.
En lo que sí flaquea GreedFall es en ciertos errores de diseño, tales como el poppeo de los civiles en las ciudades o hasta de ciertos enemigos en las zonas neutrales que dan alguna que otra sorpresa.
Nuestro personaje se mueve de manera bastante torpe por los escenarios y muchas animaciones resultan algo toscas y artificiales, incluso hay ciertos momentos en los que podemos llegar a desesperarnos, al ver cómo nuestro personaje se queda trabado en un arbusto que no le llega ni a las rodillas pero que el título detecta como infranqueable.
Otra decisión quizás poco acertada es el uso de la brújula en lugar de un minimapa, ya que los escenarios de GreedFall tienden a ser muy laberínticos y llenos de caminos secundarios en lugar de zonas anchas y amplias, lo que provoca que dependamos todo el rato del uso del mapa en el menú para no escoger la ramificación equivocada a la hora de llegar a nuestro objetivo.
El apartado sonoro cumple con su cometido, y acompaña a la aventura a la perfección, ensalzando los combates y momentos más importantes y haciendo más amenos nuestros largos paseos entre zonas.